La “magia negra” y la creencia en supersticiones no son peligrosas por sí mismas, ya que lo que plantean como real o posible no existe. El verdadero peligro estriba en las personas que sí creen en ellas, y en lo que están dispuestas a hacer al respecto. Y para encontrar ejemplos de ello no hace falta remontarse a los tiempos de la quema de brujas.
En enero de 2022, por ejemplo, un hombre fue asesinado y decapitado en Mozambique. Tras ser capturados, los autores del crimen confesaron que el móvil fue económico, pese a que no le robaron nada a la víctima. Sucede que el fallecido era un hombre blanco y calvo, y en el país existe la creencia de que las personas que reúnen esas características tienen —literalmente— oro dentro de la cabeza.
En 2013, un hombre fue ejecutado en República Centroafricana por robar penes mediante hechicería, creencia arraigada en varias regiones del continente.
A estos ejemplos geográficamente lejanos cabe añadirle uno reciente y aquí mismo, en el balneario canario de Villa Argentina.
En la madrugada del 22 de noviembre, dos hombres rociaron con combustible una finca y la prendieron fuego. Un hombre de 55 años, vecino del lugar, intentó impedir el incendio y corrió una trágica suerte. Los incendiarios lo golpearon, lo mojaron también con combustible y lo encendieron igual que al inmueble. El hombre fue ingresado en el centro nacional de Quemados (Cenaque), donde pereció a causa de la gravedad de sus quemaduras.
El atroz crimen fue cometido por dos hombres de 62 y 49 años, quienes fueron detenidos poco después y puestos a disposición de la Justicia. En su declaración, manifestaron creer que el propietario de la casa en cuestión —quien no sufrió lesión alguna— los perjudicaba con “magia negra”, y entendían que quemar la finca era “limpiaría” la hechicería.
Alejandro Ferreira, portavoz de la jefatura de policía de Canelones, dijo al noticiero Subrayado que los dos sujetos fueron imputados por un delito de asociación para delinquir en reiteración real, un delito de incendio agravado y un delito de encubrimiento, todos ellos a título de dolo directo.
La Justicia dispuso para ambos prisión preventiva por 90 días, plazo en el que se conocerá la sentencia.
La policía busca a un tercer implicado, familiar de uno de los imputados, y que todavía permanece prófugo.