Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
Su termo todavía tiene el pegotín que dice Batllistas Orejanos, su última agrupación (dentro del Partido Colorado), que ya no existe. En su despacho hay cuadros de Zelmar Michelini, Hugo Batalla, Fructuoso Rivera y Batlle y Ordóñez. El viejo Batlle, además, está evocado de forma permanente en su discurso. Por si algún trasnochado todavía no se dio cuenta, Fernando Amado -diputado desde 2010- es de centroizquierda. Y para que no quepan dudas, acaba de bautizar a su agrupación UNIR: Unión de Izquierda Republicana, porque hay muchas izquierdas y la que él quiere liderar es republicana, liberal y moderna. Amado encabezará listas al Senado teniendo como presidenciable a Pablo Mieres, líder del bloque La Alternativa.
Dice querer combatir "la grieta" en la política uruguaya, y denuncia desde un spot de reciente divulgación distintas formas de "dividir". Por ahí aparecen frases de Verónica Alonso, Novick, Sanguinetti, Vázquez y Mujica, entre otros. Él sostiene que hará otro tipo de política: la de reconocer las cosas buenas de unos y otros, sin dejar de señalarle sus flaquezas y debilidades. Así, por ejemplo, elogia al Vázquez del primer gobierno frentista pero cataloga a éste como de "cansino" o que está "haciendo la plancha", dice que Lacalle Pou ha sido víctima de ataques por su condición social o por dónde vive, pero dice que "evolucionar" no es tildar de "década perdida" a los años 2005-2015. O no da vueltas para señalar que la candidatura de Sanguinetti es un retroceso, aunque a él no lo sorprendió nada, porque el expresidente nunca promovió nuevas figuras en el Partido Colorado.
De lógicas binarias no saludables -como señala la Catalina-, "sapos peludos" que las dos mitades irreconciliables se tragan y feminismo, hablamos con el diputado y escritor Fernando Amado.
-¿Qué pasó con Batllistas Orejanos? Duró poco como agrupación política...
-Duró poco porque nos cambiamos de partido. Si pudiéramos haber mantenido el nombre, de repente lo hubiéramos mantenido, pero hay un tema legal -y creo que está bien-, que implica que tú no podés utilizar una palabra o hacer mención a una figura históricamente vinculada a un partido si no estás dentro de él. No podíamos usar la palabra "batllistas" fuera del Partido Colorado. Entonces, teníamos que cambiar el nombre y aprovechamos, nos vino muy bien, porque nos permite presentarnos en nuestra nueva versión: fuera del Partido Colorado y dentro de una coalición de izquierdas, nueva.
Y nos permite seguir machacando con el mismo mensaje con el que machacábamos en el Partido Colorado (PC). Alguno podrá tener la sensación, por nuestra peripecia en el PC, como que teníamos tendencia a dividir en el partido. Y en realidad, estábamos combatiendo en la interna para cambiar la herramienta, para que volviera a ser una herramienta de representación de las mayorías populares, de cercanía a la gente, de no estar encerrado en la Guerra Fría, de no estar con el balde puesto. Cuando ante la acumulación de evidencias vimos que era una misión imposible, decidimos abandonarlo para seguir con esa misión desde afuera. Eso nos permitió dos cosas: uno, seguir machacando con el mensaje de "no a la grieta", que era lo mismo que decíamos en el PC. Porque, ¿cuáles fueron nuestros momentos de polémica? Cuando nosotros teníamos una actitud abierta a algo que presentaba el Frente Amplio (FA): yo reuniéndome con Vázquez, yo votando tal cosa. ¿Cuál era el misterio? Era: "Los que estamos de este lado: nada con los del Frente". Ni un gesto, ni un reconocimiento ni nada. El tema era darle y darle. Como también era, desde el Frente, al revés: darle a los partidos tradicionales. Entonces, esa mirada por fuera de esa bipolaridad la seguimos teniendo afuera. Y lo otro: ahora empezamos a sumar gente de afuera del PC. La mayoría del sector se vino con nosotros, pero al abandonar el PC, muchos que simpatizaban con nosotros pero no querían sumarse al Partido Colorado, se sumaron, como Julio Trotschansky o Alejandro Domostoj (un ex dirigente del Partido Socialista).
-Alguien puede decir: "Antes estabas en el Partido Colorado, ¿y ahora sos izquierdista?"
-Hace 10 años que nosotros decimos que nos sentimos de centroizquierda. Si vas a la entrevista que me hizo Alfredo García para Voces en 2008 o la que te dí a vos para este mismo espacio en 2014, verás que todo lo que decimos ahora, lo vengo diciendo desde hace 10 años. Las mismas batallas que quería dar dentro de Vamos Uruguay, y dentro de ese proceso de renovación del Partido Colorado que parecía que empezaba con Pedro (Bordaberry), es lo que queremos hacer ahora a nivel país. Lo que nos falló fue la herramienta. Pensamos que la herramienta era el PC porque estábamos enamorados del viejo Batlle (y Ordóñez) y la historia del PC no se condice con la realidad de hoy, del presente, por eso nos fuimos. Eso no quiere decir que yo reniegue del coloradismo. Yo estoy orgulloso de haber sido colorado, fue un gran partido, el tema es que naturalmente no se condice su presente con el pasado. Así como estoy orgulloso de aquel pasado, estoy muy contento con mi presente en este proyecto que es La Alternativa y en esta columna que levantamos con UNIR.
-¿Por qué bautizar al nuevo movimiento como Unión de Izquierda Republicana? Más allá de la sugerente sigla UNIR...
-Porque podemos sumar distinta gente que se siente de izquierda, pero de una izquierda liberal y republicana. Hay muchas izquierdas. Es izquierda el marxismo o la izquierda populista, la izquierda de (Eduardo) Rubio de Unidad Popular, que tiene su formato de izquierda. Pero también está la izquierda republicana y liberal, y democrática. Y yo diría moderna. Esa izquierda en el Uruguay se podría decodificar a más de un siglo con Batlle y Ordóñez, pero en términos políticos actuales, la ciudadanía entendió que esa izquierda moderada era (Danilo) Astori. Por eso una y otra vez el FLS, el astorismo, fue logrando capitalizar electoralmente al ciudadano que se siente de izquierda republicana. Hoy la izquierda republicana y liberal tiene que convivir con otros tipos de izquierda dentro del FA, y tiene que tragarse sapos muy peludos como la no condena a Venezuela, entre otras, que hace que se le quite credibilidad al peso político que puede tener adentro del FA y en los destinos del país.
"Hoy la izquierda republicana tiene que convivir con otros tipos de izquierda dentro del FA, y tiene que tragarse sapos muy peludos como la no condena a Venezuela, que hace que se le quite credibilidad al peso político que puede tener adentro del FA"
-¿Qué te distingue de la izquierda que predomina en el FA, además de tu condena al régimen de Nicolás Maduro?
-También la condena a la Cuba de los Castro. Somos una izquierda que no repite como papagayo el discurso "contra el Imperio". Tratamos de ver el mundo como funciona y tratamos e imaginar y soñar cómo hacer más justo el Uruguay y cómo hacer que el Estado no sea como es hoy -para un batllista de Batlle y Ordóñez es doloroso-, que el Estado no llega a donde tiene que llegar y no está cumpliendo con los cometidos sociales que tiene que cumplir. El Estado era la garantía de la amortiguación de la desigualdad, hace 100 años a través de la educación y de la legislación de avanzada social, de los derechos laborales y de un Estado que permitía la igualdad de oportunidades más allá de donde hubieses nacido. Hoy el Estado está muy lejos de cumplir esa función.
Si vos me preguntás si este gobierno de izquierda levantó banderas de izquierda te digo: algunas sí, y muchas no. ¿Cómo puede ser que este gobierno tolere con naturalidad y casi indiferencia que tengamos a menos de 10 minutos, con 10 cuadras de distancia, índices de desarrollo humano de África y de Europa? ¿Cómo no es un tema central del gobierno del FA? ¿Cómo no les obsesiona eso al gobierno o a los precandidatos del FA? Me refiero a terminar con la fragmentación social que el Uruguay tiene. ¡Tendría que ser el buque insignia de un gobierno del FA y no lo es!
-Bueno, el FA bajó la pobreza casi un 40% y dejó en su mínima expresión la indigencia...
-Y eso es verdad. Las dos cosas son ciertas. Eso es "evolucionar". Evolucionar sería decir que por supuesto que bajaron la pobreza, por supuesto que bajaron la indigencia, no hay discusión, lo reconocemos. Chapeau. Pero me parece deshonesto intelectualmente tener la discusión tomando 15 años. El FA va a discute y se defiende con lo que hicieron los primeros cinco años. Entonces, hace nueve años estás haciendo la plancha. ¿El FA cree que el ciudadano los va a seguir votando eternamente por lo que hicieron en un quinquenio? Le va a reconocer todo lo que hicieron, como yo se los reconozco y no sólo eso. Estoy de acuerdo con los consejos de salarios, pero estoy de acuerdo en serio y de fondo, porque hoy es políticamente incorrecto estar a favor de los consejos de salarios. Fijate que después que el economista (Gustavo) Licandro dijera que él sacaría los consejos de salarios, salió Lacalle Pou a decir que no era asesor del partido y no lo representaba, y le preguntaron a Sanguinetti y dijo que estaba de acuerdo, que fue una creación batllista. ¡Maestro, fuiste presidente y no convocaste los consejos de salarios!
-Lo mismo que se le endilga a Mujica, quien ahora presenta una batería de 16 medidas, que no aplicó durante su gobierno.
-Es exactamente lo mismo. Medidas que son casi un acto de desfachatez, porque las propuestas están bárbaras, pero ¿vos no estuviste en el gobierno? Y tu gobierno tuvo un montón de medidas que estuvieron lejos de la austeridad. Por eso creo que es muy importante sanear la discusión y salir de esa cosa donde Sanguinetti dice: "Los narcotraficantes entraron con el FA" y salen los del FA a decir: "No, entraron en los gobiernos de blancos y colorados". Algunos de los partidos tradicionales dicen: "¡El país no aguante más! ¡Si hay un cuarto gobierno del FA esto va a ser como Venezuela!", y del otro lado agitan el cuco espantaviejas de que si gana Lacalle Pou o si gana la derecha, como dicen, esto va a ser Macri o Bolsonaro. Ni si gana el FA, va a ser Maduro; ni si gana el Partido Nacional o Lacalle Pou va a ser Macri o Bolsonaro. Seamos más honestos en la discusión que le va a ser mejor a la política y le va a hacer mejor al ciudadano descreído de la política.
También te digo, estoy de acuerdo con Luis en que hay muchos del FA que "no quieren soltar la teta". El tema es que atrás de él no haya muchos que pretendan sustituir a los que hoy están prendidos de la teta, y solo quieran -como los de ahora- aferrarse a ella. Incluso con revancha, porque ya estuvieron y quieren volver. No lo digo por él.
"Ni si gana el FA, va a ser Maduro; ni si gana el Partido Nacional o Lacalle Pou va a ser Macri o Bolsonaro. Seamos más honestos en la discusión que le va a hacer mejor a la política y le va a hacer mejor al ciudadano descreído de la política"
-¿Cómo ves la interna del Partido Colorado con Julio Sanguinetti, de 83 años, como líder indiscutido de las encuestas?
-Lo de Sanguinetti para mí no es sorpresa. Yo lo decía a mis ex correligionarios hace como un año y pico. Les decía que esto iba a suceder y me decían que estaba loco, tengo testigos de todos los sectores del Partido Colorado. Yo les decía: "el partido va a ir 30 años para atrás"...
-¿Para vos es un retroceso, entonces?
-Para mí sí, pero yo ya no estoy él en el partido. Yo creo que el PC decidió representar determinados valores que están bien encarnados en Julio María Sanguinetti. Está bien que Sanguinetti sea candidato porque el partido ha decidido como relato histórico y proyección hacia el futuro ser una herramienta que representa determinados valores y determinadas creencias, y él es la quintaesencia de eso. Es coherente. Nosotros queríamos que eso cambiara y no fue posible, por eso nos fuimos.
-¿Por qué no puede ser auspicioso su regreso a la arena política?
-No es señal de evolución natural que en un partido no se logren generar cuadros de renovación. Él dice que tuvo que agarrar porque no había otros posibles dirigentes con ganas de asumir ese liderazgo. Te voy a decir algo que no es nada que no se diga en los corrillos periodísticos y políticos: cuando Sanguinetti fue el líder del Foro Batllista, a cualquiera que quiso asomar la cabeza, no le fue bien. A los que intentaron crecer y despegar no les fue bien. Luis Batlle promovió una cantidad de jóvenes, que después terminaron siendo las cabezas el Partido Colorado, y ahí tenés a toda una generación que fue la que después lideró el partido, de ahí salieron senadores, ministros y presidentes. Sanguinetti no se ha caracterizado por ser un promotor de figuras nuevas. Por el contrario. Me decían que Sanguinetti no es como Mujica. Porque Mujica no tiene problemas en decirte un día una cosa, y otro día la otra. Pero quedó demostrado que el dicho calzó perfecto más en Julio que en Pepe. Negó vehementemente que fuera a ser candidato, y acá está.
"Cuando Sanguinetti fue el líder del Foro, a cualquiera que quiso asomar la cabeza, no le fue bien. Luis Batlle promovió una cantidad de jóvenes, ahí tenés a toda una generación que fue la que después lideró el partido. Sanguinetti no se ha caracterizado por ser un promotor de figuras nuevas”
-El video que lanza tu nuevo espacio critica duramente a Verónica Alonso, Edgardo Novick, Vázquez, Sanguinetti, Lacalle Pou, Mujica, Sendic, Larrañaga, ¡hasta monseñor Cotugno cae en la volada! Todos como resultado de una supuesta búsqueda en Google de la palabra "Dividir", ahí aparecen todos ellos haciendo política. Alguien podría decir que tus palos a todos ellos, de unir y de querer achicar la grieta no tienen nada...
-Ojo, igual a Lacalle Pou lo pongo como víctima, porque es cuando otro legislador (NdeR: el entonces diputado del MPP, Juan José Domínguez) le grita "oligarca puto". O sea, querer dividir con esos adjetivos, por de qué barrio saliste, con esos encasillamientos sociales o económicos. ¿Dijo Verónica Alonso: "Voy a erradicar la ideología de género"? Lo dijo. ¿Dijo Sanguinetti: "Los gremios de la educación son fascistas"? Lo dijo. ¿Dijo Novick que los sindicatos son "sindigarcas"? Lo dijo. Y si les preguntás hoy, te lo van a reafirmar. No es una edición donde los sacamos fuera de contexto. Yo siento que todas esas expresiones son la construcción de un muro infinito, hacia arriba, donde lo que se hace es dividir al medio la sociedad. Por un lado, el FA llegó al poder así. Llegó al poder con la acumulación de una campaña de desprestigio a los partidos tradicionales haciendo oposición, pero también calumniando y siendo deshonestos en lo que era plantear un mundo entre malos y buenos, donde el monopolio de la sensibilidad, de todo lo bueno estaba en el FA, y lo otro era el mal, la mala voluntad, eran los corruptos, los piratas, los insensibles. Construyó a partir de la división de la sociedad entre buenos y malos.
Los partidos tradicionales, en vez de hacer algo diferente, han entrado en el mismo juego. Construyen a partir de dividir a la sociedad en dos: el FA versus todos contra el FA. Y eso no es evolución. La evolución es entender de que acá gobernaron todos los partidos grandes, estamos en el siglo XXI, hay una cantidad de mitos que cayeron, entonces el margen de la demagogia se debería achicar. Tendría que caber mucho más la discusión sensata. Claro que habrá distintos proyectos de país, pero no es uno o dos proyectos de país. Hay más de dos proyectos de país, y además considerando que Uruguay se encamina a gobiernos pluripartidistas por la ausencia de mayorías parlamentarias, con mucha más razón tiene que haber una apertura, sacarse el balde, y tener una capacidad de lograr tejer para un lado y otro pensando en las cosas buenas para el país. Punto.
La gente está harta de ese ping-pong de "foca" o "facho", "la década perdida" y "fundieron el país en el 2002". ¡Ya está, ya fue!
-Decís en el spot: "Unir el Uruguay de la década ganada con el de la exclusión". ¿Cuáles serían estos dos Uruguay?
-Lacalle Pou insiste con que fue la década perdida (en referencia a 2005-2015), y nosotros estamos totalmente en desacuerdo con eso. Fue una década ganada. Solo quien haya vivido en una burbuja puede sostener que fue una década perdida. Yo me acuerdo cuando iba en 2002 a recorrer asentamientos y barrios carenciados, y hoy recorro los mismos barrios y veo otra situación. Por eso digo que no fue una década perdida, pero ojo: hay exclusión y se mantiene. Lo que hay en esos barrios es más plata. En el 2002 hacían ollas populares para comer, era una situación catastrófica. Los uruguayos lo recuerdan, lo saben. Hoy la situación es que hay más plata, no tienen que hacer ollas populares, pueden darse algún gusto y comprarse un celular y tener una moto, pero están fuera del circuito de progreso y desarrollo humano, porque no todo se puede medir en plata. Esa es la gran fragmentación social que tiene el Uruguay hoy, no es económica. Es cultural, es educativa, es que hablan con 50 palabras y ellos mismos ponen el "ellos" y "nosotros", porque no se sienten parte de una sociedad homogénea.
"Lacalle Pou insiste con que fue la década perdida. No, fue una década ganada. Solo quien haya vivido en una burbuja puede sostener que fue una década perdida. Pero ojo: hay exclusión y se mantiene. Combatir esa exclusión tendría que ser una prioridad absoluta, y no lo es"
-Has dicho que es hora de dejar de echarse las culpas entre oficialismo y oposición y dedicarse a los problemas que tiene el país. ¿Cuáles son los principales problemas que tiene el país?
-Primero, tener como prioridad absoluta combatir la exclusión. El Estado tiene muy tibios, casi fríos, embates para tratar de minimizar esas situaciones. Yo quiero que el Estado desembarque en los lugares donde hay exclusión social, y que esos lugares no sean ghettos alejados y desconectados de la sociedad, sino que sean intervenciones públicas atrás de una decisión política. Nosotros tenemos que ir a La Teja, al Cerro, al Marconi y generar un circuito virtuoso, como se hizo en Medellín (Colombia), un caso paradigmático. Hacer de la comunidad educativa -es una propuesta que estamos elaborando para incluirla en nuestro plan de gobierno- una cosa más amplia, más de campus, y no de escuela aislada, liceo aislado. No: allí todo, asistentes sociales, cultura, educación, deporte, educación sexual, una cantidad de cosas. Ha desembarcado en lugares puntuales, pero no una cosa firme decir: "Acá llegó el Estado y en 10 años vamos a disminuir la brecha social que se ha ido profundizando". Hoy hay un nivel de exclusión, sobre todo de niños, que ya por donde nacen y por los hábitos que van a adquirir, por lo que van a ver en todos los primeros años, ya están condenados. Eso en un gobierno de izquierda tendría que ser una prioridad absoluta, y no lo es.
Ni fue una década perdida, ni somos Dinamarca o Finlandia. Porque si yo escucho a Tabaré Vázquez en el Antel Arena pienso que me está hablando de Dinamarca. Es indigno que una sociedad como la uruguaya, con el pasado que tuvo en materia de igualdad de oportunidades, hoy siga sin haber revertido la exclusión. Seguridad es el otro gran problema. Tenemos muy claro que para nosotros el viejo esquema de las comisarías más cerca de la ciudadanía es el correcto, hay que volver a eso. El Ministerio del Interior sumó el PADO, sumó equipamiento y mejoró el salario de los policías, lo reconocemos. Ahora, no basta con eso. El modelo de cercanía de la Policía a la comunidad es el que sentimos que hay que aplicar. El Estado en el territorio, no el Estado aislado en la burocracia fría, proyectando aislados proyectos.
Y lo otro es el desempleo. Yo integro hace ocho años la comisión de Legislación de Trabajo y allí nos vienen a golpear la puerta sindicatos, trabajadores y empresarios cada vez que hay problema. Primero se empezó a sentir en el interior con el cierre de unidades productivas que eran el pulmón de laburo como en Nueva Helvecia, Juan Lacaze, Paysandú con Pili, Salto, frigoríficos, lechería, y ahora está siendo golpeada el área metropolitana. El tema del trabajo es un gran tema que el próximo gobierno tendrá que encarar, porque hay que atar trabajo con tecnología y preparación.
-¿Qué ha hecho bien el FA en el poder?
-Sobre todo destaco cosas en el primer gobierno. Ahí vimos un impulso de una enorme vitalidad de Vázquez, llevando adelante una cantidad de cosas. Sí al Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), estuvo mal gestionado y ese es el gran problema, pero el espíritu lo acompaño. Como acompaño el espíritu del Mides, y te lo defiendo en el primer gobierno. Catorce años después y con la bonanza que por suerte tuvo el país, tendría que haber mutado y ver al Estado con una presencia fuerte en lugares más excluidos y complicados. Rescato el Plan Ceibal, su filosofía tiene una mirada batllista desde el punto de vista de la igualdad de oportunidades. Es acercarle la tecnología a todos, aunque no tengan plata para pagarla. Porque antes la computadora era para los que tuvieran plata para pagarla. Que desde la más tierna infancia se puedan familiarizar con la computación es fundamental. Los consejos de salarios: sin duda. La búsqueda de desaparecidos con el empuje que tuvo el primer gobierno, también. El cambio de la matriz energética, sin dudas. La agenda de derechos, sin dudas.
-Eso es más en el gobierno de Mujica...
-Es un engañapichanga, te diría. Para Mujica eso era muy poco importante. Lo sé. Cuando estábamos con el tema de la despenalización del autocultivo del cannabis, Mujica nos botijeaba diciendo: "Ahí andan con las plantitas... eso no es importante. Un tema de izquierda es la pobreza, no los nuevos derechos". Bueno, yo creo que son las dos cosas: la pobreza y los nuevos derechos. Volviendo a la agenda de derechos, creo que hubo una camada de gente joven que empujó mucho para que se votaran esas leyes y fue gracias a ellos y a alguna gente de la oposición, y Mujica le dio el marketing, le dio el costado hollywoodense al tema. La verdad que para sus intereses le salió muy bien y quedó como el gran progresista. Por eso a veces piensan que esto es Dinamarca o Finlandia.
-En el spot también decís: "No queremos estar detrás de desteñidas banderas" y aparecen la del Partido Colorado, la del Partido Nacional y la del FA fundiéndose a blanco y negro. ¿Por qué crees que están desteñidas?
-La Alternativa, ¿por qué surge? Surge porque hay una cantidad de gente que se siente desconforme con sus partidos de origen, porque la ideología que quieren representar y tratar de pelear para el país es minoría y siempre termina siendo aplastada por una mayoría ideológica distinta. Me explico: en el Partido Nacional es notorio que hay una hegemonía del Herrerismo, una hegemonía de los sectores no wilsonistas que hacen que el PN tenga un perfil mucho menos de izquierda republicana como podría ser el wilsonismo. Es más, están desesperados buscando su (Oscar Mario) Aguerrondo, y ahí tienen a (Guido) Manini. En vez de estar desesperados por encontrar un Wilson, están desesperados por encontrar un Manini. Y Manini es un símil a un Aguerrondo.
El Partido Colorado sigue entreverado con el marxismo, con la Guerra Fría, con que todos son fascistas, con los mismos planteos que Sanguinetti hizo hace 15 años en aquel debate con Tabaré Vázquez. Y si uno mira los elencos de ambos partidos, se llenan la boca para condenar a Venezuela -con lo que estamos de acuerdo-, pero conviven con gente que tiene dudoso compromiso democrático. En el PN tenés ediles y presidente de una Junta (Departamental) que dicen que "capaz que sería bueno que volvieran los militares". Pasó hace poco en Tacuarembó. En el PN piden a gritos que venga un excomandante que viola la Constitución, levanta un video de forma inconstitucional y tiene un discurso más parecido al de 40 años atrás. Militarizan el partido, de alguna manera. En el PC resurge la Unión Colorada y Batllista, la lista 123, tenés exconsejeros de Estado dentro del PC que militan, sacan lista y son convencionales, como Wilson Craviotto, un tipo que fue integrante de los gobiernos militares y destituyó a Yamandú Fau cuando fue profesor. ¿Cuál es la lógica de estos partidos? Lo que te decía al principio: la grieta, las dos mitades.
"Si vos estás de este lado de la mitad, me trago el sapo de Manini, me trago el sapo de Craviotto, de varios que tengan pocas convicciones democráticas". ¿Por qué? Porque acumulan "para este lado". Lo que importa es sacar al otro. ¡Lo mismo pasa en el FA! ¿Por qué los sectores democráticos del FA, de izquierda republicana, se fuman los sectores que un día sí y otro también dan seña de una debilidad en su pensamiento democrático que asusta? Defienden cosas indefendibles como dictaduras militaristas como la de Maduro... Es dictadura y además militarista, ¡y te la defiende Constanza (Moreira)! Constanza, que tiene un guiso con los militares, parece que no le hace ruido que haya tantos militares en el poder en Venezuela y sea un gobierno totalmente militarizado. Ni hablar de los presos políticos, de la falta de garantías y una cantidad de cosas....
-¿Qué opinión te merece el feminismo en Uruguay?
-Mal que le pese a algunas yo soy feminista. Y no le pido permiso a nadie para serlo, ni espero que me nadie me dé el certificado ISO 9001 para acreditarme.
-Fabiana Goyeneche dice que no se puede ser feminista y no ser de izquierda, ¡vos podrías serlo!
-Estoy totalmente en desacuerdo con esa afirmación de ella. Es un planteo obtuso y poco inteligente. Fabiana es una chiquilina inteligente, pero el planteo no, porque se puede ser feminista de izquierda, de centro, de derecha, no tiene nada que ver con nada, se puede ser feminista empresaria y proletaria. Es un pensamiento sectario, excluyente y totalitario. Soy un embanderado de las acciones del feminismo, pero no del feminismo fascista, que lo hay. Hay un feminismo que utiliza la ideología, el discurso y la noble causa feminista para hacer política ideológica del odio. El feminismo abraza a toda aquella persona que quiera sumarse sea hombre, mujer, trans, bisexual, homosexual, de derecha, de izquierda, militar o civil. No importa, lo que importa es lograr cambios en una matriz cultural que lleva siglos y no cambia de un día para el otro.
"El feminismo abraza a toda aquella persona que quiera sumarse sea hombre, mujer, trans, bisexual, homosexual, de derecha, de izquierda, militar o civil. Lo que importa es lograr cambios en una matriz cultural que lleva siglos y no cambia de un día para el otro"
-Desde el 2010 sos legislador. ¿Qué es lo que más te molesta del sistema político uruguayo?
-El corporativismo. El corporativismo que existe, vive y lucha. Por eso yo muchas veces nuestro sector se haya aislado de ese corporativismo, porque esa discusión surrealista entre mitades, se traslada de idéntica manera a: los que estamos en el sistema político versus los que quieren cambiar algo del sistema. Entonces, la política es una jungla donde es difícil sobrevivir, mucho más difícil es si no querés comulgar con el corporativismo. Hay cosas que no se pueden tocar. Nosotros hemos elegido el camino de no comulgar con el corporativismo. Y bueno, es un camino riesgoso pero es el que elegimos.
-¿Estás trabajando en otro libro?
-No, no estoy trabajando en ningún libro. Me cuesta encontrar un tema. Yo no puedo trabajar por encargo. Me han ofrecido escribir sobre alguien de manera espuria y en política, y no acepté.
-¿Sobre qué era ese libro?
-Sobre Wilson Sanabria, para pegarle. Pero yo no escribo por encargo. Yo peloteo los temas con la editorial y me tengo que enamorar de los temas, si no me enamoro no tengo las fuerzas ni la energía para hacerlo.
-¿Sos feliz?
-(Piensa) Yo soy feliz, porque tengo una familia espectacular, tengo una mujer espectacular, amigos de primer nivel, me siento muy cómodo en esta trayectoria que he hecho todos estos años. Trato de serlo todos los días un poco más. Hay que encontrar el equilibrio para administrar los momentos de infelicidad. Va por ahí la cosa.
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