Por Gerardo Tagliaferro.

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Contenido creado por Inés Nogueiras
Las 40

Vos sí que tenés vestuario

Américo Signorelli cantó Las 40

"Éste es un país al que tenés que traer 20.000 barcos de bobos para equilibrar", dijo el periodista deportivo Américo Signorelli, que contestó Las 40 de Montevideo Portal. Por Gerardo Tagliaferro.

15.07.2014

Lectura: 20'

2014-07-15T07:00:00-03:00
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Muchos dicen que para opinar de fútbol, para juzgar si Fulano jugó bien o mal, si Perengano estuvo acertado en patear o debía pasársela al otro que entraba por la derecha, si el técnico demoró en poner a Zutano, para hablar de todo esto con propiedad, hay que tener vestuario.


Si fuera por eso, Américo Signorelli debería ser el tipo que más sabe de fútbol en este país. Más de medio siglo metido en ese "confesionario" o en ese "quilombo" -dos recintos a los que puede asemejarse el camarín de una cancha de fútbol, según su propia definición- le deberían dar ese crédito. Y en vestuarios de canchas uruguayas, que no son como los del Santiago Bernabeu ni como los de Anfield o el Giuseppe Meazza, donde todo parece ser frialdad y distancia. Según Américo, en los vestuarios orientales tanto se huele el aroma del prostíbulo como se palpita la intimidad de la confesión. Se vive y se respira humanidad.

Pese a esto y a aquella suposición del principio, este hombre de 80 años que patentó en nuestro país la profesión de "vestuarista" confiesa que no solo no podría comentar sobre fútbol, sino que ni siquiera le gusta demasiado. Si la final del mundo que se vio el último domingo hubiera tenido lugar a la vuelta de su casa y en la mesa hogareña lo llamaran unos tallarines con manteca y un buen vaso de vino, la elección para él habría sido sencilla: el fútbol puede esperar. Lo suyo, dice Américo, pasa por otro lado: "Me gusta la radio, el vestuario, estar contigo al lado, verte la cara, mirarte a los ojos. No me interesa el fútbol, me interesa estar al lado del jugador, conocerlo, averiguar sobre él".

Sin terminar la escuela y criado "en la calle" -esa suerte de credencial que suele identificar usos y costumbres, "códigos", saberes no escritos, vivencias extra- asegura que se las arregló para hacerse un lugar en el periodismo deportivo a base de un cóctel cuyos ingredientes enumera una y otra vez: empuje, perseverancia, dedicación ("nunca falté a un partido") y también mucho rostro. Todo eso condimentado con toques que aquella calle seguramente alumbró. Por ejemplo, su particular estilo de comunicación. Para seguirle el tren hay detenerse a decodificar su lunfardo: checonato, sope, varela, queguay, completo puritas, salterain...

En una peluquería de Pocitos donde "para" habitualmente se ambientó esta charla con el decano de los vestuaristas, pocas semanas después de clausurar -ahora sí, definitivamente- una etapa de su vida que de alguna manera fue su vida misma.


1) Hace ocho años te entrevisté y en aquel momento habías dejado "definitivamente" el trabajo como vestuarista. Pero volviste.
Volví porque hubo una buena propuesta y acepté. Volví al vestuario, pero ahora definitivamente colgué los zapatos, venga o no venga otra propuesta. Sigo en Punto Penal, en "Rumbo a la cancha" de noche en la 1010 y en "Hombres de fútbol" en la 28, Imparcial.

2) ¿Qué edad tenés?
El 31 de julio cumplo 80.

3) Has dicho muchas veces que te criaste en la calle. ¿Qué significa eso?
Sí, gracias a Dios me crié en la calle, en la universidad. Criarte en la calle significa aprender y por supuesto ejecutar los códigos que ella te da. La calle te dice qué está bien y qué está mal, ahí no hay abogados ni escribanos, somos todos iguales.

4) ¿Con quién te criaste?
Con mi papá y mi mamá y mis hermanos. Pero pasaba el día en la calle... todo el día. Trabajé desde chico en Francisco Adami, en la calle Colonia 1268 esquina Yi, de mandadero. Tenía 12 años y trabajé ahí hasta los 15, que fue el mundial (de 1950). El mundial de la honradez, de la honestidad, de la pureza... el último.

"El único cuarto que vi terminado fue el de casa. Nunca terminé cuarto"

5) ¿Por qué decís eso?
Porque el fútbol es por guita, ¿estamos de acuerdo no? Le deja mucha plata a la FIFA, a la Conmebol, a todo el mundo. Te pueden hacer jugar un partido a las 12 del día en África con 50 grados de temperatura, no tienen piedad con el jugador. No les interesa ni la pelota, ni la camiseta ni el jugador, es la guita, por guita te matan. Y el último mundial que se jugó con honestidad pura y ganó el mejor, Uruguay, fue el del 50. Los bayanos no se imaginaban que frente a ellos había hombres que venían de ganar una huelga y que estuvieron un año sin trabajar.

6) Volviendo a la calle, vivías en la Unión, ¿verdad? Cerca de lo de la Vieja Blanca (un antiguo prostíbulo de la zona)
(Se ríe) Estaba a cinco o seis cuadras de la Blanca, la de los transparentes... Yo vivía en Larravide 2685 entre Rousseau y Fray Bentos.

7) ¿Cumpliste con la ley del barrio?
(Vuelve a reírse)... 20 pesos.

8) No terminaste la primaria, ¿verdad?
No, no terminé en ninguna de las escuelas en las que empecé. Fui a la escuela Perú o España, que estaba en 18 y Juan Paullier, después fui a la Junta, que estaba en 8 de Octubre casi Industria, tampoco terminé. Después me mandaron a los curas, medio pupilo, y tampoco terminé. El único cuarto que vi terminado fue el de casa. Nunca terminé cuarto.

9) ¿A qué colegio de curas fuiste?
Al Sagrada Familia. Estaba el Hermano Santiago de director: no pude con él ni él pudo conmigo, salimos cartas patas.

10) ¿Eras difícil?
Y... era un chico indócil, me gustaba la libertad.

11) "Si me apurás, te digo que no me gusta el fútbol". Eso me dijiste hace unos años.
A mí me gusta la radio. Partidos no miro, me gusta ver otras cosas: películas, escuchar tango, ver otros deportes. Yo no sé comentar fútbol, sé hacer notas, mi laburo. Me gusta la radio, el vestuario, estar contigo al lado, verte la cara, mirarte a los ojos. No me interesa el fútbol, me interesa estar al lado del jugador, conocerlo, averiguar sobre él.

12) Arrancaste con el periodismo deportivo a partir de tu trabajo como vendedor de camisas.
Sí, a Heber Pinto, pero no las pagó eh. Cuatro camisas se llevó: dos de popelina, dos de picolina y cuatro corbatas. Yo las tenía prontas en la Cooperativa de Hacienda, le avisé que las tenía y le dije: "Heber, tengo unas camisas, se las llevo". Quería hablar con él, porque ya le había dicho que con mi idea él le juntaba la cabeza a (Carlos) Solé. Y me dijo que se las llevara. Fui y le dije: "Heber tengo una idea". "¿Cuál es?" "Pero si se la digo y me deja afuera... ojo al gol eh... vamos a no joder". Y le dije: "Tenemos que hacer vestuarios". "¿Vestuarios?", preguntó él.

13) No se hacía vestuario en aquella época en las trasmisiones de los partidos.
No, jamás, no existía.

"Le dije (a Obdulio Varela): ‘Jacinto, ¿me deja darle una mano?' Y él me agarró una pierna y me dice: ‘No, japonés, con estas gambas tenés que ir al Solís'"

14) ¿Y cómo se te ocurrió a vos eso?
Porque sentí una radio brasileña que lo hacía. Y dije "esto es lo mío". En la huelga de jugadores, en el 48, yo tenía un reparto de revistas por el Pueblo Nuevo, en las viviendas obreras de la calle Industria y Serratosa donde estaba la cancha del Platense y al lado la del Canillitas. En la huelga del 48 estaba Jacinto, su majestad (se refiere a Obdulio Varela). El rey, lo más grande. Me acerqué a él y le dije: "Jacinto, ¿me deja darle una mano?" Y él me agarró una pierna y me dice: "No, japonés, con estas gambas tenés que ir al Solís". "No, no quiero jugar al fútbol, quiero ayudarlo: estar en el vestuario, preparar la ropa, cuidarlo". Entonces me dijo que hablara con el que se encargaba de eso que era Dalton Rosas Riolfo. Hablé con el Dalton y de ahí para acá... para mí fue como si fuera en el Titanic, para que te hagas una idea: mi tabla de salvación era eso. Conseguir un laburo de periodista, porque teniendo un nombre, sin estudio, podía conseguir un buen laburo. Y laburé, perserveré, me deshice, me rompí todo, no falté ningún partido. Perserveré eh, mirá que metí como un caballo.

15) Y gracias a eso conseguiste otro trabajo, como vendedor de autos, que te permitió dar un salto económico.
Seguro. Si vos no tenés estudio te cuesta mucho. A mí me cuesta el doble de repente que a vos que hiciste liceo, no tengo la cabeza ágil como para pensar. Entonces yo tenía que buscar un trabajo de ventas y bueno... le pedí un laburo a Heber, porque no me pagaba y me metió en Lamas Garrone, en Soriano entre Yí y Santiago de Chile, y en lugar de autos me metieron a vender maquinaria agrícola. Era como vender heladeras en Alaska. Yo no sabía nada, pero así empecé y metí, metí, metí, hasta que saqué la grande y entré en Sevel, en Fiat. Mi jefe era Eugenio Figueredo.

16) ¿Qué impresión tenés de Figueredo?
Cruzó el Canal de La Mancha con Gallarate y medias y no se mojó los talones... ¿ta? No es el único, eh. En esto bobina no podés ser. El "Pulpa" Etchamendi siempre dijo lo mismo: "No me acuesto con chiquilines porque se hacen pichí en la cama". Este es un país al que tenés que traer 20.000 barcos de bobos para equilibrar. Es un país chico que está acostumbrado a ganar, no sabemos perder. Yo tuve la suerte inmensa de trabajar con todos los grandes, en empresas grandes, en radios grandes, trabajé en Telenoche 4... ¡Telenoche 4! Con Giacosa, Víctor Hugo, Asadur Vaneskaian, Ochoteco. Trabajé ahí y renuncié, me fui porque Sevel me daba para recuperar el terreno perdido y tener un día una casa propia. O sea, soy un careta, soy un audaz, no soy vergonzoso ni tengo miedo, le hago una nota al Papa igual.

17) ¿Cuál fue la nota más linda?
Uh... la mejor nota que hice en mi vida... Me gustan las carreras, y había ganado el Ramírez un caballo, Riomar, con el jockey Arturo Piñeyro. Y a mí se me ocurrió llevarlo al canal un domingo de mañana a Deporte Total. Llevé a Piñeyro vestido de jockey con el caballo, corté el tránsito frente al canal, le pedí permiso al dueño del caballo, lo llevó Amarilla transporte de equinos... todo garra, no puse un sope. E hicimos la nota.

18) ¿Tuviste problemas con alguien?
Jamás. La calle me enseñó que es sí o no, de dos, una. Ahora, si vienen cuatro a pelearme, no me peleo con los cuatro pero uno queda. Pero no tengo problemas porque soy educado. Trabajé en carnaval, trabajé en "Titanes en el ring", en la Rural, en todos lados.

"Eugenio Figueredo cruzó el Canal de La Mancha con Gallarate y medias y no se mojó los talones"

19) ¿Qué es lo que un periodista no debe hacer en un vestuario?
Adentro del vestuario hay seres humanos, que tienen más o menos los mismos problemas que vos, entonces no le podés hacer una nota a uno que echaron o a uno que jugó mal. Porque sabe que lo echaron o que jugó mal, tenés que tener códigos. Yo trabajé ocho años en la Mutual con el "Pepe" Sasía y con Hamlet Tabárez.

20) ¿Qué hacías en la Mutual?
Era secretario de prensa. Fui el único periodista que trabajó en la Mutual, entonces sé lo que hay que hacer, sé que del vestuario para afuera es una cosa y para adentro es otra.

21) Me imagino que hiciste muchos amigos entre los jugadores.
No tengo enemigos.

22) ¿Y amigos?
Amigos, de esos que si me llaman para ir a la guerra con ellos voy: Hamlet Tabárez, el "Pepe" (Sasía), el "Pardo" (Abbadie), el "Peta" (Ubiña), el "Chufla" Ramos... muchos. Yo por un jugador peleo, los defiendo a muerte. El jugador uruguayo es el más noble que hay en el mundo. Hay jugadores que acá no podrían jugar ni en el Ipiranga, y los llevan a otro lado y son Gardel. ¿Por qué? Porque se aferran como me aferré yo a mi tabla de salvación. Yo estaba en el medio del Atlántico y encontré un salvavidas, no lo voy a largar. Y el jugador es lo mismo: sabe que va a cobrar bien todos los meses, entonces se mata. No hay jugador más noble que el uruguayo.

23) ¿Has visto futbolistas que han cambiado después de hacer algún dinero?
Y... yo qué sé... creo en Dios. Eso lo juzga Dios. Pueden cambiar o no, pero a todos les gusta tener un checonato (un coche), una casa cerca del agua como dice el Pepe. ¿Si se marean? Y bueno, puede ser, se marea tanta gente... Se marea un político que llega con el voto popular y después lo vas a ver porque precisás una tarjeta para sacar la leche del expendio y te manda a decir que no está. La gente se marea.

24) Sos muy creyente, ¿no?
Voy todos los días a la iglesia. Le voy a decir al "Flaco": muchas gracias. Nada más, él sabe. Él sabe lo que me dio en la vida, que para mí es un disparate: tener a mi hijo, mis nietas, vivir tranquilo. Yo no soy de gastar, soy muy tacaño, pero tengo una casa, que es importante. Eso se lo debo a los jugadores de fútbol. Si Di Stéfano y el "Pichón" Núñez le hicieron un monumento a la pelota y le pusieron abajo "gracias", yo tengo que hacer uno con un jugador de fútbol, o una pelota también y poner lo mismo. Me rompí el alma pero lo logré, yo quería ser el número uno en lo mío, así como hay número uno en el relato o en los comentarios.

25) ¿Y creés que lo lograste?
Y... pienso que sí... pienso que sí. Soy un tipo respetado, mis colegas me quieren, creé un estilo y eso se respeta.

"Voy todos los días a la iglesia. Le voy a decir al ‘Flaco': muchas gracias. Nada más, él sabe"

26) ¿Cuál es ese estilo?
Hoy nunca vas a ver un lío en un vestuario, jamás, como hay líos entre comentaristas o relatores. Hay ese respeto. Nosotros comemos dos o tres veces por año, y nos sentamos y hablamos: si nosotros nos peleamos van a decir que se peleó la 12 con la 28 o la 26 con la 32. Entonces, no podemos, porque eso lo ve todo el que va ahí: dirigentes, jugadores, periodistas.

27) Seguramente hay miles de anécdotas de vestuario. Pero hay una que me gustaría que contaras: la de "Ringo" Bonavena con Montero Castillo.
(Se ríe) Viene Huracán (de Parque Patricios, Buenos Aires) a jugar un partido amistoso con Nacional un día feriado en Argentina. Y me entero que había venido a ver el partido Ringo Bonavena. Lo veo en la platea América: traje Príncipe de Gales, con chaleco y con un habano que parecía un bomberito. Lo primero que hice fue presentarme y pedirle permiso para hacerle una nota. Chapó los auriculares y se los puso él, ducho en la materia. En ese momento, en el otro vestuario, estaba hablando el "Mudo" Montero Castillo, gran personaje, un hombre que adoro. Y Heber (Pinto) le decía: "Mirá que juega Rendo". "No pasa nada -decía el Mudo- sienten el rigor, estos son saltarines". Y me dice Ringo, que estaba escuchando: "¿Quién es éste?" Le digo: "El Mudo Montero Castillo". "Poneme al aire", y le dice: "Fiera, ¿a quién le vas a pegar vos? ¿Pero a quién le ganaste?" "¿Quién habla?", dice el Mudo. "Habla Ringo Bonavena acá. ¿Qué querés, que vaya al vestuario y te pegue unos sopapos?" (se ríe) Fue una nota espectacular.

28) Conociste personalmente a Pelé.
Sí claro, a él, a Maradona, a todos. El negro era completo Puritas, no era salterain. En un partido en Villa Belmiro, el Pepe Sasía lo taló, y el negro se cae, se levanta y le dice: "Pepe, ¿qué hacemos? ¿Peleamos ahora o primero jugamos al fútbol?". No es Messi ni Neymar.

29) No fuiste a ningún mundial, ¿por qué?
Y, porque no te llevan. Hay colegas que trabajan un año antes y yo soy muy artiguista: no vendo mi rico patrimonio al vil precio de la necesidad. Además, si vos me decís que a la vuelta de mi casa juegan Argentina y Alemania y en casa hay tallarines con manteca... me tomo un vaso de vino y me como los tallarines. Voy a Maroñas, pero no me levanto por el fútbol.

30) En las eliminatorias del Mundial del 94 te disfrazaste para entrar al vestuario de Maracaná.
Sí, con "Marito" Bardanca. No se podía entrar a la cancha porque no había autorización. Y había un morenito vestido de amarillo, con casco, zapatos... y yo tenía 12 dólares en el bolsillo. Le digo: "Nunca pisé Maracaná, quiero ver el gramado, soy uruguayo... el 50..." todo con ese verso. Y me dio las zapatillas, calzaba como 90 y se ve que bagnulo no jugaba en el equipo de él (hace un gesto que indica mal olor). Y bueno, me puse los zapatos, el gorro y: "Atento Marito". Mario me dice: "¿Dónde estás Américo?" Le hago así con la mano (saluda agitando) y se quería morir.

"Si a la vuelta de mi casa juegan Argentina y Alemania y en casa hay tallarines con manteca... me tomo un vaso de vino y me como los tallarines"

31) Has dicho que "entrar a un vestuario es como entrar a un quilombo".
Sí, a un quilombo por el aroma. Pero también es como entrar a un confesionario.

32) ¿Por qué?
Porque hay que darse cuenta que ahí el ser humano se transforma. El hombre viene de su casa con mil problemas y ahí si jugás mal no jugás más. Es poca la gente que te va a perdonar. No vale que te peleaste con tu mujer o no pudiste pagar la luz. Nosotros nacimos para ganar, nos invitan a un partido amistoso, hacen fiesta y nos comemos la frutilla de la torta. El uruguayo no es como el boliviano, con todo respeto, no es el peruano, el chileno, el ecuatoriano. Nosotros somos nosotros, y ahí adentro es como entrar a la casa de alguien. No es como el fútbol alemán, italiano o español, donde los jugadores van de traje y corbata, no te dan bola, no hay esa intimidad que hay acá. Acá hay vestuarios que tienen una roseta sola, y ahí hay que bañarse. Por eso hablo de la nobleza del jugador uruguayo.

33) En esa entrevista que te hice hace algunos años me hablaste de un lío en un partido entre Danubio y Liverpool...
(Interrumpe) Me cagué en los pantalones. Me cagué de verdad. Vi la huesuda ahí nomás, a quince metros. Quedé encerrado, en lugar de rajar agarré mal para un lado y estaban los milicos. Perdí a los amigos con los que había ido y quedé encerrado, y se vino la cana con los caballos y me puse pálido y empecé a transpirar, me di cuenta que perdí la noción... y después me tuve que ir caminando hasta la Unión, porque no podía tomar un ómnibus así. Fue fiera.

34) ¿Tenés amigos políticos?
Sí, tengo una amistad con Tabaré Vázquez que viene del fútbol, porque él era presidente de Progreso. Cuando nos vemos nos damos un abrazo. Todo el mundo sabe que soy de la 90 y mi ídolo político fue siempre Emilio Frugoni. Este año (en las elecciones internas) no los voté, voté a la 711 para darle una mano a Sendic, pero siempre fui de izquierda. Yo no fui a pedir un empleo, nunca me gustó ser empleado público, me hubiera gustado ser bancario pero tenés que dar examen y con primaria... de portero únicamente. Después me di cuenta de que en la vida, con un poco de sacrificio, podés llegar a ser lo que quieras.

35) ¿Cómo viviste el triunfo de tu hijo Marcelo hace unos años como entrenador de básquetbol?
Bien, bien, con orgullo. Fui a ver la final cuando salió campeón con Biguá y fui a verlo con Hebraica. Y me movió el piso, me pone muy orgulloso. Él tiene un carácter muy especial y va a llegar a lo que quiere.

36) ¿Qué te va a quedar en el tintero?
Lo que quise ser en la vida lo tuve. Cuando paraba en puerta de La Liguria, en 8 de Octubre y Cipriano Miró, todos tenían buen laburo, ganaban bien y yo no daba pie con bola. Fui feriante con mi madre, fui aprendiz de sastre, vendedor de camisas por la calle, vendedor de libros... no encontraba. Me casé y no tenía casa propia, no tenía auto, y lo que siempre aspiré fue a eso: primero la casa y después el auto. Me costó mucho pero está todo bien, no aspiro a más nada, no soy de los que quieren tener dos millones porque tienen uno. ¿Se entiende?

37) ¿Manejás actualmente?
No. El auto se lo regalé a mi hijo para que lo disfruten mis nietas, porque a mi edad y con un oído solo puedo perder todo lo que tengo si mato a alguien en la calle. Entonces que lo disfrute él. Yo me tomo el bondi, pago 11 pesos porque soy jubilado.

"Todo el mundo sabe que soy de la 90 y mi ídolo político fue siempre Emilio Frugoni. Este año voté a la 711 para darle una mano a Sendic"

38) ¿Viajas en ómnibus?
Sí, todos los días.

39) Y la gente te reconoce me imagino.
Claro, hablo con todo el mundo. Se me sientan al lado y les digo: "Hablame de este lado porque de éste no te escucho". Si fuera diseñador de modas nadie me daba bola, pero soy notero, estoy todo el día en la tele y entonces te preguntan cosas, te hablan.

40) A los 80 años ¿eso te sigue gratificando?
Ah, lógico. Vos en el fondo tenés un poquito de ego ¿no? Voy a comprar el pan y demoro media hora. Los domingos de mañana voy a buscar las cosas para hacer el tuco, porque soy buen cocinero y me encanta la cocina, y me señora me dice: "¿Dónde te quedaste?". Te para uno, te para el otro, y no me puedo hacer el agrandado y dejarlo Obdulio Varela, voy y lo atiendo. La cabina nuestra estaba al lado de la del Dalton (Rosas Riolfo), y venían a hablar con él el "Vasco" Cea, (José) Nasazzi, (Pelegrín) Anselmo, y un día le dije a Nasazzi: "Don José, qué orgullo conocerlo". "Yo cumplí con mi deber -me dijo-. Yo jugaba al fútbol porque me gustaba, pero quería ganar". Lo mismo que me dijo un día Osvaldo Pugliese, en Oriental. Yo le dije: "Maestro, no sabe qué orgullo es para mí tenerlo al lado, usted para mí es un mito". Y me dice: "No, no, yo soy un laburante". Y el asunto es ese: somos laburantes, lo demás es cuento. Lo importante es dejar una imagen a la gente de que llegaste porque laburaste. En este país, sin muchas luces (me hace una guiñada) pero con esfuerzo, con dedicación, llegás.


Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios: [email protected]