El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, dedicó unas palabras a su homólogo uruguayo durante la ceremonia de reinauguración de la sede de la Embajada paraguaya en Montevideo, recordando dos figuras del Partido Nacional en su discurso, citándolos como ejemplo de los vínculos históricos que unen ambos países.
“Paraguay y Uruguay tienen una historia común de solidaridad. Desde los tiempos duros que le tocó vivir al Paraguay, tenemos nosotros a una persona a quien admiramos mucho, que es un combatiente uruguayo en Paysandú, el señor Leandro Gómez. Que, cuando en aquel tiempo duro, cuando el ejército paraguayo venía para ser solidario con el pueblo uruguayo, él luchó casi un mes, hasta sucumbir, como él mismo lo proclamó”, expresó, en recuerdo del caudillo caído en la defensa de la ciudad litoraleña contra las tropas de Venancio Flores.
Abdo comentó que el de Gómez “representa un poco también el mismo espíritu de heroísmo que demostró” el “héroe máximo” de Paraguay —honrado, según contó, en la Embajada por un nuevo busto regalado por la Cámara de Comercio uruguayo-paraguaya— el Mariscal Francisco Solano López.
“[Él] también acuñó una frase histórica y muy representativa para nosotros, que es vencer o morir. Y la muerte de López hizo que Paraguay siga siendo un país”, acotó.
“Tenemos gestos de solidaridad por parte de la comunidad uruguaya en la guerra del Chaco. Aquí en Montevideo firmaron más de 52.000 uruguayos el libro de oro manifestando su solidaridad en la guerra del Chaco con el Paraguay; y su bisabuelo, Luis Alberto de Herrera, se fue, de traje, viajó al Paraguay, vistió el uniforme paraguayo y defendió al Paraguay en la guerra del Chaco”, dijo Abdo Benítez a Lacalle Pou.
El mandatario paraguayo manifestó en su discurso que esos “son hechos históricos” que conmueven, sensibilizan y hacen que se comprometan, “desde ese pasado de solidaridad, a construir un destino común para ambos pueblos”.
“Tenemos muchos desafíos comunes, teniendo en cuenta el tamaño, la dimensión y la estrategia que cada país construye para buscar el progreso de nuestros pueblos”, afirmó.
Antes de su mención a los caudillos blancos, el mandatario y líder del Partido Colorado de Paraguay inició su discurso agradeciendo a su “apreciado amigo” Lacalle Pou por distinguir el evento con su presencia, algo que, remarcó, fue “muy significativo”, además de a los cancilleres de ambos países y todo el cuerpo diplomático.
Además, quiso “hacer una pequeña crítica” a su propio país: “Porque durante 11 años, este patrimonio cultural e histórico, tanto de Paraguay como de Uruguay, estuvo cerrado. Y, desde mi punto de vista, es inadmisible”, opinó.
La ceremonia de reapertura de la sede diplomática contó con la presencia del expresidente de la República, Luis Alberto Lacalle Herrera; el secretario general de la Aladi, Sergio Abreu; los cancilleres de Paraguay y Uruguay, Julio César Arriola y Francisco Bustillo; el secretario de la Presidencia uruguaya, Álvaro Delgado, y el prosecretario Rodrigo Ferrés. Al presidente paraguayo lo acompañó su esposa, la primera dama Silvana López Moreira.
En el evento se cantaron los himnos de ambos países, acompañados por banda militar, además de una canción en guaraní cantada por el coro de alumnos de la escuela nº 51 República del Paraguay, donde se imparten clases de ese idioma. El sacerdote católico Jorge Presentado realizó una oración y bendijo con agua bendita la sede de la misión diplomática, así como a los integrantes de la delegación y a los mandatarios.