El Servicio Electoral (Servel) de Chile abrió formalmente la campaña para el plebiscito constitucional del 17 de diciembre tras la entrega el martes de la propuesta de nueva carta magna al presidente, Gabriel Boric, y con la inscripción de las opciones electorales de cada partido político, un proceso que se cerró ayer.
El juego político se encuentra dividido entre dos posiciones, “a favor” y “en contra”, que colocan a la derecha tradicional —la coalición Chile Vamos— y la ultraderecha del Partido Republicano, en la primera opción, y a los partidos gubernamentales y la democracia cristiana, en la segunda.
Unos 15 millones de chilenos deberán acudir a las urnas el 17 diciembre para votar el texto redactado por el Consejo Constitucional, de mayoría conservadora, tras el fracaso del anterior proceso en setiembre de 2022, cuando el electorado rechazó un proyecto escrito por una convención izquierdista.
Tras finalizar la ceremonia de entrega del nuevo texto el martes, el presidente del Servel, Andrés Tagle, señaló que, a diferencia de la campaña del referéndum anterior, en esta campaña solo podrán participar partidos políticos porque la legislación excluyó a las organizaciones de la sociedad civil.
Tagle explicó, también, que las fuerzas políticas tendrán un financiamiento público “similar al anticipo que se les da antes de una elección de diputados”. Sin embargo, esta vez no contarán con “financiamiento posterior por voto obtenido”.
Una fecha importante para la campaña será el 17 de noviembre, cuando empezará la emisión de la franja electoral por todos los canales de televisión, un momento relevante en cada convocatoria electoral porque los partidos revelan los mensajes para persuadir a sus electores.
En esta ocasión, la campaña puede ser determinante considerando que hay un sector importante de indecisos, entre un 15% y un 30%, aunque todas las encuestas proyectan un cómodo rechazo de la nueva carta fundamental.
Posturas de los partidos políticos
Las fuerzas del oficialismo como el Partido Comunista, la coalición de izquierda Frente Amplio —a la que pertenece Boric—, el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y el Partido Radical, así como la Democracia Cristiana —que no forma parte del Gobierno, pero tampoco es oposición— ya anunciaron su voto en contra.
A favor harán campaña la Unión Demócrata Independiente (UDI), Renovación Nacional y Evópoli, las tres fuerzas que integran la derecha tradicional, además de los conservadores radicales, los republicanos.
El populista Partido de la Gente (PDG), que ha tenido un peso considerable en las últimas elecciones, votará dividido porque mientras la militancia decidió inclinarse por el “a favor”, tal y como había planteado su líder, Franco Parisi, sus tres diputados votarán en contra.
Entre las posturas que llaman la atención están varios parlamentarios de derecha y extrema derecha, quienes también rechazarán el texto. Entre ellos, el senador del republicano Rojo Edwards, quien lidera la división en la interna de los ultraderechistas frente a su líder, José Antonio Kast; y otros parlamentarios como Gonzalo de la Carrera, también de extrema derecha pero independiente, quien advirtió, en rueda de prensa, que Chile podría convertirse en “un país socialista”.
Al menos dos parlamentarios de Renovación Nacional también declinarán la propuesta.
Este es el segundo proceso constitucional que vive Chile, tras el que concluyó en septiembre de 2022 con un contundente rechazo del electorado a un proyecto escrito por una convención izquierdista.
Si la propuesta finalmente se rechaza en diciembre, seguirá vigente la actual Constitución, que ha sido reformada decenas de veces en democracia, pero es cuestionada por su origen dictatorial. El Gobierno del presidente Gabriel Boric ya ha adelantado que no impulsará un tercer proceso.
EFE