Martina Casás, diputada suplente de Gustavo Olmos por el sector frenteamplista Fuerza Renovadora, fue noticia en noviembre último por denunciar por acoso laboral y sexual al titular de la banca.
Tras el consiguiente revuelo mediático, ambas denuncias siguen las vías previstas: la denuncia por acoso laboral está en la órbita del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, y la de acoso sexual se analiza en la Justicia. Paralelamente, el Tribunal de Conducta Política (TCP) del Frente Amplio también analiza los reclamos. Esto sucede porque Fuerza Renovadora elevó el caso al tribunal sin consentimiento de la denunciante.
Esta situación fue señalada por Casás en una carta que remitió al periódico La Diaria y que dicho medio publicó este viernes. La misiva fue remitida desde Ecuador, donde Casás se encuentra radicada actualmente por razones de estudio.
“Tomar la decisión de denunciar a alguien por acoso sexual y abuso no es fácil. Por tantas razones no es sencillo. Y sostener este proceso sin saber cuál será su resultado fue dar un salto al vacío y aún camino cada paso sin saber lo que se viene”, dice Casás en la carta, y asegura que en los días previos a decidirse a denunciar, tuvo mucho miedo.
“Tuve miedo porque no sabía si el círculo cercano de mi sector político me iba a creer. Tuve miedo porque sentí que no me iban a apoyar. Tuve miedo de que la situación se hiciera extremadamente pública o mediática. Tuve miedo de que mi familia sufriera y se sintieran mal. Tuve miedo de quedarme sin ingresos, porque dependo del salario que me transfiere la persona que denuncio. Tuve miedo de pasar de ser la diputada ambientalista a ser la suplente acosada. Tuve todos esos miedos y lamentablemente el tiempo me los confirmó”, explica.
Texto adelante, la joven legisladora añade que, luego de la denuncia, tuvo la triste ocasión de comprobar que sus temores eran fundados. Según su relato, hubo referentes de Fuerza Renovadora que consideraron poco creíble su versión y que “las y los amigos de Tato [Olmos] dijeron que lo hacía por dinero o por la banca y que él nunca había tenido denuncias anteriormente. Porque hay personas que hicieron esto de un lugar de ‘estás conmigo o estás con ella’”.
Asimismo, lamenta que su sector político elevara el caso al TCP sin su testimonio ni aval. “Me empujaron a lo mediático en un circo de notas en las que el acusado hablaba y se hacía el sorprendido, mientras que yo no tenía ni la fuerza para pararme del sillón. Porque vi a mi familia sufrir y seguirá sufriendo. Porque pasé a ser una nota mediática y ya nadie se acuerda de los temas de los que hablo”, añade la diputada, cuya especialidad es el medioambiente.
En la carta, Casás asegura que la denuncia contra Olmos le costó, entre otras cosas, su empleo.
“Continuamente Tato me ha ido retirando el acceso a la información de la bancada, de los grupos de WhatsApp. La violencia política continúa más allá del acoso y del abuso. [...] Me ha despojado del trabajo generado en cuatro años; si yo quisiera continuar no podría hacerlo en las mismas condiciones que tuve anteriormente. Porque a pesar de haber denunciado y tener medidas cautelares, quien siempre tuvo el poder sobre mi lugar de trabajo sigue siendo Tato Olmos. El salario lo sigue cobrando, la información la sigue teniendo, mi impotencia aumenta cada vez que lo pienso”, refiere.
“Me quitaron tantas cosas, me quitaron las ganas de estudiar, hasta por momentos las ganas de vivir, de existir en la política. Pero una vez que te quitan tanto y no nos queda nada, tampoco tenemos miedo. Me quitaron todo y por eso me tocó construir una esperanza. Y para enfrentar todo lo que se viene, por suerte, no me tocó estar sola”, escribe Casás, quien agradece a las personas que la apoyaron y arroparon tras su decisión de denunciar.
“Dar un salto al vacío es mucho más fácil si cuando vas en la mitad del salto te encontrás que muchas compañeras están tejiendo una red que te sostenga”, considera.
En cuanto al comportamiento de Olmos, la diputada entiende que su actitud hacia ella estaba muy lejos de ser la adecuada. “No me consideraba una compañera de trabajo, una compañera de militancia, una compañera de despacho; para este señor yo no era alguien a quien tratar con cariño por tener la edad de sus hijas. Este señor me veía como un objeto de deseo sexual”, asevera.
“Claro que de haber asumido esto tempranamente podría haber actuado antes, pero esto son procesos. Sé que no es culpa mía haber sufrido el acoso, me lo tengo que decir muy seguido. Una persona que me dobla en edad y responsabilidades tiene una situación asimétrica de poder conmigo. Ejerció y ejerce ese poder hasta el día de hoy”, sostiene
“A estas alturas no sé qué va a pasar con el tribunal de conducta política del Frente Amplio, no sé qué va a pasar con el juicio laboral que hago contra mi sector y Tato Olmos, no sé qué va a pasar con el juicio penal contra Tato Olmos. Más allá de los resultados, internamente sé que sufrí violencia, acoso y que hay una persona que abusó de su poder. Esa misma persona puede seguir siendo para muchos una persona inocente, una excelente persona y a mí eso no me molesta. Los entiendo, entiendo su posición, sus prejuicios, sus contextos”, reflexiona luego.
En cuanto a su futuro, Casás desea “tener una larga vida política”, y explica lo que entiende por tal.
“Yo sé que para muchos eso se traduce a bancadas, a dinero y a cargos; pero para mí lo que eso significa es que quiero seguir trabajando de lo que me gusta. Llevar los temas ambientales a las agendas políticas nacionales, regionales e internacionales me ha dado mucha satisfacción. Considero que tengo un rol emergente, en un tema importante, y mucho que aportar. Mi vida es esto”.