Dentro del Partido Nacional “están más enojados” porque el exsenador Gustavo Penadés, imputado por varios delitos sexuales, “les mintió, que porque abusó de niños”, apuntó el presidente del Frente Amplio (FA), Fernando Pereira.

“El enojo no debería ser porque les mintió, o en todo caso ese debería ser un enojo personal; el enojo institucional, el enojo de los representantes de la política debería ser porque violentó a niños. La indignación por la mentira es una indignación lógica, pero es menor en relación a haber violado o haber pagado a niños para tener relaciones sexuales de contextos críticos”, manifestó Pereira en rueda de prensa este sábado, tras el plenario del FA.

Tras la imputación de Penadés, el Partido Nacional emitió un comunicado el pasado miércoles en el que manifestó el “máximo repudio, la más enérgica y tajante condena a quien perteneció a las filas” de la colectividad política. “Ante la investigación de Fiscalía y la actuación de la Justicia, quienes [el pasado martes 10] formalizaron por 22 delitos a Gustavo Penadés, el Partido Nacional declara: la total solidaridad con las víctimas y sus familias, con las que compartimos su dolor. El máximo repudio y la más enérgica y tajante condena a quien perteneció a las filas de un partido que rechaza y combate este tipo de conductas aberrantes”, reza el documento del Partido Nacional.

El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, expresó el pasado miércoles 11 —el día después de la imputación—: “De confirmarse en una sentencia esta situación, no es la persona que uno conoció”. Por su parte, el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, aseveró que sintió “dolor” y “traicion” de parte del exsenador, mientras que el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, señaló que “no le entra en la cabeza esta situación”.

Asimismo, al votar la expulsión de Penadés del senado, la legisladora nacionalista Graciela Bianchi resumió que “nunca se termina de conocer a las personas”.

Dentro del propio FA, se manifestó un “profundo pesar por la revictimización y por el daño generado” tanto por el propio exlegislador como “por quienes respaldaron al agresor y no a los denunciantes desde sus roles institucionales fundamentales en la protección de los derechos humanos”.