Es la tercera vez que José Amorín Batlle decide presentarse como precandidato por el Partido Colorado. Tanto en 2009 como en 2014 quedó por debajo de Pedro Bordaberry en las elecciones internas.
A pesar de ello y de las variadas encuestas que lo posicionan muy lejos de Ernesto Talvi y Julio María Sanguinetti, insiste en la competencia y asegura que tiene un caudal de votos mucho mayor al que se espera.
Amorín Batlle fue el sexto entrevistado por Montevideo Portal para el ciclo Uruguay 2020 y entre las propuestas que planteó está la de desregular los consejos de salarios en las pymes ante determinados contextos, lo que aseguró que se hace en otros países.
Supongamos que es 1º de marzo y comienza tu mandato como presidente. ¿Cuáles son los pilares fundamentales en los que inmediatamente se tiene que trabajar?
Hay que trabajar en economía para devolver el trabajo a la gente, sin lugar a duda, hay que trabajar en seguridad y hay que trabajar en educación. Los tres temas principales son educación, seguridad y trabajo. En esos temas el próximo gobierno va a tener que hacer cambios sustanciales, donde hay que poner todo el impulso y el conocimiento para transformar la situación actual, que es muy complicada.
El empleo es un tema que ha estado en la agenda de todos los precandidatos. ¿Cuáles son las principales propuestas que vos pondrías sobre la mesa para intentar mejorar la situación?
Hablamos todos los precandidatos del empleo porque cuando recorremos el país la gente nos dice que hay una enorme preocupación por la falta de empleo y por la baja calidad de empleo que hay. Tenemos la impresión, además, y los números lo dicen, de que los últimos cincos años el empleo viene cayendo. Desde que asumió Vázquez (en su segundo mandato) hasta ahora hay 50.000 puestos de trabajo menos. Entonces es un tema serio que tiene Uruguay. Ahí tenemos que tomar medidas de corto, mediano y largo plazo. Las de largo plazo las diré cuando hable de educación, que es clave para mejorar el empleo en el Uruguay. En el corto plazo tenemos que dar algunas medidas, incentivos para aumentar el empleo. Eso tiene que ver con, en algunos casos, eliminar los impuestos ciegos, esos impuestos al patrimonio o contribución inmobiliaria, en algunos casos también aumentar la devolución de impuestos a lo que se exporta, tenemos que tomar medidas en el sentido de que quienes sean empleadores tengan facilidades. Varios precandidatos tenemos pensado eliminar el decreto de la ocupación, que es absolutamente ilegal, está mal y va en contra de lo que dice la OIT y al inversor, a quien quiere poner una empresa, quien quiere tomar un empleado, le complica la vida. Todo esto tiene un costo de entre 1/2 y 3/4 puntos del PBI, cerca de 300 o 400 millones de dólares, y tiene que ser hecho, en principio, por un año y medio para dar un impulso fuerte de entrada al gobierno. Esto tiene que ser complementado con otras medidas de baja de gasto, porque todos sabemos que el déficit fiscal es un tema complejo, entonces nuestro equipo económico está trabajando en este tema y me parece que es absolutamente esencial.
Entremos brevemente en ese tema. Hablás de menos impuestos, por tanto menos recaudación para el Estado, pero a su vez hablás de intentar mejorar los números del Estado...
Son dos cosas que van en paralelo. La primera, el incentivo a la producción, tiene un costo de entre 300 y 400 millones de dólares. Nosotros vamos a llegar al gobierno que viene con un 4,5 % de déficit fiscal sobre el PBI. Inmediatamente, y juntamente con la ley de presupuesto, nosotros tenemos que tomar medidas para bajar los gastos. Esto tiene que ver con limitación seria de ingreso de funcionarios públicos, ajustes de créditos a la inversión y ajustes de créditos a los gastos de funcionamiento en las distintas oficinas públicas. En eso tenemos que trabajar a fondo. Es probable que el primer año el déficit fiscal no baje o baje poco, pero en la medida en que el gobierno avance esto va a ir bajando, y estas medidas que explico son, en principio, medidas que tienen que ver con 18 meses de plazo. En ese presupuesto de 300 o 400 millones de dólares está también llevar las tarifas públicas a niveles de paridad de importación.
Volviendo al tema empleo, se planteó el debate en esta campaña sobre el consejo de salarios como otros derechos de trabajadores. ¿Estarías dispuesto a, en alguna medida, rever la legislación que tiene que ver con los derechos laborales?
No. Sí el derecho de la ocupación, que no es un derecho, no tiene ningún fundamento. La OIT permite la ocupación en un caso de ley y siempre y cuando se permita entrar a aquellas personas que quieran trabajar y a quienes gerencian la empresa, bien distinto a lo que pasa acá. En cuanto a los consejos de salarios, yo estoy de acuerdo, me parece que es positivo, es bueno que negocien empleadores y trabajadores a los efectos de llegar a acuerdos. Sí me parece que hay algunos temas que son bastante injustos donde hay algunas empresas más chicas que quedan a veces por fuera del consejo de salarios o fuera de las posibilidades del consejo de salarios y para permitir el funcionamiento de las mismas debería habilitarse la posibilidad de llegar a acuerdos entre trabajadores y responsables o empleadores de estas empresas más pequeñas para descolgarse, por lo menos momentáneamente, de los consejos de salarios para permitir que sigan funcionando y que siga habiendo empleo.
¿Eso implicaría que en alguna pequeña empresa se vean perjudicados los salarios?
Si hay acuerdo entre los trabajadores y los empresarios sí. Es decir, supongamos como pasa muchas veces que hay grupos salariales donde hay empresas grandes, empresas medianas y empresas chicas. Los que discuten en los consejos de salarios normalmente son los abogados representantes de las empresas grandes con los representantes de los sindicatos de las empresas grandes. Esos son los que discuten y llegan a acuerdos. A veces esos acuerdos que se hacen para empresas grandes no acomodan, no son convenientes o impiden el funcionamiento de empresas chicas. Entonces, lo que nosotros decimos es que debería ser posible que en esas empresas chicas pudiera discutirse el tema a ver si se llegan a acuerdos entre trabajadores y empresarios, pequeños propietarios de empresas chicas, para tener un régimen distinto al régimen general del grupo. Pero obviamente eso es si hay acuerdo, esto no es si uno dice que sí y el otro dice que no. Pero normalmente en la legislación internacional estas formas de descolgarse están permitidas y funcionan bien.
En los pilares iniciales marcaste educación y seguridad y sobre la educación dijiste que es una de las medidas de largo plazo para el empleo. ¿Qué tenés pensado en educación?
En un mundo que cambia a la velocidad que cambia, donde todos los años se eliminan millones de empleos, millones de funciones y se crean otros millones, cada ola de revolución industrial termina con una cantidad de empleos y crea una cantidad más es evidente que nuestros jóvenes van a tener que estar preparados para un mundo que cambia a una velocidad que nosotros no estamos acostumbrados. Tienen que estar bien preparados y tienen que poder adaptarse a los cambios. Esa es la educación que necesitamos. En el futuro, los empleos más rutinarios, los que requieren menos preparación son los empleos que seguramente van a desaparecer, y los que se van a pagar más son los empleos para los que la gente tiene que estar preparada. Entonces un gobierno tiene que tener la capacidad de preparar a su gente, y sobre todo el gobierno tiene que dar oportunidades a todos. La educación uruguaya hoy no da oportunidades a todos. Hoy hay como dos especies de educación, la educación que tienen los jóvenes que provienen de sectores de mayores ingresos económicos es mucho mejor que la de menores ingresos económicos. Los números están a la vista, terminan sexto año de liceo en el quintil superior bastante más del 60 % y en el quintil inferior de ingresos poco más del 10 %. Entonces es una educación inequitativa. Para eso hay que hacer cambios profundos, importantes. Se está trabajando, básicamente las ideas están, lo más difícil acá no son las ideas, las ideas están cuando uno ve que están los diversos grupos que están trabajando, y pongo un ejemplo: Eduy21. El tema es que hay que hacerlo. El doctor Vázquez estaba de acuerdo, puso gente para hacerlo, puso a Fernando Filgueira y a Juan Pedro Mir en el ministerio que eran personas que pensaban parecido a nosotros, solo que cuando tuvo que enfrentar los cambios, la cúpula del sindicato de profesores de secundaria dijo que no y el doctor Vázquez claudicó. En lugar de seguir empujando para salvar a esa generación de jóvenes lo que hizo fue 'me quedo en paz con el sindicato y no hago nada'. Y nosotros necesitamos hacer cambios, necesitamos convencer a la inmensa mayoría de los profesores de que esos cambios son buenos, que van a ser positivos. Creo que la mayoría clara de los profesores son vocacionales y por lo tanto quieren un cambio, pero hay algunos sectores que se aferran a la situación actual y no quieren cambiar nada. A esos sectores trataremos de convencerlos y si no los cambios tendrán que hacerse. Para eso se va a requerir un amplio consenso político y en eso estamos dispuestos a trabajar desde ahora. Este es el tema más importante que tiene el país. Sin buena educación pública el Uruguay lamentablemente no tiene futuro.
Me quedé con una parte en la que se nombran las diferencias entre el sector de mayores ingresos y los de menores ingresos, y las diferencias educativas en lo que ello resulta. En este sentido, ¿lo que debe darse es una reforma para renovar la educación o debe hacerse énfasis en afrontar las dificultades de los sectores más vulnerables para que luego se den los resultados educativos?
También, lo que pasa es que son círculos virtuosos. Si nosotros a los jóvenes que tienen menos oportunidades les damos las oportunidades van a tener capacidad, se va a ir erradicando la pobreza, esa pobreza estructural que tiene el Uruguay. Hay una pobreza que no ha podido eliminar ningún gobierno y es ahí en donde tenemos que entrar con educación. Por supuesto que en algunas zonas del país el Estado está ausente. Está ausente la Policía, la salud y la educación. Yo recorro Montevideo y todo el país. El otro día una señora me dijo 'mi marido tuvo un infarto, llamé a la ambulancia y la ambulancia dijo que hasta ahí no entraba'. El Estado está ausente ahí, ahí no hay Estado. Por supuesto que es un tema complejo. Así como tenemos que achicar el Estado en una cantidad de cosas hay lugares donde el Estado no está y tiene que estar. En esos lugares donde está la gente más vulnerable tenemos que tener educación, seguridad, apoyos sociales, ayuda, planes, todo. Ahí hace falta, pero creo que la educación es la base del futuro del Uruguay. Si no transformamos la educación, si no hacemos una educación para todos, el Uruguay va a estar cada vez más partido en dos entre los que tienen oportunidades de educarse y acceder a los mejores empleos, aunque muchos se van a ir del país, y entre los que van a estar peleando para ver dónde se emplean, en un mundo que va cambiando y que los empleos que son más automatizados van a tener menos personas trabajando.
El último pilar que nombraste al principio es el de seguridad. A grandes rasgos, ¿cuáles son las principales propuestas que tenés sobre este tema?
Creo que el tema seguridad es muy amplio, pero si empezamos a hablar solamente por el tema de la Policía, creo que el gobierno ha abandonado la proximidad, la cercanía de la Policía con la gente. Eso lo hizo vaciando las comisarías y terminando con la Policía comunitaria. La Policía comunitaria es una figura clave en el próximo gobierno. Si yo estoy en la Presidencia la Policía comunitaria va a tener una tarea fundamental. El policía comunitario es el que está entre la gente, el que actúa con los clubes sociales, con las ONG, al que conocen y al que le tienen confianza. Es el policía comunitario el que entraba hasta hace poco en los barrios más difíciles sin armas, porque lo conocían y le tenían confianza. Figura clave para esclarecer algunos delitos. Es el que sabe en el barrio quién hace qué cosa. La función de la Policía comunitaria fue eliminada por este gobierno y no entendemos por qué. Las comisarías se vaciaron, es el primer contacto de la gente con la Policía, y cuando una persona va a la comisaría y no encuentra a nadie o cuando roban las comisarías... son cosas que son inexplicables. Por supuesto que además tenemos que defender al Policía. Tampoco es explicable que todas las semanas y más de una vez rapiñen a policías. No es razonable que venga alguien, apunte a un policía y le robe. Han robado patrulleros. No pasa en el mundo porque la gente tiene respeto al policía, respeto por la autoridad. Cuando uno le pregunta al policía por qué no reacciona ante esas situaciones dicen que pensaron mil veces antes de sacar un arma por lo que puede pasar. Ahí tenemos que tener legislación que defienda al policía. No quiero gatillo fácil, pero quiero policías que sean respetados. Quiero policías que puedan reaccionar frente a esos tipos de ataques que no existen en otros lugares del mundo. Uno imagina Brasil, se imagina Argentina, se imagina Chile, ¿alguien enfrentando a un policía así? Claramente termina mal. Esas cosas no se pueden hacer. Tenemos que ver cómo podemos reformar si es necesario el nuevo Código del Proceso Penal. Hay algunas cosas que todavía no se ajustan, hay algunos fiscales que cambiaron su función y cuando esas transacciones que hacen a veces con el abogado defensor salen algunas cosas que a la población en general le parecen ridículas. Y tenemos que mejorar las cárceles. Las cárceles tienen que ser un instrumento donde tenemos que intentar que el preso salga mejor de lo que entró. Más cárceles y más chicas. Esas cárceles gigantescas donde todos se mezclan con todos es bastante complicado. Los presos tienen que trabajar en las cárceles y el trabajo ese es el que les va a permitir una inserción laboral razonable. Creo que además pueden tener un ingreso por el trabajo, inclusive tienen que tener parte de ese ingreso para cuando salgan. Hoy sale un preso de las cárceles y no tienen a nadie afuera y salen sin un peso, van a dedo hasta el barrio en donde vivían y seguramente a los dos o tres días están de vuelta rapiñando y haciendo ese tipo de cosas. Hay mucho para actuar en eso y a la sociedad toda le sirve, no solo al preso. En Uruguay hay 11.000 presos, salen y entran todos los años entre 4.000 y 6.000. Si los 4.000 o 6.000 que salen lo hacen para volver a delinquir, para la sociedad es un desastre. Si los mejoráramos, la situación de inseguridad podría cambiar. Así que en ese tema de inseguridad hay mucho por hacer. Creo que se puede trabajar bien, hay que tener ideas claras.
Brevemente tocaste el tema del respeto hacia la Policía. ¿Cómo podría trabajarse en ese sentido evitando lo que nombrabas recién, el llamado 'gatillo fácil'? Ponías como ejemplo a Brasil y Argentina, donde estamos viendo claros ejemplos de 'gatillo fácil' por parte de la Policía.
En Uruguay no tenemos favelas como en Río de Janeiro, donde hay enormes áreas donde la Policía no tiene nada que ver. Uruguay es distinto, Uruguay todavía es manejable. En algunos barrios la Policía no manda, mandan los narcos, y cuando uno les pregunta a los comerciantes que están adentro de ese barrio a ver si no tienen problemas te dicen que son amigos de los muchachos. La Policía no entra. Esas cosas no son normales, no están bien, evidentemente tenemos que enfrentar a esas bandas de narcos que se han enquistado en Uruguay y que son responsables de varias de las muertes que uno escucha, de los tiroteos que se escuchan en muchos barrios muy seguido. Son cosas que parecen normales. Ahí tiene que entrar la Policía, pero tiene que estar entrenada para tirar, incluso psicológicamente. La preparación de un Policía no es la preparación de una persona normal. Cuando una persona que no es profesional maneja un arma no maneja cosas que sí maneja quien está entrenado para usarlas. A la Policía hay que entrenarla bien, tienen que conocer las leyes, los reglamentos, pero no puede ser que los rapiñen todos los días. Les tenemos que dar más elementos para que se defiendan ellos que son además los que tienen que defender al resto de la sociedad, la gente decente y honesta de la sociedad.
Desde el oficialismo se ha planteado la duda, o tal vez la preocupación, de que algunas leyes que se han votado en los últimos años sobre derechos se vean modificadas o incluso derogadas en un futuro gobierno del Partido Nacional, del Partido Colorado, o de coalición. ¿Habría en tu gobierno posibilidades de sacar alguna, por ejemplo, la de despenalización del aborto, la Ley Integral para Personas Trans o el matrimonio igualitario?
La ley de interrupción voluntaria del embarazo es una ley que se votó en el Parlamento y que yo firmé para que hubiera un referéndum, para ver si la gente la quería o no. Me parece que es un tema de conciencia, bien complejo. Quería ver qué piensa la mayoría de la sociedad con respecto a eso. Cuando se llamó a prerreferéndum fue a votar un 8 % de la población. Si va a votar un 8 % de la población está claro que a la gente no le interesó demasiado el tema y que la ley está y va a quedar. La ley de matrimonio igualitario yo la voté, me parece que está bien. A esta altura del partido no tiene ninguna posibilidad de tener cambios. Con la ley trans hay algunos temas de ayudas económicas que pueden ser discutibles. El centro de la ley, que es el respeto a las personas trans, su defensa y la no discriminación, está bien, es razonable. Algunos artículos de la ley los voté. Después está la ley de la marihuana, que es la otra. Cuando se votó la ley pusimos un artículo que decía que había que hacer una muy fuerte campaña a los efectos de que la gente supiera cuáles son los daños que causa la marihuana. La marihuana no es inocua, causa algunos daños como los causa el alcohol o el cigarrillo, pero nos da la impresión de que esa campaña no se hizo y también da la impresión de que esta ley se hizo para terminar con el narcotráfico, así lo dijo José Mujica, pero en ese aspecto la ley fue un fracaso absoluto, no solo terminó, sino que aumentó en forma importante en Montevideo, en la zona metropolitana y en todo el país. Hay bandas narcos fuertes en todo el país.
Hay varias encuestas que refieren a las internas y dan como favoritos a Julio María Sanguinetti y a Ernesto Talvi. ¿Existe la posibilidad de que decidas bajar tu precandidatura?
No creo en las encuestas. Me pasó en la elección pasada, Equipos Mori en la elección interna pasada me daba el 3 % y saqué el 26 %. Saqué nueve veces más de lo que decía Mori. Yo en esta elección interna tengo un piso del 30 %. Recorro el país, conozco a la gente, conozco a los dirigentes, sé cómo se mueven, sé cómo voy a votar en cada departamento, así voy a tener un piso de 30 % y por lo tanto no pienso en bajarme. Y aunque votara el 3 % no me voy a bajar porque uno en estas campañas lo que defiende son ideas. A mí me han enseñado que mucho más que los resultados electorales, que espero que sean buenos para mí, uno tiene que defender las cosas en las que cree. Hasta el último día voy a seguir trabajando por las cosas en las que creo.