Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Si hay una vocación que Martín Angiolini (42) tuvo desde la temprana adolescencia es la de la paternidad. Él no tenía claro a qué se dedicaría cuando fuera adulto, pero sí que quería ser padre de niñas. Y el destino lo premió con Maite y Iara. Respecto a la otra vocación, la laboral, todo comenzó en una noche de Reyes en la que su hermano Gastón le ganó de mano y se llevó una pelota que había sobre los zapatitos. Y él, con resignación, tomó el órgano que le habían dejado -con gran oportunismo- Melchor, Gaspar y Baltasar.
Con ese órgano, luego un piano y una guitarra, el pequeño Martín fue venciendo su innata timidez. Se sentía “alguien” con un instrumento entre las manos, tenía una identidad. Acompañó a sus padres a los tablados y así también amó el carnaval. Su destino estaba escrito. Con 22 años sobre las tablas de Momo, Angiolini -también docente y comunicador- se anima a repasar los cambios que ha habido en la gran fiesta popular uruguaya, las fortalezas de su murga este año, la histórica Asaltantes Con Patente –“ganar” responde a cuál es su expectativa este febrero- y la politización del ambiente en esta edición.
Confiesa que todavía está estudiando la LUC, aunque ya tiene decidido su voto. Dice que esta ley “echaría por la borda” los logros de la lucha de tantos años, aunque no se anima a afirmarlo con convicción, y -cauto- prefiere usar el condicional. Como sea, entiende que la murga debe ser crítica y si es con humor, mejor.
"Tuve que enfrentarme al público en un Teatro de Verano lleno, y ahí me di cuenta que era recontra tímido. Pero estoy con la cara pintada y 'un batallón de 17 gladiadores', como decía la Contrafarsa, que van conmigo; entonces no estoy solo"
-¿Qué querías ser de niño cuando fueras grande?
-No tenía algo definido en la cabeza, pero tenía claro que quería ser padre. Y padre de nenas aparte, y tengo dos. Desde adolescente, desde los 13 años, me maravillaba la idea de ser padre.
-Actuás, cantás, hacés música, dirigís, hacés arreglos corales... ¿Cuál vendría a ser tu vocación?
-Soy músico. Por la música entré al teatro, por el carnaval entré al teatro. Pero en el campo donde me siento más cómodo, más en lo mío, es en la música. Si me ponés un piano o una guitarra adelante, ya sea un programa de televisión o arriba de un escenario yo me sé defender…
-De chico y adolescente eras más bien tímido. El órgano, el piano, la guitarra, ¿fueron escudos para combatir esa timidez ante la gente?
-Exacto, es así. Sigo siendo tímido. Lo que pasa que yo no conocía el mundo artístico y enfrentarme a un público y en el caso del carnaval a un público masivo, me refiero al Teatro de Verano lleno, no lo había experimentado… y ahí me di cuenta que era recontra tímido. Pero estoy con la cara pintada y “un batallón de 17 gladiadores”, como decía la Contrafarsa, que van conmigo, entonces no estoy solo.
-¿Cuál es el primer episodio que recordás te une al carnaval? Tu pimer recuerdo del carnaval, ¿cuál es?
-El primero es en el Club Tabaré, en el 86 (yo tenía 5 años) viendo a La Falta y Resto, el año que el “Canario” Luna cantaba “Brindis por Pierrot”. Estaba en el ensayo, porque había una familia amiga de mi padre, que vivía enfrente, y como La Falta salió varios años del club Tabaré, nos invitaron. Y me acuerdo patente de ver al “Canario” Luna, de ver a Jaime (Roos). Al flaco (Raúl) Castro… son gigantes. Para mí eran súper gigantes, con muchos trapos de colores, la cara pintada toda transpirada. Todo eso recuerdo del primer carnaval de forma consciente.
Después, más de grande, escuché las viejas grabaciones que se mandaban a los familiares en el exterior, y escuchaba a mi madre habl+andole a mis tíos, y me escuché a mí cantando la canción de “La Murguita” (“La murguita va creciendo”…), tenía 2 años y medio o 3, la tarareaba… era el 83. Es un recuerdo todavía más añejo. Es de toda la vida el carnaval. Mis padres me llevaban al Albatros, porque prácticamente que nací en el Parque Posadas, entonces nos quedaba cerca. Y me acuerdo cuando ya de grande escuché esa grabación.
-De más jovencito, ¿eras hincha o de seguir a alguna murga en particular?
-No, no, me gustaba mucho el carnaval, me gustaban las murgas de La Teja, porque eran las más cercanas de la zona. Sobre todo La Falta, por ese acercamiento que tuve ese año, La Reina de La Teja, Araca La Cana (me acuerdo haber ido a algún ensayo de niño, también). Pero no era fanático de ninguna en especial, era fanático de la murga, y después me di cuenta que me gustaban los parodistas también.
-¿Y te fijabas en las letras, en lo que decían? ¿O en los arreglos corales, en cómo sonaban, en su vestuario?
-No era crítico para nada, ni me detenía mucho en lo técnico (en lo musical, en la puesta en escena). Me gustaba el color: eran un montón de personas alegres, cantando, que se pintaban la cara. Eran lo más cercano a un payaso. Para mí, de niño, era eso lo que me llamaba la atención. Y ver el espectáculo en un escenario popular como un tablado, o en el Teatro de Verano. Las luces, los colores, la pintura. Todo eso me llamaba la atención. Después, cuando empecé a estudiar música, empecé a descubrir otras cosas dentro de la murga.
"Aquello de la entrada barata (se perdió), poder acercarse con la silla y la familia ya es muy costoso. Hay tablados en que vemos eso, porque están con muy poca gente. La situación económica no ayuda tampoco"
-Hasta el año pasado integrabas las mañanas de Teledoce, en Desayunos Informales. Este año solo vas los viernes a hacer las "noticias cantadas". ¿Qué pasó?
-Fue una decisión de la gerencia del canal.
-¿Te cayó mal? ¿Te molestó?
-En su momento, sí. Ahora ya está, ya lo tengo superado. Más que nada afecta la dinámica del día, del laburo de uno, pero sobre todo lo económico, el dinero que yo llevaba a mi casa, que bajó sustancialmente. Pero bueno ta, ya fue sanada esa herida.
-¿Qué te aportó la televisión?
-Mucha adrenalina, mucha locura. El hecho del vivo, de estar siempre activo, siempre alegre o mostrando una sonrisa, al ser un programa de entretenimientos. Descubrir cosas de los personajes que iban de invitados al programa, aprender un montón de dinámicas televisivas. Y con la gente, el acercamiento, es divino. Hasta el día de hpy me hablan de las noticias cantadas, y le mandan un saludo a Montelongo (Marcel Keoroglian).
-¿Cuánto ha cambiado el carnaval desde que te subiste a un tablado con La Pequeña Lulú en el año 2000?
-¡Estás bien informado! Han sido 22 años… Bueno, la televisión le dio un vuelco importantísimo, lo hizo mucho más masivo. Después, cada año se van perfeccionando las propuestas artísticas, los espectáculos, los directores, los técnicos. Uno como carnavalero y participante del carnaval también va agarrando otra cancha en el terreno, y vas aprendiendo de lo bueno, y sobre todo de lo malo. Y vas caminando… Después, creo que el carnaval se ha profesionalizado un montón, sin dudas.
Para mí se ha “despopularizado” también. Quiero decir, ya no es tan accesible ir hoy al tablado. Acá estamos frente a uno (el 1° de Mayo, frente al Palacio Legislativo) tiene un montón de beneficios para poder entrar, pero hay un montón de tablados que no. Aquello de la entrada barata, de poder acercarse con la silla y la familia ya es muy costoso. Hay tablados en que vemos eso, porque están con muy poca gente. La situación económica no ayuda, tampoco. Y la pandemia estos dos años. Pero antes, incluso, a pesar de que hoy es masivo gracias a los emprendimientos que ha tenido la asociación de directores (Daecpu) con otras empresas para poder llevar el carnaval a zonas donde no había tablados instalados. Por ejemplo, el proyecto Rondamomo es un proyecto buenísimo, el proyecto de la IM de ir con el escenario móvil también es maravilloso. Y ahí acerca un montón. Lo hace más accesible: tablados gratis. Llevan el carnaval a lo que era antes: a la raíz más popular.
-En febrero de 2020, Coco Echagüe me dijo para este espacio que las murgas estuvieron "15 años bailando el vals" y tras el triunfo de la coalición que hoy gobierna "se pintaron la cara para la guerra". ¿Tuvo algo de razón? ¿Hay algo de eso?
-No comparto. Y es mi amigo, lo adoro. Pero creo que no es así. Las cartas están a la vista: hoy tenés YouTube y podés ver cualquier carnaval de 2005 al 2020 y vas a ver que hay un montón de críticas. No es así. Sin dudas que la murga y el carnaval está parado en un lugar que está mucho más identificado con la izquierda que con la derecha, aunque hay un montón de políticos que no son de izquierda y son recontra carnavaleros. Yo no digo que el carnaval tenga que ser completamente de izquierda. Cada conjunto y cada carnavalero tiene el derecho de ponerse donde le parezca y defender las injusticias que cree que tiene que decir.
"La crítica es la esencia de la murga, es el corazón de la murga. Puede ser crítica punzante, crítica irónica, el humor crítico, ese me gusta mucho más, porque el espectáculo tiene que ser entretenido. Si es con humor, mejor"
-¿Pero el carnaval es de izquierda o no?
-No, yo creo que si es politizado y está bueno que lo sea, porque política es todo. Cruzar la calle es política… Otra cosa es que sea política partidaria. Pero volviendo a lo que dijo Coco: yo no estoy de acuerdo, porque veo espectáculos y no me parece. Nosotros le hicimos un cuplé -ahora me estoy acordando- en el 2008 con Curtidores, en el primer gobierno de Tabaré (Vázquez) hicimos un cuplé que se llamaba “La murga de la Intendencia” y le dábamos palo abierto… Hicimos un cuplé que no cayó muy bien en la Intendencia. De hecho, los funcionarios del Teatro de Verano en una de las ruedas, cuando fuimos, dijeron: “Acá vienen los de ‘la murguita de la Intendencia’”, enojados, y nosotros decíamos: “El ensayo se termina, que comience la función”. Era: dejen de proponer y decir cosas, y háganlas. Ahí tenés una muestra.
-Este año tenés varios roles en Asaltantes con Patente, la segunda murga más ganadora del carnaval uruguayo: estás a cargo de los arreglos corales, la musicalidad, y la dirección escénica. ¿Qué te desvela arriba del escenario?
-Lo que más me preocupa es que salga prolija la función, que esté dentro de los tiempos, que salga lo más afinado posible, eso es lo que más me inquieta en el concurso. Ahora, trato de despreocuparme cuando me subo a un tablado, trato de sacarme esa mochila y que el espectáculo fluya. Lo quiero disfrutar. Tuvimos mucho más tiempo que otros años para poder prepararlo, cuando subo a un tablado me gusta disfrutar del show. Sí estoy atento a que esté todo en orden, y que no haya ningún desperfecto técnico que pueda afectar el espectáculo.
-Y que la murga critique y pegue palos, ¿te importa?
-Sí, claro. Es la esencia de la murga, es el corazón de la murga: la crítica. Puede ser crítica punzante, crítica irónica, el humor crítico, que me gusta mucho más, porque el espectáculo tiene que ser entretenido. Si es con humor, mejor. Si hay un personaje, un cuplé, donde la gente se ríe, capaz que la gente se está riendo de sus miserias, de sus propias miserias, o -ponele, el cuplé de “La murga de la Intendencia”-, se ríe de una situación que al otro día la tiene que sufrir, porque capaz que tiene que ir a hacer un trámite a la IM y le demoran tres horas, o le tardan semanas en arreglarle la vereda.
"Voy a votar por el SI porque, como decimos en el cuplé, hay un montón de luchas que llevaron muchos años, que defienden a los trabajadores, que sin dudas son beneficiosas para los trabajadores, que esta LUC, supuestamente, estaría echando por la borda"
-"Extraño" se llama el espectáculo. ¿Qué es lo más extraño de estos dos años de pandemia, y coincidentemente, dos años de gobierno?
-Ver a la gente con esto (el tapabocas) es extraño. El haber pasado tanto tiempo, dos años, sin tener carnaval, es extraño. En este carnaval lo que está pasando es que no podemos tener contacto con la gente al bajar, es recontra extraño. Cuando vos explotás de emoción y cantás la bajada, ahí no podés tener contacto con la gente… Y del gobierno, bueno, después de 15 años, adaptarse a una nueva propuesta política. Yo estoy en la vereda de enfrente, no tengo ningún problema en decirlo, pero acepto las reglas de juego y en democracia, lo decidió la mayoría. Se ve lo que está bueno y se critica lo que está mal.
-¿Y qué es lo que está mal?
-Ah bueno… ahí me metés en un túnel difícil de escapar… Creo que hay cosas de la pandemia que se podían haber manejado mejor, como la vacunación. En vacunación sin dudas fuimos un ejemplo a nivel mundial, pero al principio, cuando se estaba por empezar a vacunar, pareció que se demoró en empezar a vacunar. Después, hay temas económicos que yo no entiendo mucho, como la suba de esto, la suba de lo otro, y todo el mundo dice que está mal. En el bolsillo mío afecta, porque me sale más caro todo… pero bueno…
-A propósito, en el cuplé "Una nueva lucha" se pronuncian respecto a la LUC. ¿Vas a votar por su derogación?
-La LUC la estoy analizando, estoy estudiando todos los artículos. Pero voy a votar por el SI (a la derogación) porque, como decimos en el cuplé, hay un montón de luchas que llevaron muchos años, que defienden a los trabajadores, que sin dudas son beneficiosas para los trabajadores, que esta LUC, supuestamente, estaría echando por la borda. Entonces… ahí es donde nos paramos nosotros también para cantar este cuplé.
Cuando hablamos de los sindicatos, éstos también tienen sus formas -algunas están bien, otras no- pero a la hora de defender al trabajador, estamos todos unidos en el mismo barco. Cuando se defendió la ley de las ocho horas… un montón de cosas que defendieron los sindicatos, que me parece que echaron por la borda ahora me parece un poco mucho.
"¿Expectativas? Ganar. Jajaja, yo creo que somos candidatos. El espectáculo está contundente, el elenco artísticamente está muy fuerte y me parece que es un título que siempre pisa fuerte en el concurso"
-Hace unas semanas se dio una discusión en Twitter acerca de la pertinencia de humoristas del stand up en el carnaval. Algunos decían que estaba bien, otros que estaban desubicados, que el humor en carnaval es distinto... ¿Tenés posición tomada?
-Lo mismo pasó cuando entró la gente del teatro en el carnaval. Me acuerdo de Leandro Núñez y Fernando Vannet últimamente, pero antes Pepe Vázquez, Imilce Viñas, Nancy Da Cunha, gente que está muy identificada con el teatro, y entraron en carnaval y fueron criticados. Cuando Trochón propuso puestas en escenas maravillosas, también lo fue. Mi postura es que está buenísima que estén los comediantes, los standuperos, porque suma… Es el viejo actor de café concert, humorista de café concert, ¡el Banana González! Hacía eso, era comediante de café concert, y es carnavalero desde la cuna, y a él nunca se lo criticó por hacer monólogos. ¡Está bárbaro! Era divertido, la gente se reía. Ahora, esta nueva camada de comediantes de stand up, para mí está buenísimo que se sumen. Y cuando los murguistas se metieron en el teatro hicieron cosas maravillosas, como Pinocho (Routin) y Pitufo (Edú Lombardo) haciendo Murga Madre. Todo lo que enriquezca el arte, la propuesta artística, me parece súper válido.
-¿Qué expectativas tenés para este carnaval con Asaltantes?
-Ganar. Jajaja, yo creo que somos candidatos. El espectáculo está contundente, el elenco artísticamente está muy fuerte y me parece que es un título que siempre pisa fuerte en el concurso. Y si me preguntás por las expectativas personales, lo mío es hacer un carnaval maravilloso como el que estamos haciendo, hacer la mayor cantidad de tablados, y si se puede coronar con la frutilla de la copa… genial. Pero bajarnos y que la gente nos despida de pie y aplaudiéndonos, ya es tarea cumplida.
-Tenés dos hijas: Maite de 8, y Iara de 3. ¿Cuál es el consejo más importante que le has dado a Maite?
-Que disfrute todo lo que hace. Es el consejo que le damos los padres a nuestros hijos cuando hacen alguna actividad lúdica o recreativa. Ella ahora se metió a estudiar teatro, a hacer talleres de teatro, y le encanta. Está hace tiempo por empezar a estudiar música, guitarra, conmigo. Tiene su guitarrita para cuando empiece. Pero lo que yo siempre le digo es que sea feliz con lo que hace. Ella se sube a un escenario y a mí se me mueve todo… El año pasado tuvo la posibilidad de hacer unas mini vacaciones de julio en el Teatro Stella d’Italia, y fue una experiencia maravillosa para ella. Ya lo disfrutó. Se subió, actuó, cantó, bailó, si lo hizo bien, mal o más o menos, no importa. Ella lo disfrutó.
-¿Sos feliz?
-Sí. Tengo mis bajones, mis ataques de pánico y depresivos, pero tengo una familia divina, tengo trabajo, tengo lo básico que uno necesita para estar bien y feliz.
Por César Bianchi
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