Joaquín Symonds y Paula Barquet
Álvaro Delgado ya ha recorrido miles de kilómetros en campaña electoral con decenas de actos en los que busca transmitir “certezas” y la idea de que su gobierno buscará elevar el nivel de lo que ha hecho el presidente Luis Lacalle Pou.
El candidato confía en que la pálida campaña se debe a que en el electorado no hay ambiente de cambio, algo que se notará en la recta final hacia los comicios del 27 de octubre. También argumenta que su par en el Frente Amplio, Yamandú Orsi, no ha contribuido al debate público por su escasa presencia en los medios de comunicación.
Delgado busca marcar diferencia a través de propuestas, en busca de que estas sean las que rompan con la chatura de la campaña. “Es un proceso acumulativo. En un momento la gente más lejana de la política va a sintonizar con que en 17 o 16 días tiene que votar”, aseguró.
En entrevista con Montevideo Portal, el nacionalista habló de la designación de Valeria Ripoll como compañera de fórmula, los dichos del candidato colorado Andrés Ojeda, la baja de los blancos en las encuestas y el rol que cree que tendrá Lacalle en caso de que el Partido Nacional vuelva a ser líder del próximo gobierno.
¿Por qué cree que esta elección es la de menos pasión de las últimas décadas?
Yo la comparo con la de 2019, que es en la que participé muy de cerca, y a 20 días de la elección era un hervidero esto (la sede). Había intercambios, había debates. Hoy es una campaña pobre de ideas y la verdad es que las ideas se manifiestan —más allá de que yo presento propuestas— en debatir; que no es discutir, es contraponer. No hay debates, y no discuto la estrategia. Es un dato de la realidad, pero al no querer debatir, el candidato del Frente Amplio lo que hace es bajar el nivel de la discusión. En 2019 había ambiente de cambio y hoy hay ambiente de continuidad del rumbo y eso no tiene militancia, no tiene balconeras. Es una mayoría silenciosa.
¿No lo atribuye a algo relativo a los candidatos en sí o a la competencia como se está dando?
Puede ser, debe ser multicausal. Para mí el ambiente de continuidad es el más importante y el que determina.
¿Por qué cree que las propuestas que presentaron no pudieron romper con esa chatura de la campaña?
Hemos sido el equipo que más propuestas presentamos. Es un proceso acumulativo. En un momento la gente más lejana de la política va a sintonizar con que en 17 o 16 días tiene que votar. Ojalá que todo el mundo sienta que es una elección parteaguas, de avanzar hacia el futuro o ir hacia al pasado, según mi forma de ver.
¿Van a presentar más propuestas antes del 27?
Sí, alguna más.
¿De qué temas?
Y... Las vamos elaborando. Si lo digo, se pierde la magia.
¿Anunciar el tema hace perder la magia?
Es como cuando yo le dije a mi mujer que me quería casar con ella. Si se lo anunciaba previamente perdía el efecto (se ríe).
¿Cuál sería su buque insignia si llegara al gobierno?
Primero yo hablo un segundo piso de transformaciones y de que soy la continuidad y no el continuismo. El continuismo es más de lo mismo y continuidad es mejor de lo mismo. Porque hay cosas que corregir, hay cosas que se hicieron bien, que hay que terminar, que hay que mejorar, y los desafíos son nuevos en muchos aspectos, porque este gobierno tuvo cinco años de los cuales tres estuvo condicionado: dos por la pandemia y uno por la sequía de invierno y de verano. Si uno sueña cómo sería el último día, como Luis dijo: “Quiero que los uruguayos sean más libres cuando me vaya”, yo quiero que Uruguay sea el país más desarrollado de América Latina. Y entre los ejes tengo tres o cuatro: la primera infancia y la pobreza infantil, el tema de la descentralización, de un Uruguay más barato para vivir y el tema burocracia. Y la primera señal que daría, al igual que lo hizo Luis, sería tener la primera reunión como presidente de la República —después de saber dónde está la llave general, el 2 de marzo, y poder prenderla a las 8:00, porque la experiencia de gobernar es intransferible—, con los 19 jefes de policías.
Andrés Ojeda ha dicho que la gente deberá elegir entre un candidato que está descendiendo en las encuestas y otro que está en ascenso, producto de la caída que registró el Partido Nacional. ¿Qué opina de estas declaraciones?
Primero no las escuché y segundo coincido en que la gente es la que elige siempre. Tercero, la controversia es con la oposición en este caso. Yo cuido a la coalición y cuido a mis socios. Quiero que todos voten bien y que el Partido Nacional vote un poco mejor. Estoy convencido de que vamos a tener mayoría parlamentaria en la coalición de gobierno, creo que es un instrumento que todos valoramos y tenemos que cuidar.
¿Se ha desmejorado la relación con Ojeda en el último tiempo?
No, para nada.
¿Habla con él?
Sí, me lo encontré el otro día en la rambla. Pasé y estaban todas las listas con jóvenes del Partido Nacional, vi que estaban las listas de los colorados y fui saludar, vi que estaba él y charlamos un ratito. Cuando voy a una feria, una calle donde hay reparto de listas, saludo a los quioscos de todos los partidos. Y la verdad que me parece que está bueno porque es con respeto.
Ojeda, al hacer ese tipo de declaraciones, ¿está dando un paso de más?
Yo creo que cada uno tiene su estrategia en esto. Todos tenemos que poner delante... a nadie le va bien, si a la coalición le va mal. Yo creo que ese es el lema que tiene que estar por encima de todo. Yo cuido el instrumento porque es la estrategia para votar mejor. Estoy convencido de que el Partido Nacional va a liderar la coalición y vamos a contar con todos los socios.
¿Cómo ve la tendencia a la baja que muestran las encuestas en el caso de su candidatura?
Yo creo que, más allá de la foto que muestran los resultados, uno ve el perfil de los indecisos que hay una predisposición mayor a la coalición, y que el Frente se estancó. Yo creo que es una tendencia que va a llegar con ese cruce el 27 de octubre donde la gente tendrá que decidir quién va al balotaje. Sobre todo, quién puede ser presidente, porque no solo está definiendo el balotaje sino a quién ves presidente, quién te imaginás que va a gobernar a Uruguay en los momentos simples y en los complejos. Y yo creo que ese proceso se va a dar conjuntamente con la sintonización electoral en los próximos 15 días.
¿Qué evaluación hacen luego de la designación de Valeria Ripoll como candidata a vice?
Estoy cada vez más convencido de la designación. Obviamente fue una decisión personal y la sabía solo el presidente de la República, que me dijo que en lo que decidiera iba a contar con su apoyo si se daban determinadas situaciones. Estoy convencido de que es una mujer auténtica, genuina, una gran luchadora y la verdad que es un activo político impresionante, sobre todo en la zona metropolitana, donde genera mucha química con la gente. Es una persona que está muy agradecida al Partido Nacional y está dando todo y un poco más para que este rumbo continúe.
Después de la designación de Ripoll, hubo una leve baja en la intención de voto y uno de los factores que mencionaban los analistas era la elección de ella. ¿Se lo cobraron dentro del Partido Nacional?
No, yo creo que hubo sorpresa, no lo puedo negar porque fue disruptiva. Hay dos círculos entre los blancos y los nacionalistas: yo les hablo mucho a los nacionalistas, a los que sienten al Partido Nacional más nacional que partido. La baja después de las internas pasó en la elección pasada y en la anterior.
¿No lo atribuye a la designación de Ripoll?
No, que al principio hubo sorpresas y que a alguna gente le costó procesarlo o entenderlo, sobre todo más a los blancos que a los nacionalistas, no lo puedo negar. Pero ya es un tema con página dada vuelta, convencidos de que es un gran complemento y un gran aporte para octubre y noviembre.
Aun sin experiencia parlamentaria alguna, ¿puede ser buena candidata para liderar el Parlamento?
Después de haber estado tantos años en Adeom y presidiendo la Federación de Sindicatos Municipales en todo el país, el manejo de situaciones humanas, de debates y la negociación es algo que tiene internalizado. Va a ser una vicepresidenta con incidencia en el tema social, porque fue parte de lo que yo le pedí y en cada una de las recorridas me dicen: “Mirá, yo voto a tal, pero Valeria nos entiende y estamos esperanzados para que Valeria pueda cambiar la realidad”. Me pasó en Río Branco el otro día, donde un padre de gurises con autismo me pidió una reunión, me dieron un regalo y una carta para Valeria porque no estaba. En Uruguay hay cerca de 18% de personas con discapacidad. Para ellos es el tema más importante de su vida y yo creo que a esa gente los entiende y los puede llegar a representar. No es lo mismo que vos te comprometas con un tema, a que además convivas con ese tema.
¿No cree que sería bueno hablar de un nombre para el Ministerio del Interior?
No descarto hacerlo, tenemos un equipo de seguridad. Yo he sido parco en el nombramiento de ministros porque no me parece correcto andar nombrando cuando la gente no tomó la primera decisión.
¿Por qué Economía sí?
Me parecía que por un tema de los mercados, hasta por el tema del plebiscito [de la seguridad social], sobre todo dar una señal de que vamos a mantener el rumbo económico que mucho tiene que ver con el liderazgo del equipo económico actual junto con Azucena Arbeleche, que va a estar pero con roles diferentes dentro del gobierno. Pero Diego Labat fue gran parte de los indicadores que se lograron como baja de la inflación, de los 100.000 puestos de trabajo que se crearon, del récord de personas trabajando, del salario real mayor en 49 años, de una inversión de 40 y pico por ciento más, el tener menor riesgo país de la historia y el mayor grado inversor, la mayor nota económica de la historia. Son galones que tuvieron el liderazgo del presidente, pero sobre todo de los que llevaron adelante la política económica.
¿Y no va a señalar candidatos para otros ministerios?
Por ahora no.
¿Eso responde a que si gobierna en coalición les corresponderían a otros partidos algunos ministerios?
No, ni siquiera lo planteé. Algunas ideas tengo en la cabeza, pero ahora prefiero pasar la primera etapa. No descarto en la segunda etapa avanzar un poco más.
¿Qué ministerios quedarían para gente de su confianza?
Lo que pasa es que si yo avanzo en esa respuesta, estoy contestando la pregunta anterior. El Ministerio de Economía obviamente va a depender del presidente. Después hay ministerios en los que uno puede tener más o menos afinidad, pero importa mucho cómo se dan los procesos, cómo vota la coalición. En otros ministerios la impronta del presidente es clave para designar o no designar.
Sobre cómo distribuyó Lacalle, ¿tiene algún aprendizaje o algo que no lo haría de la misma manera?
Vos hablás de distribución y yo voy a hablar de funcionamiento. La distribución respondió a la votación de la coalición y Luis tomó la decisión de cruzar ministerios, con ministro y subsecretario no del mismo partido. A veces eso generó oportunidad y a veces no tanto. Es una experiencia que todavía funciona espectacular en algún ministerio y en algún otro me genera alguna duda. Yo haría consejos de ministros más regulares, por mi impronta, porque una mesa de coordinación con los integrantes de la coalición es necesaria. Y además trabajaría en gabinetes sectoriales.
¿No seguirían los acuerdos?
Además. Los acuerdos son intransferibles porque es donde podés ir al detalle.
¿Qué es más importante para usted: el plebiscito de la seguridad social o quién tiene la “manija” del gobierno como dijo Mujica a El Observador?
Es una dicotomía mal formada. Primero, el plebiscito de la seguridad social es evitable: quienes generaron la bomba, la pueden desactivar. Y yo le endoso la responsabilidad de desactivar la bomba y no hacer estrellar al país contra un muro. Entonces, no es una cosa o la otra. Yo quiero ganar y además voy a hacer campaña diciendo al Uruguay por qué es muy malo el plebiscito y pierde el principal activo de la seguridad jurídica, aunque pierda votos.
¿Aunque pierda votos dice?
Sí, sí. En ningún comité del Partido Nacional se va a ensobrar y seguramente no es lo que pase en el Frente Amplio, por eso les digo que tienen tiempo de desactivar la bomba. Acá no es cuestión de dar libertad de acción y que los candidatos digan que no están de acuerdo, pero lo digan bajito y con culpa. Acá tienen que decir y hacer campaña. Cuando sos candidato lo que tenés que decir no es lo que querés o lo que podés, es lo que debés.
Usted ha dicho que en esta elección se juegan dos modelos de país. Sin embargo, Uruguay es percibido como un país casi sin polarización, donde todos los avances importantes requieren de consensos.
De hecho hay dos bloques. Yo creo que soy un candidato que tiene la posibilidad de generar puentes, y lo he construido a lo largo de mi trayectoria política. No quiere decir que no me apoye en la coalición para gobernar o que no salga electo por los votos de la coalición, más los votos de mucha gente que no nos votó en 2019 y ahora evalúa que somos gestión, resultado, nos vio gobernar. Cuando sos electo, no gobernás para los que te votaron, gobernás para todos. Después de la elección yo aspiro a tener un diálogo fluido con la coalición. Hay algunos temas, además, que necesariamente deben tener luces largas: pobreza infantil es un caso típico porque no la bajás en un período de gobierno; combate al narcotráfico es un tema sobre el que hay que tener una política pública. Acá sí tenemos una discrepancia, como con los allanamientos nocturnos, y una concepción sobre la represión en la que el Frente Amplio victimiza al delincuente con una visión casi romántica, y yo creo que la víctima es la sociedad.
La pregunta va a que los partidos y sus políticos están todos en el centro del espectro ideológico, combatiendo por un conjunto de ideas bastante parecidas, y que al final del día no hay tantas diferencias.
Es que no somos lo mismo. Yo no descarto la buena fe, la capacidad. No hay que confundir buen relacionamiento con solapamiento programático. No somos lo mismo en el tema de la seguridad social, en el tema de política de inversiones, en materia impositiva (porque ellos no descartan subir impuestos). Nosotros queremos mantener la LUC y ellos la quieren derogar; ellos quieren que vuelvan los gremios a la educación. No somos lo mismo porque no concebimos a las empresas públicas como ente recaudador, sino como servicio que se brinda a la sociedad. Entre 2012 y 2019 hubo un sobrecosto en combustibles arriba de US$ 900 millones, porque se usó para recaudar y para financiar muchas aventuras empresariales que fracasaron. No somos lo mismo en materia de concepción del país, de descentralización, de entender el país integral. Podemos tener coincidencias en algunos temas, pero en todo esto no somos lo mismo. No somos lo mismo en política internacional. Nosotros condenamos sin ambages en horas al terrorismo y a la dictadura; no andamos negociando en una mesa política y demorando una semana para condenar un atentado.
Julio María Sanguinetti dijo que el gobierno actual se parece más a una socialdemocracia que a un gobierno blanco-herrerista. ¿Coincide con eso? Y en caso de que sí, ¿lo mantendrá?
A mí me gusta la palabra, que hay un libro muy lindo sobre eso, que es el liberalismo solidario. Tiene que ver con una concepción liberal pero con sensibilidad social. Ahí conjugás dos cosas y algunos le dan un mote más de socialdemocracia y otros más liberal con sensibilidad social. Sobre todo, hay una palabra que es el común denominador que es el pragmatismo y esa va a ser la tónica de mi gobierno.
¿Coincide con Sanguinetti que este gobierno fue más socialdemócrata?
Es una falsa oposición. Yo no lo encajono en términos de una corriente ideológica. Este gobierno ha sido, y con todas las crisis que le tocó enfrentar, absolutamente pragmático, sensible, hacedor. Con las cinco crisis, si mirás a la región, los gobiernos se empastaron. Acá salimos adelante de la crisis y salimos por la confianza de la gente, porque había un rumbo.
¿Qué le responde a Alejandro Astesiano, que dijo que desde el día que habló de usted, le recortaron beneficios en la cárcel de Punta de Rieles?
No tengo nada para decir, no tengo comentarios para hacer.
Guido Manini Ríos puso en tela de juicio que la coalición tenga que seguir en caso de no ser gobierno. ¿Usted está de acuerdo?
Pasa que es como el tema del plebiscito: para mí gobernar es el plan A. Nosotros tenemos que conseguir la mayoría parlamentaria y en el balotaje se baraja y se da de vuelta. Y estoy convencido de que Cabildo Abierto, el Partido Colorado, el Partido Independiente y el Partido Nacional están jugados a que la coalición gane. Y te diría capaz de ampliar a algún partido más.
¿Cómo?
Sumar algún partido más.
En los próximos cinco años, ¿qué rol imagina para Lacalle en caso de que sea usted presidente, y en caso de que no?
Es una pregunta más para él que para mí. Si yo soy presidente de la República sé, porque lo conozco y somos amigos, que va a ser el primer apoyo del gobierno que yo presida. En cosas que le gusten y en cosas en las que no esté de acuerdo. Y eso es de una lealtad imperturbable y desinteresada.
¿Tendría un cargo?
Él va a salir electo senador y no sé si va a asumir.
Ha dado a entender que no, ¿pero en el gobierno tendría un lugar?
Yo creo que está más para tener un período de reflexión y descansar un poco. Es difícil porque fueron cinco años complejos. Así que no creo que él quiera ni creo que sea bueno que los expresidentes estén en un cargo en el gobierno. Que va a ser referencia, va a tener un liderazgo en el partido notorio, transversal, sin dudas. Y por eso yo te digo que su apoyo va a ser clave, porque voy a tener a una persona con la que tengo amistad y será de consulta permanente.
Cuando él estaba haciendo campaña en 2019, ya se sabía que usted iba a tener un rol importante. Usted, ¿tiene una mano derecha similar?
Tengo un equipo, pero por ahora lo voy a reservar.
¿No hay una figura visible?
No, quizá no. En mi caso, el ser secretario de la Presidencia implicaba renunciar al Senado de la República, cuando los secretarios por lo general no vuelven a la actividad política. Yo quería ser ministro, pero Luis me pidió ser secretario de la Presidencia y la verdad que a Luis no le podía decir que no. Necesitaba alguien de confianza que estuviera al lado y no podía decirle que no. Muchos atribuyen [mi candidatura] a la exposición en la pandemia. Yo creo que equivocadamente, porque se puede concebir en el final pero no en la intención. Cuando vos tenés un cargo así y vienen situaciones como la pandemia, no andás especulando si te va a ir bien o mal. Vos tenés que dar la cara y, si sale bien, tenés un rédito electoral y si no, no tenés ninguno y cargás con toda la responsabilidad.
¿A quién identificaría como líder o como interlocutor de la oposición en caso de ser presidente?
Al que la oposición defina.
¿No a Yamandú Orsi?
Al que la oposición defina. Yo siempre en eso he sido muy cuidadoso.
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