La Casa Blanca y los republicanos alcanzaron este sábado un “principio de acuerdo” para elevar el techo de deuda y evitar que Estados Unidos entre en suspensión de pagos, confirmaron el presidente Joe Biden y el líder de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy.
“Acabo de hablar por teléfono con el presidente. Después de que perdió el tiempo y se negó a negociar durante meses, hemos llegado a un principio de acuerdo que es digno del pueblo estadounidense”, adelantó McCarthy en un mensaje a través de redes sociales.
Minutos después, en una breve comparecencia ante la prensa, el republicano aseguró que el acuerdo recoge una “histórica” reducción del gasto público y reformas que “sacarán a las personas de la pobreza y las incorporará a la fuerza laboral”.
Además recalcó que no contiene nuevos impuestos ni nuevos programas del gobierno.
“Tenemos todavía mucho trabajo que hacer esta noche para acabar todo el texto” del acuerdo, advirtió el líder de los republicanos en el Congreso, quien no quiso responder a las preguntas de la prensa porque primero quería contarles a los legisladores de su partido los detalles del preacuerdo, contó.
McCarthy detalló que los legisladores continuarán con la redacción del proyecto de ley en la noche del sábado. Tras esto lo consultará con la Casa Blanca, y hablará con Biden durante el domingo antes de publicar el texto, que se votará el miércoles 31.
Una hora después de la comparecencia de McCarthy, el presidente Biden publicó un comunicado en el que reconoció que el principio de acuerdo contiene concesiones de los demócratas, pero mantiene las “prioridades clave” de su Gobierno.
“El acuerdo representa un compromiso, lo que significa que no todos obtienen lo que quieren. Esa es la responsabilidad de gobernar”, afirmó.
Sin embargo, añadió, el acuerdo “protege” sus “prioridades clave” y “los logros legislativos de los demócratas del Congreso”.
“Es un importante paso adelante que reduce el gasto mientras protege programas críticos para los trabajadores y hace crecer la economía para todos”, añadió Biden.
El mandatario confirmó que los equipos de negociación de ambos partidos tienen la tarea de finalizar el texto legislativo, que será votado tanto en la Cámara de Representantes (controlada por los republicanos) como en el Senado (controlada por los demócratas). “Insto encarecidamente a ambas cámaras a que aprueben el acuerdo de inmediato”, concluyó.
El preacuerdo se produce un día después de que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, actualizara al 5 de junio su estimación de la fecha límite después de la cual el país podría verse abocado a una suspensión de pagos.
El límite de deuda es la cantidad total de dinero que el Gobierno de los Estados Unidos está autorizado a pedir prestado para cumplir con sus obligaciones legales existentes y poder pagar los beneficios del Seguro Social y Medicare, los salarios militares, los intereses sobre la deuda nacional, los reembolsos de impuestos y otros pagos.
Cada cierto tiempo, Estados Unidos se asoma al impago de la deuda nacional porque, a diferencia de otros países, el Gobierno solo puede emitir deuda hasta el límite establecido por el Congreso, que tiene el poder de elevar ese techo según crea conveniente.
El país alcanzó el pasado 19 de enero su límite de deuda legal de 31,4 billones de dólares, lo que llevó al Departamento del Tesoro a recurrir desde entonces a medidas extraordinarias para pagar las cuentas.
Cuando se finalice el acuerdo y se apruebe en las cámaras se pondrá fin a un periodo de fuerte confrontación entre demócratas y republicanos, que llevaban meses intentando sin éxito acercar posturas sobre este tema.
Biden se ha mostrado estos meses tajante a hacer concesiones acusando a “los republicanos Maga en el Congreso”, en referencia a los legisladores más radicales del partido que siguen al expresidente Donald Trump (2017-2021), de amenazar el progreso del país con demandas “completamente” inaceptables.
Sin embargo, las negociaciones se intensificaron en las últimas semanas, ante la cercanía de la fecha límite, una urgencia que llevó al presidente Biden a regresar antes de su viaje a Japón a la cumbre del G7.
Instituciones como la Reserva Federal (Fed) han alertado estos meses sobre los riesgos de no elevar el techo de deuda. No hacerlo, advirtió recientemente su presidente, Jerome Powell, “no tendría precedentes” y “estaríamos en un territorio desconocido” cuyas consecuencias “serían muy inciertas”.
También organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han estado alertando sobre la necesidad urgente de que el Congreso actúe ya que, de no hacerlo, habrá “graves repercusiones” tanto para la economía estadounidense como a nivel global.
EFE.
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