En el noreste de Ucrania, un preescolar fue golpeado en la mañana del 25 de febrero con municiones en racimo —ampliamente prohibidas— mientras algunos civiles se refugiaban en su interior. Esto dejó como saldo tres muertos, uno de ellos un niño, y otro infante herido, según informó este domingo Amnistía Internacional.
El ataque "parece haber sido llevado a cabo" por fuerzas rusas que estaban operando cerca del edificio, expresa un comunicado del mencionado movimiento global.
Amnistía Internacional confirmó, en esta línea, que un cohete Uragan de 220 mm arrojó municiones en racimo sobre la guardería y el jardín de infancia de Sonechko, en la localidad de Okhtyrka, en el óblast de Sumy, donde la población local buscaba protegerse de los combates.
El ataque "puede constituir un crimen de guerra", subraya la ONG.
“No hay justificación posible para arrojar municiones en racimo en áreas pobladas, y mucho menos cerca de una escuela”, dijo Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional. “Este ataque por parte de Rusia tiene todas las características del uso de esta arma intrínsecamente indiscriminada y prohibida internacionalmente, y muestra un flagrante desprecio por la vida civil”, añadió.
El ataque viola la prohibición de ataques indiscriminados y, además, dañó una escuela, una estructura con derecho legal a protección especial. En virtud de la Convención sobre Municiones en Racimo de 2008 (un tratado respaldado por más de 100 estados, pero al que Ucrania y Rusia no se han adherido), el uso, desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento y transferencia de municiones en racimo está prohibido en todas las circunstancias, insiste el organismo. El uso de este tipo de armas está prohibido, además, por el derecho internacional humanitario consuetudinario.
“Me revuelve el estómago ver un ataque indiscriminado contra un jardín de infantes donde los civiles buscan refugio. Simple y llanamente, esto debería investigarse como un crimen de guerra”, sentenció Callamard.