El embajador argentino en Israel y exgobernador de la provincia de Entre Ríos, Sergio Urribarri, fue encontrado culpable de los delitos de negociación incompatible con la función pública y peculado; según infroma el matutino porteño La Nación. Se prevé que el condenado apele el fallo para evitar ser detenido.
La sentencia, dictada en la noche del jueves, prevé ocho años de prisión e inhabilitación perpetua y absoluta para ejercer cargos públicos. La Justicia entrerriana encontró al exgobernador peronista (2007-2015) culpable de los delitos de negociación incompatible con la administración pública y peculado.
Por la misma causa también fueron condenados el ex ministro de Cultura y Comunicación, Pedro Báez, y el ex funcionario legislativo Juan Pablo Aguilera, ambos a seis años de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos.
La crónica del citado medio detalla que Aguilera es cuñado
de Urribarri y se lo acusó de uno de los delitos contra la administración
pública, por ser dueño de las imprentas a la que se giraron los trabajos
financiados con dinero público y funcionario a la vez, pero también por ser
parte activa de la cartelización de empresas que posibilitó el desvío de
fondos.
Bajo el expediente que se titula con el apellido del ex gobernador entrerriano
y que concentró cinco causas por diversas irregularidades, fueron juzgadas
otras once personas, además de Urribarri, Báez Aguilera. La Justicia endilgó
distintas acciones a nueve de los 14 procesados y absolvió a los restantes,
entre los que se cuenta el ex ministro de Turismo, Hugo Marsó.
Parte de la evidencia utilizada se encontraba en un disco rígido externo que
apareció en la terraza de una vivienda particular, lindante a una de las
imprentas cuestionadas, mientras se llevaba adelante un allanamiento en esa
empresa de la capital entrerriana, por lo que se interpretó que fue arrojado
desde el interior de la sede y a través de un ventanuco.
En ese dispositivo externo aparecieron elementos comprometedores para la
situación de las personas enjuiciadas, como es el esquema de retornos en cada
operación financiada por el Estado provincial, según se dijo en el juicio y se
repitió en el adelanto de sentencia; y también indicaciones acerca de los
verdaderos dueños de las imprentas involucradas, por caso Aguilera.
El proceso judicial tuvo la particularidad de concentrar
diversos hechos imputados, cada uno de ellos bajo un título identificatorio,
como “El sueño entrerriano”, que fue el slogan de la fallida campaña
presidencial de Urribarri, o “Causa del Mercosur”, que centró su atención en
contrataciones millonarias para la organización del encuentro presidencial que
se realizó en Paraná en 2014, pero que, según la Justicia, parte de esos fondos
tuvieron como destino la campaña política del exgobernador.
Los camaristas analizaron si las contrataciones cuestionadas, como la de pautas
publicitarias en medios de alcance nacional y la instalación de un parador
turístico en Mar del Plata, tenían por finalidad promocionar la precandidatura
de Urribarri a presidente de la Nación en 2015, a un costo de más de 14
millones de pesos.
En ese sentido, aunque aún restan los fundamentos de la
sentencia, resulta evidente que el tribunal coincidió con la fiscalía cuando
dijo que quedó claro a lo largo de los debates, que se utilizaron fondos públicos
destinados a la promoción política del ex mandatario y que el parador escondía
un propósito particular.
Anticipándose a la respuesta política al fallo, el juez Chemez dijo que la
acción del tribunal que preside no tiene por finalidad evaluar o juzgar el
desempeño de una gestión de gobierno, ni ideología, ni participación
partidaria, ni el pensamiento político o la legitimidad de aspiración política
del exgobernador Urribarri.
El magistrado agregó que el objetivo se limitó estrictamente a la valoración de las pruebas admitidas e incorporadas en relación a cinco hechos en las imputaciones de la fiscalía. El juicio comenzó en setiembre último y se extendió por casi 50 audiencias hasta llegar a la lectura de la sentencia.
Al igual que Jorge Busti, su predecesor al frente del ejecutivo entrerriano, Urribarri fue un activo opositor a la instalación de la planta de celulosa de Botnia (hoy UPM) en Fray Bentos, época en la que el corte de puentes binacionales tensó las relaciones entre Uruguay y Argentina.