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ALBERTO KESSMAN ENTREVISTADO

... es Kessman

El más escuchado a la hora de decir el fútbol uruguayo nació en 1950, sostiene que el pensamiento se añeja "como el whisky" y defiende su impronta espontánea.

 



Alberto llegó al mundo en el barrio Fraternidad "dos o tres manzanas dentro del Cerrito de la Victoria".

Dice que su familia era de "clase media. No éramos ni pobres ni ricos. Gente trabajadora".

"Yo tuve una enorme fortuna. Viví el barrio viejo y el barrio nuevo, la noche vieja y la noche nueva" dice Alberto y asegura que Montevideo fue muy diferente varios años atrás "El barrio era una familia, la solidaridad de la gente, la falta de la necesidad imperiosa de hoy de que la mujer tenga que salir a trabajar, hacía que la familia se integrara mucho más frecuentemente con el lazo directo". También denuncia su relación con las condiciones tecnológicas de la vida cotidiana en la modernidad tardía: "Hoy es la época de la computación, la época de lo digital.. yo no se manejar ni siquiera una cámara de fotos".

¿Qué te gustaba hacer de chico?

Me gustaba trasmitir fútbol. Nací escuchando la radio, a Solé. La imagen la daba el relator de fútbol. Nos acostumbramos a ver los partidos a través de la voz de quien nos gustaba más. Vivía apasionadamente ese momento y soñaba con poder transmitir, pero nunca imaginé que iba a estar un día dentro de una cabina, que podía conocer al ídolo de toda esa época maravillosa.

Alberto llegó a la radio a los 17 años y a la tele a los 27, ''mi mamá es la radio y mi papá es la tele, los quiero a los dos iguales''. Dice que la inteligencia es como el whisky y el periodista pregunta si el relato también se añeja y queda mejor...

Hace ya 37 años que trasmito fútbol y van a hacer 33 en Radio Universal. Cuando empezás a trasmitir inexperiencia en muchas cosas y dinámica, vista, energía. Cuando empecé tenía 17 años y veía mucho mejor que hoy, tenía una fuerza de voz mucho mayor, podía trasmitir tres partidos seguidos sin cansarme. Hoy tengo menos vista, pero más experiencia. Sé perfectamente donde andan los jugadores, cómo tengo que mirar, qué y dónde tengo que mirar. Hoy por la falta de vista tengo que mirar detalles, quién usa una media más caída, quién se corta el pelo de una manera, quién corre de una forma o de otra. Antes me apuraba para llegar, hoy espero tranquilamente, tengo aplomo, serenidad, tranquilidad, otra experiencia, sé cuando una pelota puede llegar a la red.

Dice que hoy en día, en verano, baja un kilo y medio por partido, ''me entrego al máximo'' asegura. Ahora es tiempo de hablar sobre el fútbol uruguayo: ¿Cómo estamos Alberto?

El fútbol uruguayo se ha ido deteriorando a pasos agigantados...

¿Cuáles son las principales explicaciones para ese deterioro?

Creer que sabemos todo y no sabemos nada. Creer que las cosas no avanzan, y avanzan. El uruguayo cree que el fútbol es nacer y jugar a la pelota. No. Hoy el fútbol es un negocio, cambió. Antes era un deporte que muchos abrazaban y trataban de sacar algún dinero, pero hoy es la industria sin chimeneas más grande del mundo. Hay tantos intereses creados que aparecen representantes, contratistas, empresarios, equipos, sponsors, derechos de transmisión, televisación de partidos inventados para tratar de fomentar los negocios.

Creo que el Uruguay todavía no se dió cuenta que el fútbol es netamente profesional y que no se puede pensar primero en la plata y después en la gloria. No podés ser un gran médico antes de recibirte.

¿Dónde ve las causas de esas dificultades para asumir el profesionalismo? Más allá de la cuestión social, pensando por ejemplo en el fútbol paraguayo, que parte de un contexto socioeconómico parecido al nuestro.

Tenemos que estar orgullosos de nuestra historia. No podemos decir que el pasado del Uruguay tiene la culpa de que seamos como somos. Pero no debemos pensar que las sabemos todas. Los paraguayos, tenían un fútbol fuerte al que le faltaban ciertos fundamentos ¿Qué hicieron? Llevaron técnicos uruguayos para aprender los fundamentos de la marca. Uno de los primeros que fue y llenó de gloria al fútbol paraguayo fue (Luis) Cubilla. Los colombianos llevaron técnicos uruguayos y argentinos y mejoraron ostensiblemente. Lo mismo hicieron los venezolanos, los chilenos. Chile no había logrado nada hasta que el Pelado Acosta, uruguayo, le dio aquel pundonor, el espíritu de lucha que los chilenos no tenían, pero tenían técnica. Los chilenos jugaban bien al fútbol pero les faltaba temperamento, meter.

¿Existe la garra charrúa?

Existe la garra charrúa. No podemos ser tan tontos de decirle al mundo que no existe. Todo el mundo habla de la garra charrúa. Lo que pasa es que tenemos que ser inteligentes para mantenerla y agregarle el intelecto futbolístico, el buen trato de pelota, la preparación adecuada del punto de vista físico, de alimentación, psicológica. Para que los muchachos sepan perfectamente que acá no se trata de pensar que voy a ir a jugar a Italia sino que primero hay un proceso al cual debe adherirse. Es necesaria la ubicación de nuestros dirigentes, que sepan que el fútbol en inferiores ya no es aquello de traer al vecino de la esquina para hacerle una gauchada y darle un laburo. Hay que traer alguien que hayan jugado al fútbol pero que tengan conocimiento como docente y que pueda manejar bien a un grupo de jóvenes.

¿Cómo viviste el proceso Juan Ramón Carrasco?

Primero con gran expectativa porque cuando se descartó a De León por falta de título y escuché el nombre de Carrasco me encantó. Se necesitaba en el fútbol uruguayo alguien que se hiciera respetar y que los jugadores lo miraran con respeto y aceptando las reglas de juego. Creo que Carrasco se equivocó, podría haber sido un fenómeno. Se equivocó cuando se creyó que el que dirigía era más importante que los que jugaban.

Con Carrasco vimos muy buen fútbol pero también muy malo. Dirigió el Preolímpico en Chile donde no se daban dos pases seguidos. Él tiene grandes condiciones por su gran personalidad y el día que se desprenda de su egocentrismo va a ser un técnico excepcional. Puede serlo porque conoce de fundamentos.

¿Cómo ves el proceso de Jorge Fosatti?

Difícil, tremendamente difícil. Tampoco él pudo ganarle a la situación. El fútbol uruguayo está pasando por un momento muy crítico en el que no solamente tienen responsabilidad los que juegan y los que dirigen. Acá hay un problema de organización, de cabeza.

El tema del técnico es muy importante en un fútbol donde los jugadores en los últimos tiempos arrasaron con la autoridad de los técnicos. En el último campeonato del mundo en Corea, a Púa lo arrasaron los jugadores.

¿Conductas poco profesionales... todos los temas que la gente suele poner como razón de por qué a la selección le va mal (estos salen, se maman... y eso)?

En todos los planteles hubo siempre algunos pícaros y nunca van a dejar de existir. Lo que pasa que acá es que cuando se pierde se tratan de sacar a luz ese tipo de cosas. No hay deportista al que no le guste tomar una cervecita. Conozco algunos jugadores que si quieren fumar un cigarrito lo hacen a escondidas.

Acá dicen que un jugador no puede tener relaciones sexuales antes de un partido. Los jugadores tienen entre veinte y treinta años, son muchachos muy jóvenes. No le hice esta pregunta a un entendido pero: ¿Cuál es la diferencia entre que un jugador, si necesita tener una relación sexual con su esposa o su novia la tenga, a que esté durmiendo, sueñe con su novia y tenga una eyaculación soñando? ¿Cómo puede controlarse a un jugador que se masturba antes de un partido? Yo quiero preguntar esas cosas ¿Cómo se puede garantizar que un muchacho de vientipocos años, que está encerrado en una habitación antes de un partido no se le pudra el coco y se masturbe? ¿Cómo podés evitarlo? Ese tipo está de alguna manera, si es que eso lo perjudica, perjudicando al equipo. Eso nadie lo habla. De lo que hablan es de aquel que salió, fue a buscar una cervecita y eso no le hace nada.

¿Qué rol cumple Tenfield hoy en el fútbol uruguayo?

Es un rol importante en el que ha sido favorable y en otras desfavorable. Creo que Tenfield se está dando cuenta que tiene que meterse menos para que las cosas funcionen mejor y no tener la culpa de todo lo que pasa. Muchas veces tiene la culpa y otras veces se las lleva gratirola. Hay que estar más de costado. Tiene que quedarse más al margen, esperando que quién decide consulte porque tiene los derechos del fútbol uruguayo y pone la plata, pero que no tome la iniciativa directa.

¿Sos de mirar fútbol en la tele?

No soy de los tipos que están permanentemente con el fútbol en la cabeza. Es necesario que el ser humano se informe, viva de lo que vive, que se especialice en lo que hace pero tampoco que tenga la enfermedad de tener todo el día la pelota en la cabeza.

¿Qué otras cosas te gusta hacer?

Me gustan muchas cosas, salir, entretenerme, estar con mi familia, estar con mis amigos, comer un asado, tomar un vaso de whisky, salir de noche, pasear, me gusta... me gusta vivir. Es una cosa natural, no creo que porque uno sea un hombre público tenga que ser un ermitaño y esconderse. Me gusta la vida, me gusta el cemento, más que el verde del campo, pero eso va en cada uno. Cuando me toca descansar me gusta leer.

¿Qué leés?

Leo mucho sobre cosas reales. Por ejemplo este verano leí ''El regreso de Martín Aquino'' y dos libros vinculados con Fernández Huidobro, porque hoy está un poco dentro de lo que significa el nuevo gobierno uruguayo... esta historia con la presencia de quienes en otra etapa de su vida estuvieron vinculados a grupos revolucionarios como los tupamaros y quería saber algo más profundo sobre la vida de estas personas.

¿Qué sensación te quedó?

Creo que las experiencias de cada uno van cambiado de acuerdo a los años que se tiene. He sacado la conclusión de que Fernández Huidobro hoy no tiene el mismo pensamiento que tenía a los 20 años. Porque la edad va pasando, porque el hombre de repente va abriendo la cabeza y cansándose en su cuerpo y cuando pasan los años... el pensamiento es como el whisky, cuanto más tiempo estacionado está más rico sale. La inteligencia se va solidificando. A la energía, la vitalidad o al pensamiento que en algún momento tenés le agregás la inteligencia, el aplomo, la serenidad.

¿Visualizás una generación de recambio en el periodismo deportivo?

Me encanta el perfil de los periodistas jóvenes. En la época que yo nací como periodista todos éramos autodidactas. Hoy se necesita estudiar, hay un manejo completamente distinto de las comunicaciones. Si no estás preparado no podés trabajar. Yo todos los días aprendo con muchachos jóvenes. Ellos son sostenedores muchas veces de mi trabajo, fundamentalmente en la televisión.

¿Qué imagen tenés de los jóvenes uruguayos?

Creo que se divierten con lo que tienen a la vista. Lo único que no me gusta es la droga. La droga es un elemento destructivo para el joven, para la familia, para el presente y para el futuro. Es lo que te va a descarrilar al poco tiempo o al largo tiempo, a cómo le de. Es ahí donde los chicos tienen que saber perfectamente como andar en la vida ''lo que natura non da Salamanca non presta''. Se que hay muchos problemas sociales, un problema económico puede destruir una pareja y eso lo sienten los hijos y van a la diversión más fácil.

Se termina el casette, no hay otro. Seguimos hablando... Alberto: ¿qué diferencia hay entre el alcohol y las drogas?

El alcohol es controlable no se te va tan fácil de las manos. Con las drogas empezás con un porro y después terminas en drogas más duras...

Gracias Alberto.

De nada pibe.

Chau.

Chau.




Montevideo COMM / Portal / Ricardo Leiva



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