Días atrás, la Justicia envió a prisión a un hombre que mató a su pareja en el barrio La Comercial. El hombre mató a la mujer trans en complicidad de otro delincuente (que se fugó de la escena), y fue formalizado por un delito de homicidio especialmente agravado por el vínculo de concubinato, por el femicidio y por el desprecio por la identidad de género.
Finalmente, el cómplice fue apresado y formalizado también por la Justicia como coautor de "un delito de homicidio agravado y muy especialmente agravado por femicidio y discriminación por identidad de género".
La víctima (37 años de edad) mantenía una relación afectiva con un hombre de 21 años desde hace dos meses, conviviendo en una finca ubicada en La Comercial desde hacía 15 días al menos. El hogar era mantenido por la víctima, mientras que el joven no trabajaba y presentaba consumo problemático de drogas.
La pareja habitualmente tenía discusiones que eran escuchadas por los vecinos del edificio. El 15 de noviembre, el indagado concurrió a una boca de venta de drogas en Piedras Blancas, y estuvo consumiendo con el que posteriormente fuera cómplice del homicidio (R.A.B) hasta el mediodía.
En virtud de que querían seguir consumiendo, el joven le propone a R.A.B concurrir al domicilio de su pareja a buscar dinero; se toman un taxi y arriban al domicilio de la víctima.
Una vez dentro del domicilio se da una discusión entre el primer imputado y su pareja, por lo que R.A.B toma un cuchillo y le da al menos dos puñaladas a la víctima, retirándose del lugar; luego, el joven toma el cuchillo y continúa apuñalándola hasta darle muerte.
Su cómplice se retira del lugar con dinero, quedando registrado en las cámaras de seguridad a las 14:05 cuando sale del edificio. Se dirige al taxi (que aguardaba para cobrar) y le pide que lo lleve nuevamente a Piedras Blancas, pero el taxista se niega y observa que tiene sangre en la mano. El hombre huye.
Mientras tanto el joven se mantiene en la finca, y minutos después, cuando pretendía irse con una garrafa de 13 kilos, es detenido por dos policías, quienes acudieron al llamado del 911. Confiesa allí mismo el crimen de su pareja
Femicidio y desprecio de género
La víctima fue asesinada por dos hombres, siendo uno de ellos su pareja. "Fue víctima de violencia de género de manos de un hombre en quien ella confió y a quien dejó entrar a su casa. Se identificaba como mujer y así edificó su plan de vida y su cotidianidad", señala el escrito de la Fiscalía.
En el marco de la normativa penal uruguaya todos los femicidios deben ser calificados como homicidios muy especialmente agravados, y ello se debe a que no se cuenta con una figura penal autónoma, sino con una agravante que refiere a la muerte violenta de mujeres por razones de género, diferenciándolas del concepto neutral en términos de género de homicidio.
La conducta femicida tiene por motivo el "odio, desprecio o menosprecio" por la condición de mujer de la víctima.
Ante una conducta femicida el análisis de la misoginia (odio, desprecio o menosprecio) como motivación "debe realizarse en función de las conductas ejecutadas con antelación, concomitante y posteriores al asesinato de la víctima, con parámetros objetivos que permitan dilucidar que cualquiera de esos factores está presente en la conducta".
No toda muerte de una mujer constituirá femicidio, recuerda la Fiscalía, motivo por el que cada caso debe analizar este punto para establecer si se computa el agravante.
"El caso que nos ocupa encuadra en la construcción doctrinal", señala la Fiscalía, ya que "es la privación dolosa de la vida de una mujer cometida por su cónyuge o cualquier descendiente o ascendiente en línea recta o colateral hasta en cuarto grado, hermana, concubina, adoptada o adoptante, o tenga alguna relación afectiva o sentimental de hecho, sabiendo el delincuente esta relación".
"En virtud de los hechos narrados, surge de las actuaciones que el delito de homicidio se produjo en virtud del odio, desprecio y menosprecio contra la víctima por su condición de mujer y su identidad de género", prosigue el escrito.