Por Nicolás Delgado
NicoDelgadoSan
Danilo Astori cumple este sábado 82 años y, desde su casa, contó que prepara su regreso al Senado con fisioterapia para recuperarse de “las deficiencias en el comportamiento físico que todavía” tiene.
El líder de Asamblea Uruguay, la lista 2121, habló en Punto de Encuentro de radio Universal y con Montevideo Portal sobre las medidas que el presidente Luis Lacalle Pou anunció el lunes en Torre Ejecutiva, donde estuvo acompañado por los ministros Azucena Arbeleche y Pablo Mieres, y por el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie.
Para “preservar el poder adquisitivo de trabajadores y jubilados” se otorgará a partir de julio “un aumento adicional de 3% a todas las jubilaciones y pensiones” y “en lo que respecta a los funcionarios públicos, se resuelve otorgar un aumento salarial adicional del 2% (administración central, organismos del artículo 220 y 221 de la Constitución)”, informó Presidencia el lunes en un comunicado difundido tras la conferencia de prensa.
Astori habló sobre estas medidas y el anuncio, sobre la habilitación de la venta fraccionada de alimentos en almacenes de Canelones y Montevideo, y sobre el actual escenario político, entre otros asuntos.
¿Qué le parecen las medidas anunciadas el lunes por el gobierno?
Empezaría por señalar algunas situaciones paradojales, porque el gobierno ha anunciado medidas que contradicen su propia visión de la política económica del país, recurriendo a incrementos salariales que tienen efectos fiscales importantes. Justamente por esa razón he visto reacciones contrarias de parte de quienes comparten la política económica del gobierno, como por ejemplo algunos analistas que están identificados con ella, algunos empresarios que se han visto sorprendidos por esta propuesta, porque va en sentido diverso al contenido y a los fundamentos de la política económica oficial, la del gobierno.
Por nuestra parte, que tenemos una visión diferente de la política económica, observamos que tiene que ser bien recibida una actitud que se preocupe por los que más están sufriendo, sobre todo niños que formando parte de esos sectores que más están sufriendo han pagado un precio muy alto en los últimos tiempos.
Desde nuestra perspectiva, las medidas que anunció el presidente, y que luego comentó en algunas apariciones posteriores, son absolutamente insuficientes, totalmente insuficientes, y además ignora aspectos fundamentales. Por ejemplo, el poder adquisitivo de los ingresos de la gente, poniendo especial atención en los que más han sufrido, viene cayendo desde 2020-2021, ha seguido cayendo durante lo que va de 2022, y se anuncian aumentos muy modestísimos que además no se interpreta bien si son un adelanto a cuenta de lo que se va a disponer a principios del año que viene, como es normal, o si realmente se agregan o se suman a los que se habían decretado a principios de este año 2022.
El presidente en la conferencia de prensa dijo “hago una cuenta de almacenero y sumo lo que ya dimos, alrededor de 7%, más este 2% o 3% y ya estoy en un salario real positivo”. Eso es un error muy grande por varias razones: los poderes adquisitivos de los ingresos de la gente no son puntos en el tiempo; generan efectos en el tiempo. Entonces, considerar los incrementos salariales, o las modificaciones salariales, en un punto determinado del tiempo ignora que durante todo el transcurso del deterioro de ese salario se produjeron efectos, efectos que pueden haber sido dañinos y muy profundos. Vuelvo a repetir: me preocupa especialmente la afectación a los niños, a la gente de menor edad, como parte de los sectores indigentes, los que están pagando precios muy altos.
¿Cómo puede impactar este ajuste de salarios públicos y jubilaciones en la inflación?
Este ajuste salarial en particular en la inflación, por su escasa importancia, la de los aumentos salariales, y por su ubicación en el tiempo [rige desde julio de 2022], no creo que tenga efectos muy importantes sobre la inflación. Los efectos sobre la inflación vienen en parte de afuera y en parte por una política económica que practica, en el caso de la política monetaria el Banco Central, que yo no comparto.
Los factores internacionales están muy claros. Hay una situación de precios excepcionales para los productos que exporta Uruguay, como la soja, el arroz, el trigo, la leche, la carne, que han llegado a límites extraordinariamente importantes: tenemos una tonelada de carne a US$ 5.000 en el mercado internacional. Y así podríamos seguir con cada uno de los precios de los productos exportables del país y obviamente no hay manera de evitar que eso se transmita a los precios internos, porque si los productores uruguayos están obteniendo esos precios en el mercado internacional obviamente no van a vender a menos precio en el mercado interno. Esos niveles muy altos de precios internacionales se nivelan con los internos, lo que significa que los internos suben.
Por otra parte, a ello hay que agregar la desgracia que está viviendo Ucrania, la invasión de Rusia, la política criminal de Rusia en Ucrania, que también tiene efectos muy importantes desde el punto de vista de los precios, dadas las importantes contribuciones que hace Ucrania en el comercio de algunos productos energéticos, que hoy están escaseando y presionando sobre los precios.
Y por otro lado hay factores internos. El Banco Central está siguiendo una política de alza en las tasas de interés, que es un encarecimiento del dinero, y no ha tenido efecto sobre la disminución de la inflación, al contrario: la inflación desde el punto de vista de vincularla a factores internos ha permanecido y la tendencia que está mostrando es al crecimiento. Y mientras tanto el Banco Central, practicando esta política de alza en las tasas de interés y encareciendo el dinero, no solo no baja la inflación, sino que además genera efectos depresivos sobre la producción, porque el dinero está más caro, cuesta más iniciar o reiniciar o sustentar actividades productivas, y eso también es factor inflacionario. O sea, actuar así hace que la inflación pierda un poco su carácter de fenómeno monetario para convertirse en un fenómeno de carácter productivo y de accionar negativo.
¿Qué medidas podría tomar el gobierno para fortalecer el poder adquisitivo y contener la inflación?
Nosotros ensayamos algunos instrumentos durante nuestro gobierno que nos dieron resultado. Uno que quiero mencionar son los acuerdos de precios con los formadores de precios, y particularmente con los supermercados, conformando canastas de productos básicos, que tiene mucho que ver con la inflación, y que podrían ser objeto de acuerdos de precios que, por un período determinado y “acotable”, pudieran fijarse a niveles que eviten que la inflación siga subiendo.
Otro instrumento que creo que está bien que haya sido usado y que hay que seguir usando es el de los estímulos impositivos. Por ejemplo, se ha eximido del pago de IVA en comercios de determinados productos que integran esa canasta básica y creo que es una medida que hay que apoyar porque también contribuye por una vía más sana a la contención de la inflación.
Al mismo tiempo quisiera señalar que hay que analizar correctamente cómo impacta este estímulo impositivo en cada uno de los productos o de los elementos que componen la canasta básica para ir evaluando sus efectos en el tiempo y por lo tanto tener en cuenta también el efecto fiscal que puede tener una medida de este tipo.
Son ejemplos de medidas que se pueden tomar y que son diferentes y, a mi juicio, más efectivas sobre el combate a la inflación, que hasta ahora no ha tenido éxito en el país. Más bien lo que cabe esperar es crecimiento de esa inflación en los tiempos que vendrán, lo que es muy malo, porque si al deterioro del poder adquisitivo se agrega más inflación, obviamente habrá más deterioro de los poderes adquisitivos y más efectos negativos sobre las condiciones de vida de la gente.
Esta situación que estamos viviendo y la manera en que está siendo tratada no es equitativa desde el punto de vista social.
Por otra parte, el tema visto desde el punto de vista empresarial, otro instrumento que practicamos desde nuestro gobierno y que no ha sido practicado en este, es diferenciar situaciones. Por ejemplo: el presidente ha anunciado que se va a sugerir en el Consejo Superior Tripartito de la negociación salarial, que las empresas, el sector privado, contribuya a las medidas que propone el gobierno, como una especie de exhortación, y no de obligación, pero sería mucho más fácil agregar a esta exhortación, la conformación de grupos de empresas según las situaciones en que están.
Nosotros habíamos encarado las rondas de Consejos de Salarios conformando tres grupos de empresas: unas empresas que tenían una buena situación; unas empresas que tenían una muy mala situación y que no soportaban medidas de este tipo que estamos comentando, incluyendo las micro, pequeñas y medianas empresas, que son las que tienen menos poder de defensa en estos términos; y un sector intermedio, que no estaba en unas condiciones holgadas pero tampoco estaba en una condición deprimente, como lo están varias empresas, y sobre todo micro, pequeñas y medianas empresas.
El uso de una clasificación de este tipo y naturalmente de un tratamiento diferente en cada uno de los grupos, como los que mencioné, ayuda también a lograr los objetivos que nos estamos proponiendo.
¿A cuánto estima que puede llegar la inflación a fin de año?
No tengo un número preciso para pronosticar un nivel de inflación, pero va a estar por encima quizá del 10% que es una especie de límite mítico en cuanto a los últimos años de la vida del país. Uruguay tuvo una época, hace tiempo, en que se había acostumbrado a tener inflaciones muy altas. Recuerdo a importantes dirigentes políticos, y estoy hablando de hace décadas, decir que Uruguay podía convivir con un 50% o 60% de inflación. Hoy eso es inconcebible. El país se acostumbró, por suerte, a niveles de política económica, a tener inflaciones que están por debajo del 10%.
Pero yo ahora creo que, por las razones que estuve exponiendo, ese número que era una especie de límite simbólico entre algo que se puede manejar y algo preocupante se puede trascender en estas condiciones y superar el 10%.
¿Subir el salario de forma uniforme a todos los funcionarios públicos como propone el gobierno es justo o debería haber un tope a los sueldos más altos?
Yo creo que hay que diferenciar también desde ese punto de vista. El gobierno lo intentó cuando aumentó la carga tributaria de los salarios públicos más altos: lo hizo en dos oportunidades en el pasado. Creo que fueron medidas que resultaron bien recibidas por la población.
En estas circunstancias que estamos viviendo ahora también la diferenciación de ese tipo, de modo de ser más equitativos en la distribución de la carga que recae sobre la población sería bien recibida.
¿Qué puede haber pesado para que el gobierno tomara estas decisiones?
En la decisión del gobierno puede haber pesado un conjunto de factores partidarios también, porque por ejemplo al gobierno estas medidas anunciadas creo que le vienen bien para ajustar más el funcionamiento de la coalición, donde sobre estos puntos hay evidentes contradicciones y discusiones. El gobierno una de las cosas que buscó con estas medidas fue ajustar el funcionamiento de la coalición y fortalecerlo.
Por otra parte, con respecto a la sociedad en su conjunto buscar simpatía política, adhesión a las medidas que se toman.
En el marco de la presión inflacionaria, la intendencia de Canelones primero y la de Montevideo después habilitaron la venta fraccionada de alimentos en pequeñas superficies, lo que será analizado por el Congreso de Intendentes. ¿Qué le pareció esa medida?
Me parece que es una medida que ayuda al pequeño negocio, que ya lo venía haciendo además de hecho, sobre todo en el interior del país, y que permite la subsistencia de mucho pequeño emprendimiento que está en la cuerda floja a punto de reventar. Ahora, no sería sincero si no diría también que me preocupa el fraccionamiento y su funcionamiento desde el punto de vista de la calidad de los alimentos y los efectos sanitarios sobre la población. Eso puede ayudar a alguna gente que está al borde del colapso, pero también tengamos en cuenta que este es un camino que puede comprometer aspectos fundamentales de la condición humana.
¿Cómo visualiza el escenario político de lo próximos dos años, tras un referéndum en el que el gobierno logró confirmar su ley más importante?
El escenario político muestra claramente la confrontación entre dos visiones del país. Hoy puse en esta conversación el acento en los temas económicos y sociales. Ahora, a mí me parece que esas dos visiones son generales. Hay quien dice que siempre existieron, como por ejemplo el doctor Sanguinetti. A mí me parece que ahora en la fase previa e inmediatamente posterior a la votación del referéndum se ha agudizado un poco ese enfrentamiento y al mismo tiempo surgen también problemas en la coalición de gobierno, donde veo que hay algunos sectores que discrepan sistemáticamente casi con muchas de las medidas que se toman, particularmente en el campo económico y social, pienso en Cabildo Abierto pero también pienso en algunos sectores del Partido Colorado que en los últimos días han manifestado sus discrepancias y diferencia con algunas decisiones.
Naturalmente, del otro lado estamos los frenteamplistas que también tenemos que hacer nuestra autocrítica, una autocrítica ideológica en el sentido de mirar lejos hacia adelante, qué queremos hacer con el país, qué queremos promover en el país y por qué país queremos trabajar, una renovación orgánica del funcionamiento del Frente Amplio, que muchas veces no permite - además de la discusión natural de ideas que hay en toda fuerza política - tener en cuenta todas las contribuciones que los distintos sectores podemos hacer. Y eso necesita de una renovación orgánica importante, que no tenemos.
Y por supuesto también una renovación generacional. Hay que inyectar juventud en las esferas de conducción de la fuerza política, y no juventud solo intelectualmente, sino también desde el punto de vista ideológico y de alcanzar niveles de conducta política relevantes.
Entonces, creo
que eso también hace su aporte a esa confrontación de dos visiones del país,
que estará presente, porque estamos viendo que las conductas políticas que ponen
por delante o como prioritarias los objetivos o las instancias electorales
siguen teniendo mucha fuerza en el país. Hay muy poco aporte que desinteresadamente piense en cómo transformar positivamente el Uruguay, y en cambio se concentra en intereses o en objetivos electorales, ya pensando en 2024.
Ustedes verán, como periodistas, que el espacio y el lugar que se le da a la especulación sobre los temas electorales en el país sigue vigente y creciendo. Ayer escuché a uno que tiene que ver con la posible reelección del presidente de la república; con eso digo todo. Estos son problemas que tenemos y que tenemos que resolver, pensando sobre todo en qué es lo que hace sostenible a la democracia uruguaya.
No quiero ser meramente crítico. También creo mucho en las instituciones uruguayas. Creo que Uruguay es un ejemplo internacional desde este punto de vista y tiene que hacer esfuerzos por mantener esa estatura que tantos dirigentes y militantes del Uruguay fueron conformando durante tanto tiempo.
Tenemos cosas que mejorar, pero también tenemos un capital institucional muy importante y eso hay que cuidarlo como una joya preciosa.
¿Cuándo debería activar el Frente Amplio esa renovación orgánica? Recuerdo en febrero de 2019, al inicio de la campaña electoral rumbo a las internas, a Mario Bergara planteando el tema.
Y a nosotros desde bastante antes que eso. Cuando digo nosotros me refiero a Asamblea Uruguay y al trabajo político que me ha tocado hacer en el gobierno, tanto en el ministerio como en la vicepresidencia, y en eso coincidimos con Bergara. Tenemos por esa razón un trabajo conjunto en Convocatoria [Seregnista-Progresistas] y uno de los fines de Convocatoria Seregnista es contribuir a esa renovación orgánica. A la pregunta de cuándo debería ser, cuándo debió haber sido, contesto yo, porque estamos muy atrasados en el comienzo de esta tarea de autocrítica y renovación.
El Frente Amplio tiene dos candidatos posibles que son los intendentes de Montevideo y Canelones. ¿Hasta qué momento deberían trabajar en la intendencia y en qué momento deberían dar el paso y decidir si van a ser candidatos a presidentes o no?
Yo prefiero que estén concentrados en este momento ellos, los mencionados en la pregunta u otros que puedan surgir, porque no me quiero pronunciar por ninguno, que estén concentrados al máximo para las tareas para las que fueron designados.
El senador Guido Manini Ríos usó un neologismo durante uno de los debates por la LUC que fue “astoribergarismo”, una palabra que trascendió al debate y de la que se habló por un tiempo. ¿Cómo recibió ese neologismo?
Como una ironía que pretende criticar a nuestras posiciones, pero también como una especie de afirmación verdadera, porque con Mario Bergara - desde hace tiempo, no de ahora - tenemos una sintonía política total, pensamos igual; puede haber alguna excepción pequeña, pero en las grandes líneas de la conducta política jugamos de memoria. Entonces el término “astoribergarismo” también tiene su contacto con la realidad.
Lo dijo para adoptar una actitud crítica hacia nosotros y usó el terreno irónico para hacerlo. Pero nosotros no vamos contestar con una respuesta del tipo de “maninilacallismo” porque no sería un aporte positivo para la discusión política.
¿Tiene previsto volver al Senado?
Sí, sí. Estoy tratando de recuperarme cuanto antes de las deficiencias en el comportamiento físico que tengo todavía. Falta muy poco, porque hace tiempo que estoy haciendo fisioterapia para poder actuar con mayor independencia, así que estoy trabajando con ese objetivo.
¿Cómo ve al presidente de Chile, Gabriel Boric?
Lo conozco poco; más bien no lo conozco. Salvo a través de los medios y de intervenciones públicas que ha tenido. Abro una cuota de esperanza. Más bien mi conclusión sería que habría que esperar para tener conclusiones un poco más claras, más definitivas, más profundas.
Usted criticó la invasión de Rusia a Ucrania, ¿está de acuerdo con la forma en que el Frente Amplio trabajó el tema?
En cuanto a la invasión de Rusia a Ucrania no pueden caber dos opiniones: es un acto criminal que hay que condenar con la mayor fuerza posible.
¿Le parece que el Frente lo hizo de forma adecuada y a tiempo?
Ha habido matices diferentes y ahí tenemos un ejemplo de las diferencias que muchas veces emergen dentro del Frente Amplio ante eventos políticos, y que hay que saber discutir, procesar, tratar orgánicamente, y sobre todo respetar la opinión de todos, que eso es lo fundamental: es el equilibrio entre la unidad y la diversidad.
Por Nicolás Delgado
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