Dos estudios económicos solicitados por el Banco Central del Uruguay (BCU) coincidieron en que el país es más caro que los demás de la región y revelaron que esto se puede deber a una alta concentración de productos importados y a “rigideces” de su mercado laboral, entre otros motivos.
Así lo destacaron este jueves a la prensa en la sede del BCU en Montevideo tras la presentación de las investigaciones de los economistas Alfonso Capurro e Ignacio Umpiérrez, quienes detallaron las conclusiones de los trabajos.
Capurro, economista de la firma CPA Ferrere, explicó que su estudio respondió al llamado del BCU, que buscaba aportes sobre los factores detrás de las diferencias de precios entre Uruguay y otros países y cuantificar los efectos de su nivel de precios en la población, centrándose en los precios de frutas y verduras.
A lo que explicó que tuvo como objetivo “cuantificar en qué medida el nivel de precios de frutas y verduras está afectado por el comercio exterior”.
Dijo que el estudio comparó principalmente con precios de Brasil, donde se tenía más información, y concluyó que la discontinuidad de la importación, que se suele autorizar solo en momentos de crisis o sequías, afecta estos valores.
“La conclusión general es que cuando uno analiza los últimos 10 años en promedio, el Índice de Precios de Consumo (que mide la inflación) en Uruguay podría haber sido 0,6 % o 0,7 % más bajo si hubiéramos tenido una libre importación de frutas y verduras”, señaló Capurro.
Por su parte, Umpiérrez, economista del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), dijo que su trabajo se enfocó en estudiar lo que denominaron el impacto de los “desvíos a la ley de un solo precio” para ver las causas detrás de la afirmación de que Uruguay “es un país caro”.
Apoyados en una base de datos del Banco Mundial, que contaba con una muestra de 43 países, el investigador afirmó que el estudio determinó que Uruguay “es 27 % más caro en promedio” respecto a “la gran mayoría” de países en ese “conjunto de economías emergentes y desarrolladas”.
En cuanto a las causas, acotó, no se halló que estuvieran en “temas cambiarios o de precios relativos” sino que, remarcó, “tienen que ver con cuestiones microeconómicas, de competencia”; así, por ejemplo, uno de los factores es que “algunas regulaciones paraarancelarias generan desvíos a la ley de un solo precio”.
Otro, valoró, consiste en que haya “mayores regulaciones en el mercado de trabajo que terminan impactando en los márgenes de las empresas”, como, ejemplificó, el hecho de contar con una forma de determinar los salarios que le da un ranking negativo en el Índice de Competitividad Global.
Además, dijo, un problema clave es la “alta presencia de productos importados”, principalmente en cuanto a alimentos, productos de higiene personal o dispositivos electrónicos y electrodomésticos.
“Son niveles que son considerados por las comisiones de competencia de referencia internacional, como las de Estados Unidos o la Unión Europea, como concentraciones de moderadas a altas”, remarcó Umpiérrez, quien redondeó que hay “muchas cosas para trabajar y revisar” sobre todo en cuanto a competencia de mercados.
“Estos desvíos tienen implicaciones significativas en el bienestar del consumidor y en la asignación de recursos. Reducir estas brechas requerirá de esfuerzos para aumentar la competencia y competitividad de mercados, especialmente aquellos que tienen una alta participación de producción importada”, concluye el economista en el trabajo.
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Con base de EFE