Una semana. Siete días, siete noches. Unas 168 horas y contando. Ese es el tiempo que lleva Evelina Rodríguez, conocida por sus más cercanos como Chabela, sentada en una silla de playa en la puerta del lugar donde trabajó por 21 años, la sede de la delegación de la Unión Europea (UE) en Uruguay, en bulevar Artigas a metros de Rivera.
La razón: era lo único que, en sus palabras, le quedaba por hacer. Ya había buscado la intercesión del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y del de Relaciones Exteriores, sin conseguir nada. Llevó su caso a la Justicia, que finalmente le dio la razón en casi todos los puntos de su reclamo, en una sentencia que daba por válida su demanda. Al ver que nada sucedía, volvió a buscar en Cancillería la forma de que la UE le respondiera, pero no lo consiguió. Así que solo le quedó agarrar una silla, un cartel y plantarse en “protesta pacífica”, como definió su movilización unipersonal en conversación con Montevideo Portal, hace ya una semana.
Lo que reclama es que, tras haber trabajado durante 21 años —entre 1998 y 2019— en la misión diplomática, fue despedida sin miramientos, sin explicaciones y sin indemnización. El miércoles pasado, Rodríguez explicó que ella comenzó a trabajar en la delegación en el área de limpieza, para luego pasar a ocupar un cargo “similar a una intendencia”, cuyas tareas iban desde la asistencia en administración hasta la organización de eventos que ocurrían “tanto en la delegación como afuera”.
Dijo que, al poco tiempo de haber entrado, se le exigió formar una empresa unipersonal y registrarse ante el Banco de Previsión Social (BPS) y la Dirección General Impositiva (DGI) como tal. Sin embargo, lo que ella y su abogado reclaman desde que fue desvinculada es que ese era el único lugar donde trabajaba y, por ende, estaba en situación de dependencia. “Queda claro que la relación fue laboral, existiendo además de subordinación económica, subordinación jurídica”, reza el fallo del Juzgado Letrado del Trabajo de 11º Turno que le dio la razón.
Fallo que por más que culmina con la palabra “cúmplase”, nunca logró que se hiciera. Según señalara a Montevideo Portal Elbio Palladino, quien fuera abogado de Rodríguez durante todo el proceso, al ser la parte demandada una misión diplomática “la Justicia puede intimar” a cumplir la sentencia, pero a diferencia de lo que pasa en cualquier otro caso, no se puede “ir a ejecución” y “trabar embargo sobre los bienes” de la oficina, dado que son “inembargables”.
Por lo tanto, punto muerto. La Justicia pudo hacer que la sentencia le diera la razón, pero si la delegación, que no se había presentado al juicio, no la cumplía, el Estado uruguayo no podía hacer nada para lograrlo. Y ante eso fue que la demandante decidió tomar la silla y el cartel.
Más que siete días
Al hablar con Montevideo Portal, una semana después de haber tomado su decisión, Rodríguez advirtió algo positivo: “Se comunicó la abogada de la delegación con mi abogado. Le va a pasar documentación y parece que la UE va a mostrar sus números a ver si llegamos a un acuerdo de ambos lados”.
Sin embargo, con la misma tímida sonrisa con que pronunció lo anterior recuerda que esto es “hasta el final” y que eso no le es suficiente para levantar su protesta. “Voy a estar acá hasta que se reúnan y hasta que tengamos un acuerdo. Porque si no, esta lucha que hago para poder cobrar lo que me corresponde, si yo me retiro, sería como bajar los brazos. La voy a seguir hasta que tengamos la firma y el pago. Esperemos que sea todo positivo”, expresó.
Y agregó: “Llevo siete días acá, día y noche, acompañada por mis hijos, por mi familia y amigas, que están siempre, nunca me han dejado sola. También por la zona, por la noche, que es medio peligrosa. Pero vamos a estar bien, mi salud está bien, me siento bien. Me siento fuerte todavía, así que vamos a seguir luchando hasta que llegue el momento de la firma”.
Rodríguez comentó que en estos días le tocó enfrentarse a las inclemencias del tiempo, un día que estaba acompañada de su hija. “Tuvimos una lluvia el fin de semana, bastante fuerte, con un poco de viento. Por suerte fue corta; habrán sido unos 20 minutos o media hora, pero después se calmó el viento y seguimos bien”, dijo, señalando la sombrilla que tenía preparada para resguardarse de fenómenos climáticos del estilo.
Otro de los desafíos de su protesta fue el tema del baño, que soluciona yendo a dos centros de salud cercanos entre dos y cuatro veces por día, pero no más para no abandonar por mucho tiempo su puesto. “Manejo el control de mi cuerpo con los líquidos como para no deshidratarme y, a la misma vez, tampoco ir tantas veces al baño”, apuntó.
“Soy una persona muy positiva. Cuando me propongo algo, lo hago. Me duelen mucho la cintura y las piernas. Se me hinchan mucho las piernas. Pero me muevo un poquito y ta”, comentó Rodríguez, quien en su vida cotidiana juega al futbol —y compite— en un cuadro sénior.
“En la noche por suerte hay mucho movimiento de tránsito, que distrae mucho. Es verano, eso ayuda. Por suerte de la presión no he tenido problemas; esos problemas, por suerte, los voy llevando bien”, añadió.
Señaló que, desde que comenzó su protesta y tras las primeras repercusiones que tuvo, mucha gente se acercó a conocer su reclamo, a compartir situaciones similares, a ofrecerle una mano o algo de comer por si lo precisaba.
“Se me han acercado muchos con casos ganados por juicios y que no han cobrado, como un odontólogo que trabajaba para Salud Pública o un chofer de la Embajada de Bolivia. Mucha gente con otro tipo de juicios que tampoco les han pagado, casos de empresas más chicas. En una se me acercó un muchacho, en situación de calle, que paró y me ofreció una bolsa de bizcochos. Me tocó mucho lo que hizo, su gesto, porque me vio sentada en una silla, a una persona mayor, y sin saber del caso me ofreció”, dijo.
“Después, mucha gente de la Embajada de Brasil, de acá de la zona, gente que me conoce desde siempre y me preguntan: ‘¿Chabela, eres tú? ¿Precisas agua? ¿Precisas que te traiga algo?’. Yo les digo que, con el apoyo de ellos, en redes y ayudándome, ya es muchísimo”, añadió Rodríguez.
Otro grupo que se acerca a menudo a ver si precisa algo, indicó, son sus excompañeros de la delegación, que cada vez que salen de la sede diplomática hablan con ella. “Son todos excelentes. Me preguntan, todos los días que salen a comprar su comida, si preciso algo. Sin palabras con ellos”, expresó.
Por último, Rodríguez recordó cómo fue la decisión de ir a sentarse allí. “Yo soy muy espontánea. Me pareció muy injusto lo que estaba pasando conmigo y la noche anterior les dije a mis tres hijos: ‘Voy a hacer una protesta; después de que esté sentada le voy a avisar a mi abogado, no antes, porque no va a querer’. Y fue así. Me traje una silla, hablé con una amiga, que me trajo con el esposo en auto, me senté con un cartel, pacíficamente, hasta que llegó la noche. Me quisieron sacar por la vía judicial y no pudieron, porque yo tenía todo en regla”, puntualizó.
Lo que queda
Elbio Palladino, quien fuera abogado de Rodríguez desde 2019 —ahora el caso está en manos de su hijo Guzmán—, afirmó que el viernes pasado la representante legal de la UE, Carol Ferreira, planteó “su disposición a dialogar, tratar de encarar una solución respecto del tema”, pero que lo que aún no hubo es “una propuesta concreta” ni “se definió una fecha de reunión”.
Este martes, señaló el abogado, lo volvió a llamar “con la idea de avanzar a un resultado” y de “manejar cifras”. Palladino aclaró que Ferreira no fue la abogada de la UE durante el proceso judicial y las audiencias previas, sino que tomó el caso ahora.
“Todavía no tenemos un planteo concreto, pero, en definitiva, se van dando pequeños avances”, dijo, y aseguró que aunque aún no tienen un monto definido, “es una cifra importante, sin duda”.
Palladino dijo que uno de los trabajos que tienen que hacer como equipo legal de Rodríguez es actualizar los valores que se plantearon en su momento en la sentencia judicial, para establecer “la base de la negociación”.
“Luego de que se dé una propuesta, se formalizará una reunión para presentar la propuesta. En buenos términos, eso implica el inicio de una negociación. Que así sea”, dijo el representante, que confirmó que Chabela se instaló frente a la delegación sin avisarle y que lo hizo una vez estaba allí.
Por su parte, Rodríguez señaló además que hubo “un contacto positivo” con el PIT-CNT por su situación, aunque quedó “en espera”, pero que ahora está todo en manos de los dos abogados.
Desde la Unión Europea dijeron a Montevideo Portal que a pesar de que la semana pasada, ante la protesta de Rodríguez, el jefe de delegación interino pidió instrucciones a Bruselas —sede de la UE—, sobre cómo proceder, aún no hubo una respuesta formal y que se procedió a pedir a la abogada que se pusiera en contacto con el equipo legal de la demandante.
Señalaron, además, que el embajador de la UE en Uruguay, el italiano Paolo Berizzi, vuelve de su licencia esta semana, aunque no pudieron decir si viene con “una propuesta bajo el brazo”. El diplomático ocupa el cargo desde 2021, dos años después de la desvinculación de Rodríguez de su trabajo en la misión.
A la espera de ese acuerdo, Rodríguez continúa en su silla, desde donde quiso agradecer a todos los que le dieron un mensaje de aliento y compartieron su historia en redes sociales. Y proclamó: “A los obreros, que sepan luchar, porque les corresponde”.