Por The New York Times | Zachary Small
PARÍS — Para estar muerto, es increíble lo ocupado que ha estado Vincent van Gogh.
Este año, sus pinturas se han destacado en exposiciones museográficas importantes. Teatros de inmersión en ciudades como Miami y Milán se lucen con proyecciones de sus paisajes con espirales. Ahora, sus diseños aparecen en todo tipo de cosas, desde zapatos deportivos hasta tapetes para la puerta de entrada de la casa, y una colaboración reciente con la franquicia de juegos de Pokémon se hizo tan popular que los compradores acudieron en masa hasta el Museo Van Gogh en Ámsterdam, obligándolo a suspender la venta de tarjetas de intercambio en la tienda de regalos.
No obstante, uno de los intentos más atrevidos de sacar provecho del legado de Van Gogh está en el Museo de Orsay en París, donde un “doppelgänger” del artista neerlandés conversa con los visitantes y ofrece un vistazo a su propia vida y muerte (una muestra plagada de errores de aprendizaje automático).
“Bonjour Vincent”, cuya intención es representar la humanidad del pintor, fue montada por ingenieros que usaron inteligencia artificial para analizar unas 900 cartas que el artista escribió en el siglo XIX, además de las primeras biografías escritas sobre él; sin embargo, el algoritmo sigue necesitando la guía de un ser humano para responder a las preguntas más sensibles que hacen los visitantes, quienes conversan con la réplica de Van Gogh en una pantalla digital a través de un micrófono. La pregunta más popular: ¿Por qué se suicidó Van Gogh? (El pintor falleció en julio de 1890 luego de dispararse en un trigal cerca de Auvers).
De acuerdo con los funcionarios del museo, cientos de visitantes han hecho esa pregunta mórbida y explican que el algoritmo ajusta sus respuestas de manera constante, dependiendo de cómo se plantea la pregunta. Los desarrolladores de la inteligencia artificial han aprendido a redirigir la conversación con sutileza de temas sensibles como el suicidio hacia mensajes de resiliencia.
Agnès Abastado, directora de desarrollo digital del museo, afirmó que la conversación sobre desarrollar un algoritmo de Van Gogh duró casi un año. “Una de nuestras dudas era hasta qué punto este Van Gogh era el real”, narró Abastado. “Era importante mostrar cómo esta tecnología no solo sería un proyecto comercial, sino uno cultural que pudiera mejorar la presentación de la información”.
La iniciativa forma parte de una labor más amplia del Museo de Orsay, institución pública sostenida por el gobierno francés, para afirmar su relevancia en la vida moderna cuando la mayor parte de su colección procede del siglo XIX. Y para dar ese salto, el museo se ha asociado con varias empresas que podrían beneficiarse de la iniciativa. Algunos programas están relacionados con su exposición actual, “Van Gogh in Auvers-sur-Oise: The Final Months”, disponible hasta el 4 de febrero, que analiza los cruciales y agotadores últimos meses de vida del artista, cuando (bajo los cuidados de Paul Gachet, médico homeópata y alópata) produjo más de 74 cuadros y 33 dibujos antes de quitarse la vida.
Un final inquietante, pero al parecer no tanto como para no llevarlo a los hogares de la gente. Jumbo Mana, la empresa tecnológica emergente que desarrolló el algoritmo de Van Gogh, dijo que planea lanzar el programa de IA de Van Gogh en los dispositivos Amazon Alexa y Echo durante el próximo año. La compañía está trabajando en un proyecto similar basado en la vida del poeta francés Arthur Rimbaud, otro artista radical que experimentó con las alucinaciones y los bordes de la conciencia.
“Somos capaces de dar vida a estos personajes, pero no intentamos resucitarlos”, aseveró Christophe Renaudineau, director general de Jumbo Mana. “En estos momentos, estamos trabajando con historiadores para garantizar que nuestro Van Gogh pueda ser más preciso”.
La exposición también incluye una experiencia de realidad virtual independiente, “Van Gogh’s Palette”. Se trata de una producción compartida entre el museo, Vive Arts, Lucid Realities y Tournez S’il Vous Plait. El Museo de Orsay recibirá una parte de las ganancias y el equipo está trabajando en una versión más larga, de 20 minutos, que se distribuirá y exhibirá a nivel mundial.
Los experimentos con los cuadros de Van Gogh han continuado, incluida su implementación en el mundo de los videojuegos de Roblox, un juego en línea que es popular entre millones de niños. Su “Autorretrato con sombrero de paja” de 1887 es una de las casi 40 obras de arte del Museo Metropolitano de Arte que pueden escanearse y convertirse en ropa digital para los avatares de Roblox.
“Los artículos que puedes vestir son una parte muy importante de Roblox”, explicó Claire Lanier, directora de redes sociales del Museo Metropolitano de Arte, que encabezó el proyecto con la ayuda de Verizon, una empresa patrocinadora. “Queríamos que las obras de arte fueran tangibles para los niños y sus experiencias”.
Al escanear un retrato de Van Gogh a través de una aplicación móvil, Replica, los usuarios acceden a versiones digitales del sombrero y la chaqueta del artista, que pueden combinarse con elementos de otros objetos del museo, como una armadura medieval y un tocado egipcio.
(Para quienes buscan prendas reales, el museo anunció hace poco una colaboración con la marca de moda Todd Snyder, que llevará las pinturas de Van Gogh a sus parkas y suéteres por cientos de dólares).
“Durante años, los museos ni siquiera querían poner sus imágenes en internet”, observó Lanier. “Pero la pandemia cambió la relación de la gente con los museos en el mundo digital. Nos ha ofrecido oportunidades”.
Pero estas oportunidades están orillando a algunos museos hacia un territorio desconocido. Aunque el Museo Van Gogh ya tenía un historial de otorgar licencias de los cuadros del artista para patinetas, bufandas y artículos diversos, su asociación reciente con Pokémon Co. Intl. se salió de control cuando los revendedores invadieron su tienda de regalos y adquirieron las tarjetas coleccionables especiales que conmemoraban el 50 aniversario del museo, para luego venderlas en internet por cientos de dólares. La imagen de Pikachu, dibujada al estilo del “Autorretrato con sombrero de fieltro gris” del pintor, que data de 1887, se retiró posteriormente de la venta debido al frenesí.
Ahora esas tarjetas están dificultando la investigación de algunos historiadores de Van Gogh. “Cuando busco Van Gogh en eBay, todo son cartas de Pokémon”, refunfuñó Wouter van der Veen, especialista en el artista que utiliza con frecuencia el sitio web de subastas para buscar documentos del siglo XIX relacionados con el pintor.
En el último año, el académico ha participado en varios proyectos sobre Van Gogh, como el experimento de inteligencia artificial del Museo de Orsay, en el que ofreció su opinión a los ingenieros para mejorar su precisión. La influencia de Van der Veen se percibe incluso en la manera de hablar francés del artista, pues introdujo “errores” gramaticales aparentes porque era la segunda lengua de Van Gogh.
“Las frases tienen la misma longitud y falta de puntuación, y las palabras se enciman”, explicó Van der Veen. Los errores han molestado a algunos visitantes franceses, a quienes el personal debe asegurarles que se trata de errores intencionales.
No obstante, el historiador señaló que otros fallos en “Bonjour Vincent” revelan un retrato generativo del artista neerlandés que dista mucho de ser completo. En ocasiones, ofrece dos respuestas diferentes a la misma pregunta, mezclando hechos históricos con información irrelevante.
Un error claro fue cuando el “doppelgänger” aseveró que “La noche estrellada” era la obra favorita de Van Gogh, diciendo que era “una manifestación de mi yo perturbado y mi anhelo de lo divino”.
El Van Gogh real fue mucho más ambivalente respecto a la pintura de 1889, según sus propias cartas. Originalmente se refirió a “La noche estrellada” como un estudio y le dijo al artista Émile Bernard que era un “retroceso”, a lo que añadió: “De nuevo, me estoy permitiendo hacer las estrellas demasiado grandes”.
Aunque un tanto avergonzado, el equipo que trabajó en “Bonjour Vincent” aseveró que confiaba en que las inexactitudes más notables serían resueltas antes de un despliegue más amplio del programa, con la esperanza de que eso mejore el alcance de la colección.
“A la gente le gusta lo que se trata de Van Gogh”, concluyó Abastado. “Pero somos un museo público y el dinero no es nuestra meta. Nuestro objetivo es hacer que todo el mundo conecte con la colección”.