Por Joaquín Symonds
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El subdirector ejecutivo de la Policía Nacional, Jorge Berriel, es reconocido por sus allegados por ser cauto al hablar y manejar un tono pasivo. Hay quienes dicen que es difícil imaginarse enojado a Berriel, porque no suele levantar la voz y siempre habla por lo bajo. Hoy es uno de los jerarcas policiales investigados por su vínculo con el exjefe de la custodia presidencial Alejandro Astesiano.
Berriel era una persona de la confianza del fallecido ministro del Interior Jorge Larrañaga. En el 2003 se retiró de la Policía Nacional y meses después se acercó a Larrañaga, que por aquel entonces se encaminaba a ser precandidato a la Presidencia de la República por el Partido Nacional.
Con una relación bastante cercana y fluida, el exministro decidió que Berriel pasara a integrar su equipo de seguridad y trabajar junto a él en varias actividades. Cuando el presidente Luis Lacalle Pou nombró al entonces líder de Alianza Nacional como secretario de Estado, Berriel pasó a ocupar el cargo de subdirector ejecutivo, inspirándose sobre todo en su trayectoria y el buen relacionamiento que tenía con los efectivos policiales, contaron fuentes políticas a Montevideo Portal.
El círculo íntimo de Berriel asegura que el jerarca policial no tiene ninguna responsabilidad y no fue parte de tráfico de influencias, una figura delictiva que la fiscal del caso Astesiano, Gabriela Fossati, está intentando probar. Esto se da tras la divulgación de conversaciones que mantuvo Berriel con Astesiano, en las que el excustodio le pregunta al jerarca por información sobre un viaje que hizo la esposa y expareja del presidente Lacalle, Lorena Ponce de León.
Ponce de León declaró este jueves y aseguró en la audiencia ante Fossati que no sintió sus derechos vulnerados, por lo que la fiscal entendió que no fue víctima de violencia de género y tampoco violentada.
De todas maneras, la fiscal mantiene abiertas otras líneas de investigación vinculadas al excustodio, que está en prisión imputado por tres delitos.
En diálogo con Montevideo Portal, Berriel sostuvo que el relacionamiento con Astesiano era nada más que profesional. Si bien reconoció que “hacían chistes de vez en cuando”, argumentó “cae de maduro” que la seguridad de Presidencia “deba estar en comunicación con la Policía Nacional”.
Al igual que han hecho algunos jerarcas del Ministerio del Interior, Berriel explicó que las comunicaciones con Astesiano están amparadas en el decreto 16/006 del año 2006 que regula las potestades que tiene el jefe de la custodia presidencial. “Si te fijás ahí, es completamente amplio”, agregó al respecto.
La reunión
En el entorno político de Larrañaga no cayó nada bien que el abogado defensor de Berriel, Andrés Ojeda, haya dicho que el jerarca policial estaba cumpliendo órdenes que el fallecido ministro dio en el marco de una reunión que mantuvieron con Astesiano.
Fuentes de Fiscalía contaron que en la audiencia, Ojeda reparó que no estaba dentro de sus objetivos “tirarle la responsabilidad” a nadie, pero simplemente quería dejar claro que es “una obviedad que un cargo como el de Berriel tiene que tener vínculo con el jefe de la custodia presidencial”.
Ese encuentro, en el que Astesiano y Berriel se conocieron, no duró mucho más de una hora. El fin era que intercambiaran los teléfonos y se vieran las caras, lo que sería —según Berriel— el comienzo de ese vínculo profesional. “Nada más que eso”, sentenció.
El jerarca está de licencia reglamentaria, la que tomó a raíz de que se difundieran los chats que lo vinculan con Astesiano.
Por Joaquín Symonds
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