Por Federico Pereira
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En agosto Guatemala deberá definir, en segunda vuelta, quién sucederá al presidente Alejandro Giammattei. Así lo estableció el pasado domingo la ciudadanía, cuando, en unos comicios nacionales en los que se llegó al 60,43% de la participación, ninguno de los candidatos alcanzó las mayorías necesarias para gobernar.
Guatemala tiene una población que supera los 17 millones, de los cuales 9.356.796 están habilitados a votar. De ese tanto, solo 5.490.240 personas votaron y algunos de esos, 868.124 ciudadanos (15,78%), se decantaron por la ex primera dama Sandra Torres, que junto a su partido, el centrista Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), entró primera en la carrera al balotaje. En comparación, la suma entre los votos en blanco y los nulos fueron más de 1.300.000.
Y en medio de todo eso, un uruguayo.
El segundo candidato en votos fue Bernardo Arévalo de León, líder del Movimiento Semilla, con el que logró 649.080 votos (11,80%) y un lugar en la contienda de agosto.
El político, que se autodefine como socialdemócrata, no nació en el país que busca gobernar. A diferencia de lo que sucede con lo estipulado por la Constitución uruguaya, que reza que el presidente debe ser ciudadano natural, para ser primer mandatario de Guatemala se debe ser “guatemalteco de origen”.
Y Arévalo no llegó al mundo en Ciudad de Guatemala, ni en Antigua, ni en Quetzaltenango. Nació más al sur, en Montevideo, un 7 de octubre de 1958.
Oriental, casi de casualidad
Por aquellos tiempos, su padre, el expresidente guatemalteco Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951) se encontraba viviendo en Uruguay, mientras en su país se sucedían los golpes de estado y juntas militares que sacaron y sucedieron a su aliado político, el coronel Jacobo Árbenz Guzmán (1951-1954).
Impulsado por el Frente Popular Libertador y el Partido Renovación Nacional, Arévalo —docente de profesión— fue electo en las primeras elecciones libres en el país, tras la llamada Revolución de 1944, que derrocó al régimen de facto de Federico Ponce Valdéz. Su administración fue conocida como el “Primer gobierno de la revolución”, se opuso a la omnipotente United Fruit Company e impulsó reformas que luego sus opositores utilizaron para categorizarlo, junto a su sucesor, de “comunistas”.
Tras recibir de sus manos el gobierno, Árbenz lo nombró embajador en Chile, país donde Arévalo inició su gira latinoamericana y europea que luego se extendería por sucesivos procesos antidemocráticos en su país.
En Santiago se quedó hasta 1958, cuando vino a Uruguay, donde lo recibió Árbenz junto a su familia, ya en el exilio. En ese tiempo en el que Montevideo fue el refugio de los dos presidentes de la llamada “primavera democrática”.
Aquí tuvo, con su segunda esposa, Margarita de León, a su hijo Bernardo.
Árbenz luego se iría a México, donde murió, aún en su exilio en 1971. Cuando Bernardo aún tenía dos años, la familia se fue a Venezuela, país del que Arévalo padre había recibido la oferta de ser profesor universitario y desde donde se dedicó a escribir varias obras y ensayos, en los que criticaba tanto al presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower como al recién asumido Fidel Castro. Luego pasaron por México y Francia y los Arévalo pudieron recién volver a Guatemala a mediados de los años 1970.
“Nací durante el exilio de mis padres, Juan José Arévalo y Margarita de León. De mis padres heredé el amor por Guatemala y la fuerza para luchar sin descanso”, dice Arévalo hijo hoy en uno de los spots de su campaña electoral.
Ya nos levantamos alguna vez. Podemos hacerlo de nuevo.
— Bernardo Arévalo de León ?? (@BArevalodeLeon) March 28, 2023
Por eso estoy aquí. pic.twitter.com/CIG7INiawp
La carrera de Bernardo
Graduado en sociología de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Bernardo Arévalo ingresó al cuerpo diplomático del Ministerio de Relaciones Exteriores, del que llegó a ser viceministro en la presidencia de Ramiro de León (1993-1996), quien luego lo nombró embajador en España por un año.
Tras más de una década desempeñando cargos en la academia y el sector privado, en 2015, en medio de las manifestaciones que exigían (y lograron) la renuncia del presidente Otto Pérez Molina (2012-2015) comenzó a formar un grupo junto a varios intelectuales que luego se transformaría en su partido político, el Movimiento Semilla.
Con él compitió en las elecciones de 2019 y alcanzó un escaño como diputado del Congreso guatemalteco. En la escena política de su país, Arévalo es conocido como el tío Bernie, en referencia a las similitudes ideológicas que tiene con el senador demócrata estadounidense Bernie Sanders.
En enero de 2023, su partido definió impulsar la fórmula integrada por él y por la química y socióloga Karin Herrera para las elecciones presidenciales, esas en las que obtuvo 600 mil votos que le posibilitaron soñar con ocupar el cargo que su padre ostentó hace 70 años.
Para ello deberá enfrentarse con Torres, exesposa del expresidente Álvaro Colom (2008-2012), en unas elecciones en las que el bajo porcentaje de apoyos recibido por cada uno de los 22 candidatos presidenciales evitan que los expertos se decanten con firmeza por una u otra opción de cara al balotaje.
De hecho, Arévalo sorprendió a los encuestadores, que previo a la jornada del domingo le daban un séptimo u octavo puesto en la lista de contendientes. “Gracias a todos quienes con fe en el futuro y confianza en su corazón depositaron en nosotros su voto de confianza”, dijo el domingo el político que podría convertirse en el primer presidente uruguayo de Guatemala.
Gracias a todos quienes con fe en el futuro y confianza en su corazón depositaron en nosotros su voto de confianza.
— Bernardo Arévalo de León ?? (@BArevalodeLeon) June 27, 2023
¡No les vamos a fallar! ?? pic.twitter.com/SQwEoViACt
Por Federico Pereira
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