28 de diciembre de 2014: Lola Chomnalez, de 15 años, había llegado a la costa de Rocha a pasar una temporada de veraneo en la casa de su madrina. Esa tarde salió a caminar y ya nadie la volvió a ver con vida. Su cuerpo fue hallado en una zona de monte cerca de la playa, entre los balnearios Aguas Dulces y Valizas.
Hoy, a siete años del hecho, con 40 sospechosos que desfilaron ante fiscalía y con un expediente con alrededor de 5000 fojas, la investigación no se alejó demasiado del punto de partida. Hay un solo detenido, todavía sin condena, y muchos interrogantes que aún no encontraron respuesta.
Adriana Belmonte, madre de Lola, concedió esta semana una entrevista al canal de TV argentino Todo Noticias (TN). Conmovida, la mujer contó que recién este año, e impulsada por los confinamientos de la pandemia, abrió la habitación que había pertenecido a su hija.
“Estuvo más de seis años cerrado ese lugar”, aseguró la mujer, que luego de ese largo tiempo volvió permitirse acceder a la habitación, donde abrió las ventanas y plantó margaritas
“Es una manera de darle vida”, reflexionó emocionada, tras
lo cual sostuvo: “Hoy entro y no me hace mal”.
El cuarto de Lola es el más luminoso de toda la casa y su puerta ya no volvió a
cerrarse. Es el espacio donde permanecen sus cosas, sus fotos, sus libros,
donde todavía se percibe su luz y de alguna manera, su familia siente que se
sigue comunicando con ellos.
“Ordenando sus cosas encontramos varios escritos de Lola”, evocó Adriana en el citado reportaje. El primero era una carta que la adolescente se había escrito a sí misma, en la que se debatía sobre cuál era su verdadera vocación e imaginaba su futuro. “Ella quería ser psicóloga y también acróbata”, dijo.
Más adelante los sorprendió otro texto escrito de puño y letra por su hija. El título era “Bendiciones” y en él agradecía por los amigos que tenía, por su familia y por su educación. “¿Hay algo más lindo que leer?”, se preguntaba retóricamente, apasionada como era de la lectura, y volvía a agradecer. “Agradecía poder ver los colores”, relató su mamá.
Caso abierto
En la actualidad, y luego de largas investigaciones instancias judiciales, la causa por el asesinato de Lola tiene un solo hombre tras las rejas. Se trata de Ángel Moreira, un cuidacoches de la zona apodado “Cachila” está procesado en la causa como coautor de homicidio agravado por alevosía.
Adriana espera que una vez que finalice la presente feria judicial, la Justicia de nuestro país dicte sentencia y condene a Moreira. Sin embargo, eso no significaría el cierre del caso.
“Hay otras personas involucradas. Lo siento como madre, pero también lo dicen los forenses y criminólogos que participaron de la investigación”, aseveró Belmonte.
La mujer subrayó que el trabajo de los peritos determinó que a Lola “la golpearon de un lado y la cortaron por otro”, algo que no podría haber hecho un único atacante.
Desde hace un tiempo, y ante la lentitud en los avances en el caso, la familia de la víctima impulsa una investigación paralela que por estas horas intenta seguir una nueva pista. “Necesitamos colaboración de la justicia uruguaya”, reclamó Belmonte, quien prefirió no brindar más detalles sobre los nuevos indicios que manejan.
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