Durante los últimos días se han acumulado las reservas telefónicas de ciudadanos ansiosos de comer fuera, especialmente en un día festivo como hoy, Lunes de Pascua.
Muchos restauradores señalaban a los medios locales que las reservas están agotadas para toda la semana, habida cuenta de que la disponibilidad de mesas es limitada por las restricciones aún vigentes.
Los establecimientos solo podrán servir a sus clientes en la terraza, algo que prohíbe la apertura de un buen número de restaurantes que no disponen de plazas al aire libre.
Cada mesa puede reunir a un máximo de seis comensales y la distancia entre dos mesas debe ser de al menos 90 centímetros, o 1,80 metros si hay sillas entre las dos mesas.
Además, los bares y restaurantes deberán cerrar a las 22.45 horas, un cuarto de hora antes de la entrada en vigor del toque de queda.
"Estamos contentos de poder abrir tras seis meses de cierre pero hay muchos problemas que no tienen solución fácil", comentó a Efe el presidente de la Federación Nacional de Restauradores y Cafeteros, Yorgos Kavazás.
Según Kavazás, será muy difícil para las empresas mantener el personal que tenían antes del cierre, a causa de la reducción drástica de las mesas que imponen las condiciones de apertura.
El presidente de los restauradores destacó que el cierre a las 22.45 puede ser fatal para miles de empresas del sector.
Durante el periodo de clausura los restauradores no tuvieron que pagar la mayor parte de su alquiler mensual. Concretamente, desde enero la reducción fue del 80 % del coste mensual, de los cuales el 60 % lo asumió el Estado, mientras que el 20 % restante lo debía asumir el arrendador.
Además, el Gobierno concedió a los trabajadores del sector que tuvieron que cesar una ayuda mensual de 534 euros al mes, asumió sus cotizaciones a la Seguridad Social, y obligó a los arrendadores a reducir el 60 % del coste de la vivienda de estas personas.
Uno de los grandes problemas que surgen ahora es, según Kavazás, que alrededor de la mitad de las empresas no tienen liquidez, y por tanto, no puede abrir.
El Gobierno decidió desbloquear 330 millones de fondos europeos para ofrecer esa liquidez necesaria, lo que ayudará mucho, según Kavazás, si bien ese dinero no estará disponible antes del 10 de mayo.
"Las consecuencias reales de ese cierre semestral se verán con claridad al final del verano", dijo a Efe Manolis Jristidis, propietario de un restaurante en Atenas.
Según Jristidis, ante las restricciones de funcionamiento es previsible que miles de empresas no puedan cubrir sus gastos y se vean obligadas a reducir drásticamente su personal e, incluso, a cerrar definitivamente.
La solución para evitar un recorte drástico de la mano de obra en un sector que cuenta con 400.000 trabajadores -un poco menos del 20 % de los asalariados- es, según Kavazás, que el Estado siga subvencionando las cotizaciones del personal durante un tiempo, aún después de reabrir los establecimientos.
Con información de EFE
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