Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Juan Manuel López
Aldo Martínez (58) se siente un producto del carnaval. Su primera participación fue en 1982 y desde entonces sólo faltó dos años: una por tener demasiado trabajo con su orquesta de música tropical en 2003, y otra por diferencias irreconciliables con el conjunto de aquel 2013. Martínez trabajaba en una juguetería cuando un amigo lo pasó a buscar para llevarlo directo a probarse en una formación de orquesta. Gustó mucho y ahí empezó en la música tropical, cantando en Sonora Palacio.
El parodista que año a año suele emocionar interpretando personajes (del Joven Manos de Tijera a Evita y Omar Gutiérrez, del "Pistola" Marciscano a Arthur Fleck y el Guasón), ensaya al icónico músico Ray Charles en su regreso a Zíngaros, tras una larga y demorada charla mano a mano con su amigo de la infancia, Ariel "Pinocho" Sosa. Limadas las asperezas, espera volver a los escenarios en febrero, a sabiendas de que el concurso oficial de carnaval está en entredicho, a la espera de una decisión final de las autoridades. Martínez es optimista, cree que ya será "raro" tener un carnaval sin Llamadas ni desfiles inaugurales.
Más reconocido por la gente en la calle tras su pasaje por Masterchef Celebrity (Canal 10), dice que ganar el certamen no sólo le deparó algún rédito económico, sino que además aprendió mucho de cocina, se llevó amigos y el cariño popular fuera de la fiesta de Momo.
-¿Qué querías ser cuando fueras grande?
-Veterinario.
-¿Son 38 carnavales?
-Saquemos cuentas... Empecé en el 82. Hubo dos carnavales en los que salí: en 2003 y 10 años después, en 2013. En 2003 no salí no salí porque tenía mucho trabajo con mi conjunto, La Pandilla, estaba a full. Y en 2013 porque tuve un desencuentro con el grupo en el que estaba, en Los Muchachos, y decidí no salir.
-¿Te costó tomar la decisión de no salir esos dos años?
-No, no me costó. El laburo de todo el año siempre fue la música tropical. Lo del carnaval es tremenda fuente de laburo, es oxígeno, pero en ese 2003 la banda estaba en un auge imponente y no podía parar, porque veníamos en un punto clave que quizás no lo pudiera retomar después del carnaval. Entonces no me pesó. En el 2013, decidí bajarme a cuatro días de salir del carnaval, pero hay cosas que las tengo muy claras. Fueron cuestiones de principios. Un poco lo extrañás, pero sabés que vas a volver.
-Fuiste galardonado como Figura de Oro del carnaval, lo que está buenísimo, pero te impide volver a ganar premios individuales. Fue con "La Jaula de las Locas" de Zíngaros, en 2015. ¿Es injusto no poder ganar más premios o menciones individuales?
-Yo no sé si llamarlo injusto o cómo llamarlo, porque es tremendo galardón. Es el más alto de todos, es estar en una galería muy selecta, es un mimo. No sé a quién se le ocurrió poner eso en el reglamento, de que después de ganar eso, no podés participar más de un premio individual. Pero eso como actor, porque sí te pueden dar un premio en el desfile o como técnico, de hecho, pasó, porque recibí la Figura de Oro, pero seguí participando como técnico en puesta en escena, y tuve cuatro premios más. Yo considero que eso debería reverse, no por mí, no por Aldo Martínez, porque creo que antes que a mí el premio de Figura de Oro se lo dieron a "Pinocho" (Ariel Sosa), Horacio Rubino y a "Pitufo" (Edú) Lombardo que tenían mucho para dar todavía. Está precioso el premio, pero a la vez es raro. No tiene sentido. Mirá dos grandes premiaciones internacionales como el Óscar o el Martín Fierro en Argentina incluso. Cualquier actor o director gana un Óscar y no queda fuera de competencia, ¡puede volver a ganarlo! Y quien ganó el Martín Fierro de Oro puede volver a ganar un Martín Fierro. Yo levantaría la mano para que eso se revea. Y es un incentivo para el actor.
"Cualquier actor o director gana un Óscar y después, ¡puede volver a ganarlo! Y quien ganó el Martín Fierro de Oro puede volver a ganar un Martín Fierro. Debería reverse eso de que el que ganó la Figura de Oro del carnaval no puede ganar más premios"
-Pero como esa regla existe, ¿dónde encontrás el estímulo para mejorar año a año, sabiendo que no podés ser premiado?
-El estímulo lo encuentro en el desafío personal, en ir a más. Y en no defraudar a la gente, la gente que te dice: "Ya hiciste a este, ¿y ahora qué vas a hacer?". Ese es mi desafío, esa es la motivación que yo tengo. A mí el carnaval me dio todo, el carnaval me llevó a la música tropical. Mi gran pasión es el carnaval. Y mi motivación es devolverle al carnaval lo que me dio, me motiva la gente. Carnaval es la gente, y la gente te premia de una manera increíble por fuera del concurso.
-Venías de emocionarnos a todos haciendo el papel de Omar Gutiérrez, cuando el verano pasado interpretaste a El Guasón, basado en la actuación de Joaquin Phoenix. ¿Cuántas veces viste la película?
-Quince veces entera. Otras veces más pedacitos. Iba pausando, retrocedía y buscaba determinados momentos, veía secuencias o fragmentos que me interesaban un poco más, y también me ayudó mucho leer sobre la patología que él sufría. Él sufre un trastorno psicológico que le hace reírse en momentos inapropiados. Tenía un síndrome, es una enfermedad que se llama incontinencia afectiva. Estudié el tema en YouTube, vi el caso de otras personas, y él (Phoenix) lo hacía tal cual. Hay uno que padece esa enfermedad y un video se hizo viral: estuvo más de 10 minutos riéndose, y eso provoca una asfixia que puede llegar a la muerte. Y no se ríe por algo gracioso... es por una situación nerviosa, o algo lo pone incómodo y comienza a reírse y no puede parar. Es un bloqueo. Arthur Fleck -quien después se convierte en el Guasón- bloqueaba con su risa lo que el había sucedido de niño, que lo violaban. La madre hacía que lo abusaran hombres, y de grande él bloqueaba todo con la risa. Pero también cuando veía algo que estaba mal se ponía incómodo. Hablé con compañeras de mi hija que son psicólogas, les pregunté mucho sobre eso. Reparé en el contexto social de la época, los años 80, también me ayudó a meterme en el personaje. Todo me sirve.
-El Guasón (o The Joker) es un personaje muy cargado de aristas, tiene un trastorno de personalidad, problemas de depresión, se ríe a carcajadas y después se quiebra, y también termina siendo un asesino. ¿Cómo podrías definir al personaje, y qué te dejó hacerlo?
-El personaje es una víctima de la sociedad. Él llega a ser lo que es porque la sociedad lo abandona. Lo abandona el sistema de salud que lo estaba conteniendo, proporcionándole medicamentos para controlar su enfermedad. Y él llega a eso. Lo que me sedujo a mí de la enfermedad es que no es un personaje de ficción. O sea, lo es, por Batman, pero tiene una arista muy actual. Este Guasón tiene una arista social muy fuerte, porque de hecho, esa patología, esa enfermedad mental, existe. Y la película hizo que se hablara de eso. Mostró una cosa real. Por eso me sedujo dar un mensaje desde otro lado.
Venía de hacer personajes muy queridos como Omar Gutiérrez o el "Pistola" Marciscano, que sabés que son queridos y populares. Pero lo que me sedujo del Guasón fue creerme el personaje y dar un mensaje muy fuerte.
-Bailás, cantás y actuás. ¿Seguiste bailando, a pesar de tu menisco roto y nunca operado?
-Lo hice en 2015 con Zíngaros, con Nazarenos en 2016 y después muy poquita cosa. La tengo complicada para bailar, la coreografía ha evolucionado muchísimo en parodistas y si hoy tuviera que bailar a la par de lo que se baila no podría, por una cuestión de físico, de edad, pero los veo y me encanta bailar. Alguna vez le he pedido al coreógrafo: "Che, si no es muy difícil, en el último tema de despedida, poneme ocho tiempos fáciles para que me pueda meter", para despuntar el vicio. Pero yo ya sabía que con el tiempo, lo primero que iba a dejar de hacer en parodismo era bailar.
"Venía de hacer personajes muy queridos como Omar Gutiérrez o el Pistola Marciscano, que sabés que son queridos y populares. Pero lo que me sedujo del Guasón fue creerme el personaje y dar un mensaje muy fuerte"
-Cuando te entrevisté para este espacio en febrero de 2017, llevabas muchos años enemistado con "Pinocho" Sosa. Pero ya se sabe que este año vas a estar en los Zíngaros, así que presumo que hubo una conversación y se amigaron...
-Con Pinocho llevábamos años distanciados... Cuando terminó el carnaval pasado, y pandemia mediante, no llegué a un acuerdo con Nazarenos para seguir este año (ahora se sabe que Nazarenos decidió no salir), y llegamos al acuerdo de no seguir con ellos. Quedé libre y Pinocho me llamó. Me sorprendió mucho recibir su llamada. Nos debíamos una charla, teníamos diferencias y había que hablarlas. Mi amistad con él viene de cuando éramos niños, no viene del carnaval... Entonces se aclaró todo eso, y yo estoy muy feliz. Yo no me olvido de la amistad y lo que vivimos juntos desde niños, él tampoco. Después se fueron dando tires y aflojes. Me senté en esa mesa a charlar con la condición de no hablar del carnaval o llegar a un acuerdo. Antes teníamos que resolver nuestras diferencias. Y así se dio.
Él está pasando por un momento difícil, la está sobrellevando genial ahora. Me pone muy contento por él. Al recomponerse lo nuestro, ahí recién hablamos de trabajo. Y para mí volver a Zíngaros es como volver a mi casa. Cuando él decide sacar Zíngaros por primera vez al primero que llamó fue a mí, éramos carne y uña. Así que eso me pone feliz. Y también que haya aceptado tomar el riesgo de hacer Ray Charles, que fue una idea mía. Si no cuadraba dentro del espectáculo de Zíngaros, no pasaba nada. Pero le encantó. También le propuse lo de Florence Nightingale, y aceptó.
-¿Qué personajes vas a encarar este febrero, en el contexto de qué show?
-Estamos ensayando con todos los protocolos, a rajatabla: un día lo usamos solo para el baile, otro día solo para parodia, otro día solo para canto, y todavía no estamos uniendo a todos. El espectáculo de Zíngaros se va a llamar "El gran showman", basado en la película (de 2017, protagonizada por Hugh Jackman y dirigida por Michael Gracey) que se llama igual. Cuenta una historia real: un hombre al que lo echan del trabajo, es un buscavidas y termina armando un circo con fenómenos: una mujer barbuda, un enano... Arma un circo y le va bien, explotando freaks. El show nuestro está basado en esa historia como hilo conductor del espectáculo.
Y tiene dos parodias: una es Ray Charles y la otra es "La dama de la lámpara", Florence Nightingale, la vida de la creadora de la enfermería moderna. Así como los médicos al recibirse hacen el juramento hipocrático, cuando te recibís de enfermero, tenés que hacer el juramento Nightingale, porque es una referencia mundial, una adelantada, transgresora para su época. Fue adelantada para su época, no se ha encontrado nada para superarla al día de hoy. Voy a hacer de Ray Charles, pero en la otra no voy a hacer de Florence Nightingale, la va a encarnar Cinthia Patiño, una crá; yo voy a estar pivoteando, que es algo que me gusta mucho: voy a hacer la Reina Victoria y de una de las enfermeras.
-¿Y si se suspende? Todo el trabajo preparado, el estudio de los personajes y los ensayos, quedaría en nada... Y mucha gente perdería un ingreso vital, hay mucha gente que depende laboralmente del carnaval.
-Nosotros estamos ensayando, siguiendo los protocolos, sabiendo que eso puede pasar. Pero somos muy optimistas. Yo soy muy optimista. Sabemos que no va a haber desfile inaugural, no va haber Llamadas, no va a haber corsos... fue como "bueno, vamos a transar". El gobierno estudia volver algún paso atrás, pero sería dificilísimo volver atrás, porque la economía se reactivó o se está reactivando. Y con el carnaval se negociaron los aforos: Daecpu pidió un 70% (de aforo) y al final se arregló por un 30. Al final se aceptó ese 30% en tablados y el Teatro de Verano. Daecpu ha hecho las cosas muy bien en los últimos años y tiene un saldo para ayudar a los tablados populares, para no sentir tanto el golpe en la recaudación y por los premios que tiene que pagar en efectivo. Por ese lado, se abrió una ventana.
Y acá no vamos a descubrir nada. La única cura que hay, mientras no aparezca la vacuna, es tapabocas, alcohol en gel y distanciamiento. Y en espacios libres, más que nada, distanciamiento. O si no hay distanciamiento suficiente, ponete el tapabocas. Creo que el uruguayo aflojó un poco, porque ve que estamos cerca de tener la vacuna. Hoy la franja que se está contagiando es la de los jóvenes, y son asintomáticos la mayoría. Yo soy optimista: veo que el carnaval es posible al aire libre y manteniendo ese aforo del 30%. Fijate que ha habido espectáculos en el Teatro de Verano y no se han suspendido, porque no ha habido contagios que provengan de allí. Contrafarsa hizo nueve funciones en la sala del Sodre con el 30% y es un lugar cerrado. Y no hubo contagios. Esa es una buena noticia para el carnaval.
-¿Cuánto te afectó a vos la pandemia el resto del año, con tu orquesta?
-Mucho, mucho. El 13 de marzo, el día que se decreta la pandemia, yo estaba en Paso de los Toros y tenía toque esa noche. Fue mi último toque, mi última actuación con mi banda. Tenía agendado todo hasta noviembre. Desde el 13 de marzo hasta ahora no tuve ni un show, no tuve entrada de dinero en mi casa. Por suerte apareció Masterchef, que nos dio una remuneración por programa...
"Quedé libre de Nazarenos y Pinocho (Sosa) me llamó. Nos debíamos una charla, teníamos diferencias y había que hablarlas. Mi amistad con él viene de cuando éramos niños… Entonces se aclaró todo eso, y estoy muy feliz"
-¿Cómo se dio el ingreso a Masterchef Celebrity?
-Por una llamada de la producción de Canal 10, cuando terminó el carnaval. Me preguntaron si estaba interesado en participar de Masterchef Celebrity. Pregunté por qué me habían llamado a mí, y me dijeron que querían a alguien del carnaval y me habían visto. Y también habían visto unos programas que yo colgué en YouTube, cocinando acá en casa. Yo cocinaba y hacía bromas, lo llamé "CocinAldo". Hacía una comida china y me disfrazaba de chino, después hacía una comida campera y me disfrazaba de gaucho. Hice cocina con humor. Se ve que lo vieron y le gustó.
-¿Te dabas maña en la cocina? ¿Te gustaba?
-Me encanta cocinar, siempre me gustó. Pero nunca fui a aprender, cociné en base a la cocina de mi viejo. Siempre fui de tirarme al agua y animarme. Hasta Masterchef mi especialidad eran las comidas de olla, cosas caseras, como bifes a la portuguesa, cazuela de lentejas, mariscos, pescados, comida china. Pero hasta ahí nomás. Pasta casera nunca había hecho, y tuve que hacer en Masterchef.
-¿Y por qué crees que ganaste?
-Una de las cosas que me sedujo fue que nos dijeron que querían que nos mostráramos como somos, no al artista. "Queremos ver otra cosa, cómo sos vos", me dijeron. Entonces lo que la gente vio en Masterchef es cómo soy yo en mi casa, embromando todo el tiempo. Es una manera de canalizar los problemas, y a mí me potencia. Creo que gané porque le presté mucha atención a aprender. Yo llegué a Masterchef con una cocina, y salí con otro conocimiento sobre la cocina.
Me potencié en la cocina, aprendí. Y lo que me ayudó mucho fue mostrarme cómo soy. Soy de barrio. Eso me ayudó en la competencia. Arranqué con un choripán, y me llevé un "¡Aleluya!", porque hice un choripán gourmet. Le puse un omelette al choripán y los maté... ¡porque lo hago así en mi casa! A mí no me gusta ponerle un huevo frito porque mordés y chorrea. Entonces, cada vez que hago algo al pan en casa le pongo un omelette. Y después la primera vez que me toca competir con mi grupo, la consigna era "la consigna de casa", qué recordás de la cocina de tu familia. Ahí tuve que hacer pasta casera que nunca había hecho; hice unas cintas con un tuco con pollo, como hacía mi madre. Y terminé con un menú y haciendo cosas increíbles que aprendí ahí, saliendo de mi zona confort.
"Me potencié en la cocina, aprendí. Y lo que me ayudó mucho fue mostrarme cómo soy. Soy de barrio. Eso me ayudó en la competencia. Arranqué con un choripán, y me llevé un ¡Aleluya!, porque hice un choripán gourmet"
-¿Qué aprendiste en la competencia? ¿Qué te llevás?
-Me llevó conocer un montón de "colegas" celebrities, de otros rubros, Yo conocía al youtuber, a los Cuesta, los maratonistas, al "Chino" Recoba lo conocí ahí, y antes lo veía por televisión o gritaba sus goles con la selección, a Alfonsina Maldonado en equitación, o a la hija de Rada, Lucila, que la conocía de los medios. Me llevó conocer a toda esa gente divina. Y me llevó que en un momento el certamen quedó de lado y prevalecieron los vínculos, desde el respeto. Y me llevo haberle llegado a la gente. La gente me para hoy en la calle con un cariño tremendo. Fijate que hay niños que me han mandado videos, o -recuerdo- un residencial de abuelos en Cardona, que me mandaron un video diciendo que estaban "hinchando por Aldito". Me llevo todo ese cariño.
-En noviembre de 2018 diste varias notas hablando de tu cambio de look, a propósito de la prótesis capilar que te habías realizado. ¿Te cambió la vida?
-Sí, muchísimo. Si bien yo tenía la autoestima alta, y no tenía un trauma con ser pelado, esto me dio un cambio de imagen, me quitó años de encima y eso me pareció fantástico. Y volví a tener pelo corto. Me cambió mucho.
-¿Caíste en que quizás tengamos un febrero sin carnaval?
-Y... está entre las posibilidades. Yo soy autocrítico, sé donde estoy parado, sé que esto puede pasar. Cuando encarás algo tenés que ver pros y contras, te puede ir bien, y tenés que tener un plan B por si va mal. Puede llegar a haber un Montevideo sin carnaval... sería rarísimo. Ya no tendremos Llamadas ni desfiles, ya es raro. Y que no haya carnaval... puede pasar. Estoy preparado por si viene esa noticia.
"Nosotros estamos ensayando, siguiendo los protocolos, sabiendo que puede no haber concurso oficial. Yo soy optimista: veo que el carnaval es posible al aire libre y manteniendo ese aforo del 30%"
-¿No te gustaría dedicarte a la actuación a tiempo completo, fuera del carnaval?
-Sí, claro. Ya he hecho teatro, hicimos una obra en setiembre del año pasado que se llamó "Aldo al 100" en la sala Vaz Ferreira, fueron dos únicas funciones. Era un unipersonal, muy bien guionado y dirigido por Federico Pereyra, con cuatro músicos. Yo nunca había hecho teatro. Hace unos días tuve una propuesta de la sala Movie, no sé qué va a pasar con eso...
Y como actor fuera de carnaval sería un sueño. Estaría brillante. No lo he buscado, pero me encantaría. Yo soy autodidacta, nunca fui a aprender actuación a ningún lado. Me gusta perfeccionarme, pero por mí. Actoralmente sería lindo hacer cine, algún día.
-¿Sos feliz?
-Sí, sí, soy muy feliz, la verdad que sí.
Por César Bianchi
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