Tras la renuncia de Francisco Bustillo como ministro de Relaciones Exteriores en medio de la polémica por el accionar de su cartera y la del Ministerio del Interior por la entrega del pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset, la oposición volvió a apuntar contra el exjerarca.

La senadora del Frente Amplio Silvia Nane cuestionó: “Bustillo es embajador y sigue cobrando un sueldo de funcionario público”.

La parlamentaria advirtió, en su cuenta de Twitter, que “se debe realizar el procedimiento sumarial” para analizar la destitución del excanciller.

“No debería representar al país alguien que le ha mentido al Parlamento y que conspiró para ocultar pruebas”, concluyó Nane.

Bustillo, el canciller “amigo” de presidentes 

Bustillo renunció este miércoles a su cargo de canciller tras la polémica en torno a la difusión de los audios de las conversaciones que mantuvo con la exvicecanciller Carolina Ache vinculadas a la entrega del pasaporte al narcotraficante Sebastián Marset.

El exministro ocupaba el puesto desde julio de 2020, cuando reemplazó a Ernesto Talvi, líder del Partido Colorado que dejó el gobierno. Venía de ser el embajador de Uruguay en España y llegó al gabinete como hombre de confianza del presidente Luis Lacalle Pou.

Bustillo es un funcionario de carrera del Ministerio de Relaciones Exteriores, al que ingresó por concurso en 1986. Desde entonces ocupó distintas posiciones, aunque a partir de los gobiernos del Frente Amplio se desempeñó en lugares clave del cuerpo diplomático uruguayo.

Entre 2005 y 2010 fue embajador en Buenos Aires; entre 2010 y 2012 fue parte del gabinete del excanciller Luis Almagro, ahora secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA); y desde 2012 hasta 2020 encabezó la misión en Madrid, para luego asumir como canciller.

En la capital argentina, justamente, entabló una relación de amistad con distintos dirigentes políticos del país vecino. Entre ellos el actual presidente, Alberto Fernández, lo que fue señalado como una carta a favor en el momento en que sustituyó a Ernesto Talvi.

Sin embargo, pese al buen vínculo, su gestión no logró destrabar la oposición de los gobiernos peronistas de Argentina para que Uruguay pueda firmar acuerdos con terceros países en el Mercosur.

En su carrera diplomática, Bustillo también cultivó el buen relacionamiento con los principales dirigentes del sistema político de Uruguay.

Al asumir en el ministerio, de hecho, se reunió con el expresidente frenteamplista Mujica en su chacra de Rincón del Cerro, y con Tabaré Vázquez. También, en esa ocasión, tuvo una ronda de reuniones con el expresidente colorado Julio María Sanguinetti, secretario general del Partido Colorado, y con el expresidente blanco Luis Alberto Lacalle Herrera.

Su Cancillería y las polémicas

Podría decirse que la gestión de Bustillo al frente de Cancillería estuvo marcada por dos grandes polémicas: el caso Marset y la Comisión Técnico Mixta (CTM) de Salto Grande.

En el caso de Salto Grande, todo comenzó cuando desde el Movimiento de Participación Popular (MPP) criticaron al gobierno por una partida extra millonaria a la comisión binacional. De allí surgió que al menos ocho ediles de la lista 404 del Partido Nacional ingresaron por designación directa. A medida que el caso fue escalando, el Frente Amplio (FA) interpeló a Bustillo y a la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, por las contrataciones directas.

Desde el FA se buscaba convocarlo de nuevo al Parlamento, esta vez a Diputados, para que brinde información a los representantes sobre la CTM de Salto Grande y otras comisiones binacionales.

Por otro lado, el caso Marset. Ante este asunto, Bustillo y el ministro del Interior, Luis Alberto Heber, fueron interpelados por la entrega de un pasaporte al narcotraficante.

En esa instancia, el ahora excanciller dijo que “no hubo un problema legal” ni “responsabilidad política” en el trámite del pasaporte. Meses después, Bustillo habló tras declaraciones de Ache y aseguró: “No falté a la verdad” en la interpelación.

Este miércoles, en un comunicado, Bustillo reafirmó que “no hubo nada ilegal” en el trámite del pasaporte de Marset, y señaló que Ache “descontextualizó conversaciones y obró de mala fe”.

Finalmente, los senadores del FA buscaban convocar una vez más a Bustillo a la Comisión de Asuntos Internacionales, para que explicara por qué Uruguay se abstuvo de votar en la Asamblea General de la ONU el “cese de hostilidades” en Israel.