Daniel Piñeiro, trabajador de la Intendencia de Montevideo, denunció a comienzos de marzo un presunto abuso policial. Según narró, cuando estaba llegando a su casa en La Teja un grupo de policías lo paró para hacerle un control de rutina que terminó en una golpiza.
El ministro del Interior, Jorge Larrañaga, reveló luego un video del procedimiento policial en el que no se comprueba que haya agresiones, aunque la abogada del funcionario municipal, María de la Fuente, aseguró que sí hubo agresiones, pero que no quedaron captadas en ese video.
Hoy, la Fiscalía publicó el dictamen en el que se informa que el fiscal Carlos Negro solicitó el archivo de la denuncia por presunto abuso de autoridad.
Según la narración de los hechos que hace Fiscalía, al hombre se le pide que descienda de la moto. Comienza un diálogo con una funcionaria policial, "quien en cumplimiento de normativa aplicable (art. 55 y 190 CPP), solicita la exhibición de la documentación personal y del vehículo, cosa a la que el denunciante accede en forma casi inmediata, comprobando los agentes policiales la regularidad de la misma".
Sin embargo, y mientras ello ocurría, también de acuerdo a los testimonios aportados, la policía solicita la exhibición del bolso que el hombre llevaba cruzado al cuerpo. Según los policías, esto habría molestado al denunciante, "quien reaccionó de mal tono, preguntando sarcásticamente si ello era necesario". "¿Es para tanto?", habría sido su respuesta ante la requisitoria policial.
La versión del hombre es distinta a la de los cuatro policías. Así, el denunciante refiere que luego que la policía advirtiera la existencia de un calco ubicado sobre la matrícula trasera de su vehículo con el logo Frente Amplio, le habla mal, para luego arrojar su bolso unos diez o quince metros y decirle: "Se terminó el recreo, comunista hijo de puta".
Dice que acto seguido el policía lo empuja, y tomando la vara policial lo amenaza, lo que ante el temor a ser atacado lo lleva a huir corriendo hacia la ruta.
"Las cámaras, en este aspecto, no reflejan la versión del denunciado. Efectivamente, los registros muestran a un agente policial que se acerca al denunciante mientras este habla, que el denunciante se quita el bolso que finalmente es tomado por (otro agente), quien -con cierta vehemencia según se advierte- lo pone sobre el asiento de la moto, con la probable intención de proceder a su registro. Ante ello, se ve al denunciante atinar a acercar su mano al bolso, ante lo cual la policía lo aparta empujándolo hacia atrás. Luego se ve un movimiento del hombre dando pequeños saltos y movimientos con las manos, los que este define como de retroceso y temor, aunque los funcionarios perciben como desafiantes y de provocación. Finalmente se ve como emprende una veloz fuga, y a los agentes que salen detrás de él, a escasa distancia", continúa la Fiscalía.
La versión del denunciante "hasta aquí adolece de algunas inconsistencias de acuerdo a los registros de las imágenes, no pudiéndose establecer con el mismo grado de certeza cuál fue el tenor de los diálogos entre los protagonistas". Además, un policía asegura que el denunciante le dijo "negro de mierda".
El fiscal considera que el ímpetu con que la policía coloca el bolso sobre la moto, y el empujón para apartarlo del mismo "no aparecen como adecuados a un procedimiento en el que un ciudadano muestra toda su documentación en regla, identificándose además como funcionario municipal", pero tampoco ocurre lo que menciona el hombre, que se haya arrojado su bolso a diez metros.
La policía adujo que actuó con vehemencia debido a los insultos y a que arrojó violentamente el bolso cuando se lo pidieron, pero ello tampoco pudo ser probado.
Más contradicciones
Lo ocurrido después de la fuga tiene versiones distintas también. El hombre dice que sintió cuatro disparos y que lo golpearon hasta cansarse. Los policías dicen que si bien sí lo persiguieron y "finalmente lo redujeron por la fuerza -en cumplimiento del deber y el marco legal regulatorio de la actividad policial, según lo establecen los arts. 14 y siguientes de la Ley 18.315- ello no implicó agresiones o golpes más allá del uso razonable de la fuerza física para lograr la detención y retención de una persona en fuga". Niegan haber disparado.
Sin embargo, fue ordenada por el fiscal una búsqueda en la zona tendiente a determinar la existencia rastros de disparos, o la existencia de vainas o proyectiles que pudieran corresponder a las armas de los policías. El resultado fue positivo. Los funcionarios de la Dirección de Asuntos Internos a cargo de la investigación, en conjunto con los de Policía Científica hallaron una vaina de pistola Glock en la zona de la persecución y posterior detención, y se comprobó que fue disparada por el arma de uno de los agentes involucrados.
Paralelamente, se siguieron recibiendo las declaraciones de testigos que viven en la zona, que dijeron que efectivamente escucharon disparos, aunque estos habrían sido solo dos.
Los policías aseguraron que la vaina encontrada en la zona podría haberse caído de uno de los bolsillos del chaleco táctico que uno de los agentes llevaba la noche de los hechos. Contaron que dado que las vainas de pistola son recargables, es habitual que los policías las guarden luego de hacer sus ejercicios de tiro.
Respecto al certificado médico forense agregado a la carpeta y efectuado al otro día de los hechos, con fecha 6 de marzo, en él se hace mención a lesiones de escasa entidad, propias de una detención en fuga.
También se alude a una lesión sangrante a la altura de la parte baja de la rodilla, en la cara anterior de la pierna derecha, lo que la médica forense atribuye como "probablemente lesión por rebote de proyectil de arma de fuego". Sin embargo, "la existencia de disparos y que alguno de ellos hubiera impactado directa o indirectamente en el denunciante, no puede determinarse con el grado de certeza exigible".
Durante los más de 25 minutos de filmación que abarca la última etapa del procedimiento, y que concluye en el permiso policial para que el hombre pudiera retirarse, "este no demuestra ningún signo de dolor ni secuela de lo que luego en su denuncia y declaraciones ante los medios de prensa indicara como haber sido ‘molido a palos', o golpeado ‘hasta que (los policías) se cansaron'. Mucho menos se aprecian roturas en el pantalón producto del impacto de proyectil alguno, así como tampoco manchas de sangrado en prendas. Tampoco se le mencionan la expresión de insultos, ni las alusiones a su condición política, ni la ocurrencia de disparos de arma de fuego", dice el fiscal.
"Todo ello resulta más que llamativo, desde que son precisamente éstos los hechos que serían luego los más relevantes de su denuncia, y que eventualmente podrían considerarse delictivos", agrega.
Uno de los policías reportó que de las cámaras resulta visible que el detenido "empuja al funcionario policial, lo que en modo alguno se advierte en la filmación". Puesto de manifiesto este hecho por parte de la Fiscalía al funcionario, este reconoce su error en dicha apreciación.
Conclusiones
El fiscal concluyó que no existen suficientes elementos para imputar de un delito a los policías participantes debido a que "durante la privación momentánea de la libertad que lleva un procedimiento de identificación de personas, no cometieron actos arbitrarios ni sometieron a persona arrestada o detenida a ningún rigor más allá del necesario para la detención de un individuo en fuga, lo que dio mérito a su inmovilización. Todo ello de acuerdo a lo establecido en los arts. 55, 59 y 190 CPP y 17, 18, 43 a 45 de la Ley 18.315".
Agrega que "las lesiones provocadas al denunciante, no superaron los límites de las propias derivadas de una detención y reducción forzosa en ocasión de fuga" y que "los disparos denunciados como efectuados por el personal policial no han quedado lo suficientemente acreditados".
"Al no haberse determinado daños ni lesiones concretas, no resulta posible que sean considerados elemento material de una conducta delictiva", finaliza.
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