Recientemente, un hombre residente en Japón cobró popularidad gracias a un anuncio que era esperado por sus miles de seguidores en X. Al cabo de casi 21 años de austeridad extrema, logró ahorrar 132 millones de yenes (640.000 dólares) y cumplir su objetivo: jubilarse anticipadamente de su estresante trabajo.
El hombre de 45 años, cuya identidad no fue revelada, expresó en redes sociales que finalmente había logrado el FIRE, sigla que en inglés resume sus dos objetivos: independencia financiera y jubilación anticipada.
Según consignan medios locales, el “tacaño viral” contó que a principios de la década de 2000 consiguió un trabajo estable, pero muy exigente, en el que constantemente le hacían trabajar horas extras, a veces hasta pasada la medianoche.
Sin embargo, consideró que su salario de unos 32.000 dólares al año no estaba mal, por lo que en lugar de buscar un empleo menos estresante decidió quedarse donde estaba, apechugar con las dificultades y ahorrar la mayor cantidad de dinero posible para poder jubilarse anticipadamente. Sin embargo, el nivel de frugalidad que soportó durante las últimas dos décadas dejó a mucha gente preguntándose si sus esfuerzos valieron la pena.
En su búsqueda por ahorrar 100 millones de yenes lo más rápido posible, el japonés cambió su estilo de vida por completo. Renunció a su apartamento alquilado y optó por vivir en un dormitorio básico propiedad de la empresa en la que trabajaba, y por el que pagaba solo unos 190 dólares al mes.
Asimismo, en lugar de comprar los electrodomésticos y muebles que necesitaba, se las ingenió buscando entre los que otras personas desechaban. Tampoco usó nunca aire acondicionado en verano, y en invierno se calefaccionaba con ejercicio físico y gruesas mantas.
Sin embargo, fue su alimentación la que sufrió los cambios más drásticos. En las fotos que comparte regularmente en las redes sociales con otros aspirantes a triunfadores de FIRE, el hombre muestra que sus comidas consistían principalmente en arroz hervido y pequeños trozos de frutas o verduras. Esos sencillos platos resultan opimos y sanos manjares si se los compara con lo que ingería en los días realmente duros de su plan. En tales ocasiones, su cena consistía únicamente en una bebida energizante.
Además, durante sus dos décadas de ahorro usó cupones de descuento para obtener los productos más baratos posibles. Para entretenerse por poco dinero, pasaba las noches en su dormitorio viendo películas. Uno de sus géneros favoritos eran los filmes de prisiones y fugas, y en redes sociales solía bromear acerca de que su vida no difería demasiado de la de un presidiario.
Ahora, tras anunciar el cumplimiento de su objetivo, dijo que como beneficio adicional le permitió escribir un libro con su método, obra que resultó bastante rentable y le permitió retirarse incluso un poco antes de lo planeado.
Sin embargo, su tozuda austeridad podría no bastar para mantener su sueño en pie, ya que factores externos amenazan con jugarle una mala pasada. En concreto, la sostenida depreciación del yen amenaza con terminar con su merecido retiro.
“Si el yen sigue depreciándose nunca alcanzaré la libertad financiera. ¿En qué he estado trabajando estos 21 años? Todo esto no tiene sentido, es muy trágico”, lamentó.
La experiencia del hombre se volvió viral en internet en Japón y China, y recibió comentarios contradictorios de los internautas. Algunos se declararon impresionados por su determinación y resistencia, mientras que otros se sorprendieron por su estilo de vida y agregaron que fue un milagro que no enfermara debido a su mala alimentación.
El caso dividió de inmediato las opiniones. Mientras algunos felicitaban al hombre y lo consideraban inspirado, otros entendían que se trataba de un caso que rozaba lo patológico. Tampoco faltaron los que sostuvieron que si hubiera ido invirtiendo sus ahorros con buen criterio a lo largo del proceso, este podría haber sido más corto y menos áspero.
El caso de este japonés “súper gasolero” recuerda al de la china Wang Shenai, quien fue noticia por ahorrar el 90% de su salario. De ese modo pudo comprarse dos casas en nueve años.