"Yo no tengo nada que ver con Mourao. Él tiene su vida política y yo tengo la mía", declaró claramente exaltado el presidente, frente a una pregunta de periodistas sobre la visible distancia que existe entre ambos desde hace meses.

El propio Mourao ha dicho en más de una ocasión que Bolsonaro ya no le incluye en sus reuniones de gabinete, que no conversan y que se entera "por la prensa" de muchas de las decisiones del Gobierno.

El distanciamiento comenzó a ser visible desde mediados de 2020, cuando Mourao criticó, aunque en forma velada, las agresivas políticas promovidas por Bolsonaro en la Amazonía y la actuación de algunos ministros.

En enero pasado, esa tensión se agravó cuando se supo que uno de los asesores de Mourao había hecho algunas consultas con diputados en relación a las decenas de pedidos de un juicio político con miras a la posible destitución de Bolsonaro recibidos por la Cámara Baja.

Tras ese episodio, el mandatario insinuó que, para las elecciones de 2022, en las que aspirará a renovar su mandato de cuatro años, se proponía buscar otro candidato a vicepresidente.

Desde entonces, casi no han sido vistos juntos y Mourao ya ha reconocido que el próximo año podría aspirar a un escaño en el Senado o simplemente abandonar la política.

En las elecciones de 2018, que llevaron al poder a Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército, Mourao, como general retirado, sirvió para reforzar el carácter marcadamente militar que el líder de la ultraderecha le imprimió a su candidatura.

El sector castrense tiene además un peso más que importante en el Gobierno, en el que la mitad de los ministros son militares.

Sin embargo, en los últimos meses han surgido algunas fisuras en las Fuerzas Armadas con relación al papel que deben cumplir en la política, las cuales fueron más evidentes en marzo pasado, cuando Bolsonaro, en un movimiento criticado por Mourao y otros militares, sustituyó a los jefes del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea.

El presidente nunca explicó esos cambios, que según la oposición fueron decididos con la clara intención de "politizar" a las Fuerzas Armadas e intentar arrastrarlas hacia movimientos antidemocráticos que promueven las bases más radicales del bolsonarismo.

Con información de EFE