La tensión cambiaria en Argentina aumentó este martes, con las cotizaciones paralelas récord del dólar estadounidense dando un nuevo salto, un escenario que mueve al Gobierno a buscar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) una renegociación de los términos del acuerdo de refinanciación vigente.

Las cotizaciones del dólar en las plazas alternativas, que comenzaron a subir significativamente hace una semana, tocaron este martes nuevas marcas históricas: el dólar informal ('blue') cerró en 495 pesos por unidad, mientras que el denominado dólar financiero CCL terminó en 466,08 pesos.

Esto implica un salto en un solo día del 7 % en la plaza informal.

Pero, además, implica que la "brecha" entre la cotización informal y aquella en bancos y casas de cambio -un mercado de acceso sumamente restringido- escaló al 118,5 %, evidenciando la fuerte distorsión cambiaria.

“A estos niveles, lógicamente, se incrementan los temores de un salto discreto del tipo de cambio oficial y, en consecuencia, comienza a trabarse la economía real por incertidumbre sobre el costo de reposición”, advirtió este martes la firma Portfolio Personal Inversiones (PPI) en un informe.

En Argentina, muchos precios de la economía -cerca del 40 %, según cálculos del banco CMF- se fijan por la cotización del dólar paralelo y, ante cualquier alteración cambiaria brusca, comercios y empresas terminan aumentando los precios de sus productos y servicios, en momentos en que la aceleración inflacionaria ya es fuerte (104,3 % interanual en marzo).

Sin reservas

El renovado temblor cambiario se da en un contexto político y económico complejo.

Si el apetito por dólares para cobertura crece normalmente en los años electorales en Argentina, esta vez la avidez por la divisa estadounidense se aceleró faltando seis meses para los comicios presidenciales, alimentada por las fuertes internas en los diversos frentes políticos y las indefiniciones entre oficialistas y opositores sobre qué hacer para resolver los profundos desequilibrios macroeconómicos del país.

Según el economista Gustavo Ber, hay “una creciente percepción de riesgo por parte de los operadores”, que observan que “los desequilibrios económicos resultan cada vez más complejos de administrar en el actual escenario político”.

La escasez de reservas en el Banco Central -con apenas 1.114 millones de dólares de reservas de libre disponibilidad, según cálculos de PPI- se ha visto exacerbada por la drástica caída en el ingreso de divisas por las exportaciones agropecuarias debido a la severa sequía que golpeó a Argentina en la última campaña agrícola.

El limitado poder de intervención del Banco Central sumado a la mayor emisión monetaria impulsan este veloz reajuste de las cotizaciones paralelas del dólar.

En este escenario, el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, aseguró este martes que el Gobierno usará “todas las herramientas del Estado” para ordenar el escenario financiero y habló de una “rediscusión” del acuerdo firmado con el FMI en marzo de 2022 para refinanciar deudas con el organismo por unos 45.000 millones de dólares.

“Notificamos al FMI de las restricciones que pesaban sobre la Argentina y vamos a cambiar en la rediscusión del Programa”, dijo Massa sobre el acuerdo con metas de ajuste fiscal, reducción de la emisión monetaria y acumulación de reservas que Argentina cada vez tiene más dificultades para cumplir.

Desde el Fondo, un portavoz aseguró que el organismo “avanza de manera constructiva” en el trabajo con las autoridades argentinas “para fortalecer el programa económico acordado con el país en el contexto de la sequía muy severa”.

EFE