Por César Bianchi
@Chechobianchi
Fotos: Javier Noceti / @javier.noceti
Guste o no su estilo confrontativo y polémico de hacer política, hay que reconocerle méritos a la incipiente carrera política de Romina Celeste Papasso (30). Se anima a decir que ella es “de derecha”, cuando ningún político se asume como tal; empezó militando siendo varón y muy pequeño, siente al Partido Nacional como “una pasión”, que le corre “por la sangre”, y se hizo conocida —ya siendo trans— por consignas desde los muros de Montevideo, nada tibias, por cierto. Respaldó al presidente Lacalle Pou (que hoy, dice, la ha decepcionado) al punto de que, ofendida por exabruptos contra él, fue a protestar contra el premio que le dio la Intendencia de Montevideo (IM) a Lula Da Silva. Costeó siempre la militancia de su bolsillo: pagó combustible y litros de pintura con su dinero. Y cuando el partido pudo tenderle una mano, y según Graciela Bianchi, le debió haber ofrecido asesoramiento jurídico, muy por el contrario, algunos connotados dirigentes nacionalistas salieron a ningunearla y decir que no pertenecía al partido.
Y fue eso, nada más que eso, lo que a Romina Celeste la indignó, la llenó de ira.
Fue ahí cuando abrió la caja de Pandora y reveló un secreto que en esta entrevista dice que tenía “guardadito”: reveló en un programa de TV que el senador de su partido, el experimentado legislador Gustavo Penadés, había abusado de ella cuando Romina era él, tenía 13 años, y se dejó impresionar por un buen auto y porque le pareció alguien “poderoso”.
En esta charla en La Pasiva, frente al monumento de Luis Alberto de Herrera cruzando General Flores, la militante blanca hace unas cuántas confesiones. Por ejemplo, que un amigo de Sebastián (el chico de 17 años asesinado en Sayago el lunes 17 con 20 balazos) también denunciará a Penadés por abuso, así como antes dijo que el chico ultimado tenía pensado denunciarlo. Dice que si Penadés continúa en la fuerza política “como si nada”, ella abandonará su amado Partido Nacional. Es más, abandonará la política. Pero como dice eso, también dice que en 10 años se imagina intendenta de Montevideo. “Lo veo re viable”, sentencia.
Quizás por inexperiencia, Papasso suele caer en contradicciones: reconoce que dejará de presentarse como “anticomunista” para ganar adeptos y poder negociar, algún día, en el Parlamento con frentistas, y admite que lo hace por estrategia electoral, pero después dirá que sólo se trata de haber aprendido y tratar de ser mejor persona. Dice que no le gustan las etiquetas, pero durante un buen tiempo usó el vocablo “comunista” como un insulto. Dice que no tiene autocríticas en el tintero del episodio frente a la IM con una funcionaria municipal, pero luego diría que aprendió cosas desde ese día. Y que desde ahí no se siente libre —fue condenada por atentado especialmente agravado— y su padre no habla más con ella.
Como sea, la militante ha ganado simpatizantes por su franqueza y por no tener filtro (le piden selfies, le tocan bocina, la alientan), y afirma que espera que se haga justicia en el Caso Penadés. Si debe ir preso o no, “la Justicia sabrá”, pero lo quiere fuera de su partido. Si no, el Partido Nacional, dice, sería “el partido de los pedófilos”.
“En el trabajo había un gurí que me discriminaba, tanto que me tuve que cambiar de sucursal. Tiempo después, como trans, ya trabajando en la calle, ese mismo pibe no me reconoce, me levanta, y terminamos haciendo cosas que ni te imaginás. Qué hipocresía, eh…”
En una entrevista previa para Montevideo Portal dijiste que tu militancia por el Partido Nacional comenzó cuando tenías 10 u 11 años en un acto de Jorge Larrañaga, en 2004. ¿Cómo fue eso? ¿Qué recordás?
A ese acto fui con mi abuela, fue un acto en 18 de Julio y Pablo de María, para el que habían cortado la calle. Fue el año en que ganó el Frente por primera vez. Me quedó grabado que a la salida de ese acto, íbamos a ir caminando desde ahí a la intendencia para tomarnos un taxi. Yo iba con la bandera de los blancos, y pasó un frenteamplista y nos quiso pegar. Entonces, paramos un taxi. Era una persona mayor que pasó en bicicleta. Pensé: “¿Por qué por tener esta bandera nos intentan pegar?”.
Ya en tu primer acto te quisieron pegar. ¿Qué pensaste en ese momento? ¿Que estaba mal ser nacionalista?
No, no pensé eso. Eso lo pensé de más grande, como que si no eras del Frente no eras popular, como que estuviera mal. Por qué lo popular tenía que ser de izquierda, como que estaba mal ser “orgullosamente blanca”, como dice la canción. Yo siempre luché contra eso: que la gente humilde, la gente común, puede ser blanca. Ser blanco es un sentimiento para mí, lo siento así… Lo llevo en la sangre.
Tu familia estaba dividida: la familia de tu padre es blanca, y tu abuela es muy nacionalista, pero tu mamá es o era frentista. ¿Por qué elegiste ser blanca vos?
Mi madre se enojó la primera vez que dije que ella es frenteamplista, porque hoy por hoy no es de ningún partido. En ese momento lo era. ¿Y por qué yo elegí ser blanca? Pesó más lo paterno, porque desde chiquita mis padres se separaron, y yo sentí mucho la falta de mi padre, cuando mis padres se separaron, yo sufrí mucho. Entonces, yo al partido lo veo como el más representativo de una familia, la unión, el amor a la patria… El nacionalismo me gustó, la bandera, la gente, el partido en sí me gustó mucho más. Me gustó la militancia blanca siempre.
Tu militancia empezó cuando eras un varón. No leí tu nombre de nacimiento en ninguna nota que se haya escrito sobre vos. ¿No te gusta recordarlo?
Es parte del pasado. No es que no me guste, es que [si lo digo] después lo usan para tomarme el pelo en redes sociales, y no me gusta que lo repitan. Me lo dirían constantemente para provocarme. Es por eso que prefiero no decirlo.
¿Cómo afectó tu “transición” —como lo has mencionado— de ser un varón gay a ser trans en tu militancia? Es decir, ¿pudiste vestirte como mujer y tomar hormonas, sin que eso afecte tu militancia política y el trato recibido?
Desde el 2015, desde las departamentales, hasta 2017, tomé distancia de la política. En ese 2015, cuando perdimos las elecciones, empecé mi transición. Y me afectó mucho la transición, porque me tuve que alejar de todo lo que me gustaba: la familia (estuve dos años sin verme con mi padre, que no aceptaba el cambio), y la política. Volví a la actividad política en 2019, con todo.
Pero como trans no me sentí discriminada dentro de la militancia, por el contrario: me sentí más respaldada, o por lo menos, sentí que me daban más lugar que antes. En 2019 estaba con Álvaro Delgado, en la sucursal central de la 404, frente al Club de Golf. Ya era trans, y me respetaban mucho.
En tu adolescencia, te sentías libre yéndote con una peluca rubia para Atlántida. ¿Por qué? ¿Qué pasaba cuando te ibas para el balneario?
Nadie me reconocía. Entonces me iba con una mochilita, me vestía [como mujer] allá, ahí me ponía una peluca y era yo. Salía a caminar y hacía la mía.
En tu familia, ¿no aceptaron tu cambio de género, o ya no te aceptaban cuando eras gay?
Ya no lo aceptaban de antes. Desde el cambio de sexo, mucho menos.
¿Y qué te decían tus padres?
Al principio, era la época en que te mandaban al psiquiatra. Lo primero que hicieron fue mandarme al psiquiatra, y la psiquiatra agarró y les dijo: “No, esto no es para psiquiatra”. Horrible, no me olvido más… Tuve problemas por eso con mi padre, y mi padre discriminaba mucho a los trans, y después… Ta, no lo voy a decir en la nota.
También tuve una experiencia con un compañero de trabajo, cuando trabajaba en Tienda Inglesa había un gurí que me discriminaba mucho, me puso a varias personas en contra, era un acoso tremendo, tanto que me tuve que cambiar de sucursal. Pero tiempo después, como trans, ya trabajando en la calle, ese mismo pibe no me reconoce, me levanta, me lleva a la casa y terminamos haciendo cosas sexuales que ni te imaginás. Entonces, agarrás y decís: qué hipocresía, eh…
¿Tus padres te echaron de tu casa?
Sí, claro. “Acá así, no”, fue la frase. Y me tuve que ir. Contraté un flete, y me fui para Piedras Blancas, a una casita muy humilde a vivir.
En la calle y a nivel laboral, ¿has sentido la discriminación?
No, nunca la había sentido. Ahora sí, por el tema de la política. O capaz que sí, pero yo pensaba que iba a ser peor. Ahora estoy viendo lo peor: en la política.
¿Por ser trans o por qué?
Por ser trans del Partido Nacional. Desde el FA me dicen cosas horribles, y siempre me dicen una cosa que me da una bronca bárbara: “Estás traicionando al FA, gracias al Frente te dieron tus derechos”. Yo soy una persona; mi sexualidad, es aparte. Yo no ando en la política hablando de sexualidad ni con la bandera LGBT, solo ando con la bandera de Uruguay. Yo nunca en mi vida fui a una Marcha de la Diversidad, no necesito sentirme orgullosa de mi sexualidad. Ya se sabe que soy trans, lo digo, pero no necesito andar gritando o agitando una bandera en la calle por mi sexualidad.
¿Qué te llevó a la prostitución? ¿No te quedó otra alternativa?
No me quedó otra, no tenía para comer. Mi padre me sacó de la casa, me tuve que ir a un lugar horrible. Y ahí ya no conseguí más empleo. Después de eso, como trans, no pude trabajar en ningún lado más. No trabajar no significa que no haya tenido buenos negocios. Tuve buenos negocios: tuve un boliche en la Ciudad Vieja en el que me fue muy bien. Arranqué con una barra en La City, después alquilé y me terminé quedando con el boliche. Después vino la pandemia y se me complicó la mano. Y ya en 2019 arranqué de lleno en la política.
Nunca fuiste a una Marcha de la Diversidad, no defendés algunos aspectos de la Ley Trans —que busca visibilizar y darle derechos a las personas trans como vos— y no ves con buenos ojos la discriminación positiva, como es que haya cupos laborales para personas trans. ¿Cómo se entiende todo esto?
Iría a una marcha en representación de todos. No me siento representada por ellos, pero está todo bien… El lunes estuve con Colette [Spinetti, del colectivo Trans Uruguay], me la encontré en el Cerrito de la Victoria, cuando yo estaba comprando pintura, porque vamos a arrancar de nuevo con las pintadas de los muros, vamos a seguir con la militancia. Y tuvo re buena onda, me dio pa’ adelante. “Vos seguí así, me encanta la revolución que estás haciendo dentro tu partido”.
Pero explicame por qué no vas a la Marcha de la Diversidad, o por qué no ves bien la Ley Trans, que busca favorecer a las minorías que tú misma integrás.
No me gusta. ¿Viste cuando algo no te gusta? No me gusta que me quieran colocar como LGBT, no me gusta que me etiqueten. Cuando vos le estás dando algo a una persona y no es por su capacidad o por sus condiciones, me parece que eso es una forma de discriminar. ¿Y por qué a ellos y los demás no?
El año pasado los montevideanos empezaron a leer mensajes en muros contra “los comunistas” y eran firmados solo por la palabra “Romina”…
Hace un año, lo tengo contado. Viste que dicen que busco “cinco minutos de fama”. No son cinco minutos, ya llevo un año. Hay que mantenerlo al año, eh… Y todos los días: “a ver qué viene ahora”.
Hace un año nadie sabía quién era esa Romina, ahora ya todo el mundo te conoce. ¿Por qué elegiste los muros como forma de militancia?
Porque sentí que el FA se quería adueñar de la militancia en los muros. Era todo FA, FA, FA, y nunca veía los colores celeste y blanco que tanto me gustan, y estaba muy al firme con el gobierno. Entonces dije: “Vamos a apoyar al gobierno, vamos a salir a pintar”. Era una medida anticomunista, yo la llamaba así…
Hoy por hoy, lo veo de otra manera… Después de lo de la Intendencia [N. de R.: se refiere al episodio del escupitajo a la funcionaria municipal frente a la IM, y su detención], lo veo distinto. Y aún más después de lo de esta persona [se refiere al diputado Gustavo Penadés], ya no tengo militancia contra nada. Sigo siendo de derecha, pero ya no soy anticomunista… Me está pasando que se está acercando gente que se ha alejado del colectivo LGBT, me han mandado información, entonces ya no quiero ir contra nadie. Antes decía: “Nunca más comunismo”, o cosas así… Porque capaz que me toca estar donde yo quiero estar, y tendré que hablar con personas del FA. Ya cuando tenés que negociar con alguien de otro partido, es otra cosa. Vos no podés decir “soy anti esto”.
En redes sociales he leído tuits muy duros tuyos contra la izquierda y el FA. Lo hablamos en 970 Universal hace unos meses: veo que tildás a todos los frenteamplistas de “comunistas”, como si fuera un insulto. Cuando en la izquierda hay comunistas, tupamaros, socialistas, progresistas...
A ellos les molesta que les diga “comunistas”.
Pero me decías hace minutos que no te gusta que te etiqueten. ¿No estás etiquetando vos si a todos los de izquierda los tildás de comunistas?
No, cuando yo hablo de todos, digo frenteamplistas. Cuando hablo de comunistas, hablo de comunistas.
“Antes decía: ‘Nunca más comunismo’, pero capaz que me toca estar donde yo quiero estar, y tendré que hablar con personas del FA. Ya cuando tenés que negociar con alguien de otro partido, es otra cosa. Sigo siendo de derecha, ya no anticomunista”
A Cosse la tildaste de comunista, y no lo es.
¿Y qué es? Se sacó una foto con la hoz y el martillo. Y festejó cuando fue el cumpleaños del Partido Comunista. Para mí lo es, aunque no lo diga, para mí lo es.
Cuando el otro día me rayaron mi casa, algunos dijeron: “Ahí tenés de tu propia medicina”. Yo dije: “Hoy me voy a dirigir a los militantes frenteamplistas”. Yo nunca le rayé la casa a nadie, es como un odio que hay porque yo les haya pintado los muros. Pinté los muros, nada más, no le rayé la casa a nadie. Yo traté de llevar a la Romina Celeste del barrio a la política. Mostrar lo que soy yo: yo no soy una persona que ande peleándose en la calle con nadie, me adoran los frenteamplistas, tengo una frenteamplista que me juntó firmas para abrir mi agrupación, ella vive en la esquina de mi casa. O sea, frenteamplistas juntaron para firmas y credenciales y esas cosas… No es la Romina Celeste que se piensan, no soy así. Entonces quiero cambiar la imagen que se tiene de mí sobre lo que pasó en la Intendencia. Yo no soy una persona violenta, nunca había tenido problemas con nadie.
No solo en redes sos dura. En tus muros también. En uno de ellos tildaste a Cosse de “chorra”, “comunista” y “delincuente”. ¿No te extralimitás cuando opinás o (des)calificás a tus adversarios políticos?
Pero ahora estoy más tranquila. Estoy tratando de cambiar eso, porque mi idea es… Luego de que lo pasó en el partido ahora [vuelve a referirse así a su denuncia contra Penadés] yo voy a tener que abarcar a gente de distintos lados. En principio yo dije: las personas de centro, las personas disconformes con el gobierno (que hay muchas, porque votaron por un cambio y no se ha notado), las personas de derecha-derecha, y puede haber alguna persona de izquierda, pero si las personas de izquierda ven que yo insulto, no les va a gustar. Entonces, no quiero que me vean así. Aunque, hay días que… ta, qué va a hacer. Tampoco me voy a estar aguantando.
Entonces es una cuestión de estrategia política: por querer abarcar más gente, preferís reprimirte algunas cosas.
Sí, obvio. Exactamente.
Pero entonces no vas a ser auténtica, no vas a ser vos.
Es empezar a respetar. Es ser mejor persona, yo trato de ser mejor persona, todos los días ir aprendiendo. Si lo con lo que me pasó en la intendencia no aprendí, que estuve en un calabozo, con ratas y todo, dos días…
Vayamos a eso: a fines de enero de este año los que todavía no te conocían, te conocieron. Fuiste a manifestarte contra la visita del presidente Lula Da Silva a Montevideo y contra el Premio Verde que le otorgó Cosse. “Fue a meterse en la boca del lobo”, me dijo la senadora Graciela Bianchi en la radio. Ella te apoyó, dijo que el Partido Nacional te debió haber dado apoyo jurídico, y no lo hizo.
Estuvo muy mal el partido. Yo se lo dije al presidente del partido [Pablo Iturralde]: “A mí no me vengan a decir nada, porque cuando más los necesité, no fueron capaces de mandarme un abogado”.
Mirá, yo había visto varias veces en la tele que le faltaban el respeto al presidente, que le decían “hijo de puta”, y yo no podía hacer nada. ¿Y por qué yo no puedo ir a manifestar porque estoy en contra de que usen los dineros públicos de la intendencia (gastaron 21.000 dólares en gorritos en ese acto, por ejemplo) para recibir a Lula? Entonces la noche anterior dejé un cartel en esa esquina que decía “Fuera Lula ladrón” en 18 y Ejido, y vi por tele que lo estaban tapando. Me estaban censurando. Entonces dije: “Esto no va a quedar así”. Llamé a una amiga y le pedí que me acompañara, y fuimos. Así, de una. Después me dijeron en el partido: “Nos hubieras dicho, que íbamos contigo”. Pero andáaa, qué van a ir…
Le diste un escupitajo a una funcionaria municipal y fuiste detenida, entre otras cosas por tener un auto con una matrícula no habilitada para circular. ¿Cuál es tu autocrítica sobre lo que pasó esa tarde?
No hay autocrítica ninguna porque la señora era la persona de Convivencia Ciudadana de la IM, estaba para cuidarme, el periodista Julio Toyos me había faltado el respeto, se me habían venido arriba, había 200 personas filmando, me insultaban y nadie hacía nada, la Policía no hizo nada… Fue un momento muy caótico, yo perdí el control de la situación en ese momento, fue algo muy feo.
A fines de marzo denunciaste en Hacemos lo que podemos (Direct TV) que el senador del Partido Nacional, Gustavo Penadés, había abusado sexualmente de ti cuando tenías 13 años. ¿Qué recordás de esos encuentros?
Fue la primera vez que yo terminé en parque Batlle, en 2007. Yo iba caminando por la calle, por Ricaldoni ahí en el parque Batlle, era una noche de invierno, yo iba con capucha. Yo no ejercía la prostitución en en ese momento. Iba caminando por ahí nomás, él paró y me dijo: “¿Querés dar una vuelta?”. Y ta, yo me subí. “¿Querés ir a un lugar tranquilo?”, me dijo. En el auto me empezó a tocar la pierna, me preguntó qué me gustaba, y yo le dije que me gustaban los chicos. Yo tenía 13 años, él no me gustaba, pero algo me llamó la atención, el auto quizás. Capaz que me pareció poderoso.
Pero no fue la única vez que te viste con él…
No. Él en el hotel me pidió el teléfono, me dijo que se llamaba Gustavo y a la semana me llama. Me acuerdo que yo estaba con mi madre, así que me tuve que ir a atender a mi cuarto. Ahí me dice de vernos en el parque [Batlle], pero no donde me había levantado, sino donde me había dejado, adentro del parque, donde nadie podía verlo. Ahí nos vimos, y se dio esa mala situación…
¿A qué te referís con mala situación?
Él me trató violento, me trató de hacer cosas, me violentó el cuerpo, quiso hacer algo a la fuerza. Ahí me asusté, pegué un grito y le dije: “ta, ta, me quiero ir”. Entonces ahí no hubo regalito. La primera vez me dio 500 pesos. La segunda vez no me dio nada, y me dejó en el parque.
¿Y no lo volviste a ver?
No lo volví a ver, hasta 2014 en un acto, en la militancia. Yo seguía siendo varón. Él no me vio, él estaba en el escenario, y yo estaba abajo. Bueno, una vez nos sacamos una foto, uno al lado del otro. No sé si no me identificó, yo lo identifiqué muy bien y me lo quedé bien guardadito.
“Él [Penadés] me trató violento, me trató de hacer cosas, quiso hacer algo a la fuerza. Pegué un grito y le dije: ‘ta, ta, me quiero ir’. Entonces ahí no hubo regalito. La primera vez me dio 500 pesos. La segunda vez no me dio nada, y me dejó en el parque”
¿Y por qué elegiste este momento para hacer la denuncia pública?
Porque me sentí ninguneada por él, porque él dijo que yo no era parte del Partido Nacional. Y a mí me mandaron un mensaje diciéndome lo que él estaba haciendo. Que lo seguía haciendo.
¿Te dijeron que él lo seguía haciendo en 2023?
Sí, que seguía levantando menores. Y eso no lo puedo permitir. Conmigo ta, pero con otros menores no. De alguien de mi partido no lo puedo tolerar. Y mirá que lo pensé muy bien, eh. Estuve meses para decirlo, no fue algo impulsivo. Un domingo dije “un dirigente muy conocido” y después, recién, lo dije en un programa. Quería ir de a poco, ver la repercusión de todo esto.
Y cuando te lo reencontraste y coincidieron en esa foto, en 2014, ¿cómo fue tu reacción? ¿Sentiste asco, rabia o qué?
Reaccioné normal. Ni asco, ni rabia. Rabia me dio cuando él me ninguneó, cuando dijo que yo era simpatizante, pero no pertenecía al partido.
Pero si vos decís que él abusó de vos, ¿no te pasó nada cuando lo volviste a ver?
Yo hoy siento eso. En ese momento no lo veía así.
Cuando él hizo una declaración pública en el Parlamento, negó tu acusación, y dijo que iría hasta las últimas consecuencias para que quedara clara su inocencia. Llamativamente, tu reacción fue decir que sentías que fue una norma de disculparse, y que aceptabas las disculpas. Es raro, porque él no admitió el abuso, lo negó enfáticamente. ¿Cómo te sentiste disculpada?
Eso lo dije para aquietar las aguas. Fue para marear, para que piensen: “Esta se va a quedar tranquilita”.
Hace una semana te tocó declarar en Fiscalía por la denuncia contra Penadés. Al salir dijiste que hay más víctimas que han denunciado, y que otras están dispuestas a denunciarlo en Fiscalía. ¿Esas víctimas se comunicaron contigo y te hicieron conocer estos abusos?
Claro, después que yo hice pública mi denuncia, me fui enterando de otras víctimas. Estamos hablando de unas cuantas, cinco por lo menos.
Tu casa fue vandalizada, te hicieron pintadas. ¿Sabés quiénes fueron?
Fueron hinchas de Nacional, pero frenteamplistas. Lo sé porque estaban todos vestidos de Nacional.
¿Decís que viene por el lado del fútbol? ¿Sos de Peñarol?
No, soy de Nacional, pero vivo en La Blanqueada; les molesta que mi cuadra esté pintada de celeste y blanco, y no de rojo, azul y blanco. Es la segunda vez. El año pasado me pusieron: “Fuera facho” y esta vez me pusieron: “Fuera de LB” (“fuera de La Blanqueada”). Y “no hables más”. Lo atribuyo a la política, porque paran en la calle Lucas Píriz y en el muro de la casa de ellos hay una pintada que dice “La Blanqueada vota SÍ” [previo al referéndum por la LUC].
¿Qué querés que pase, respecto a Penadés?
Quiero que se haga justicia. Pero no justicia por mí, sino por todos. Porque las cosas que me vengo enterando son muy fuertes. Lo quiero fuera del partido.
¿Lo ves posible?
Si no es posible, me voy yo del partido. Lamentablemente, me voy. No para el FA, me voy a otro partido de derecha. O dejaría la política, creo que dejaría la política, en realidad. La política, hoy por hoy, no me da de comer. Al revés, he invertido mucha plata de mi bolsillo. ¿Qué voy a hacer en un partido donde no me reconocen públicamente, pero me apoyan con mensajes a escondidas?
¿Que se vaya del partido sería hacerse justicia, y no que vaya preso?
Que vaya preso, la Justicia sabrá. Pero lo tienen que expulsar del Partido Nacional, es un pedófilo. No tienen idea de la dimensión de lo que este tipo hacía.
“Los que vandalizaron ni casa fueron hinchas de Nacional, pero frenteamplistas. Lo sé porque estaban todos vestidos de Nacional. Les molesta que mi cuadra esté pintada de celeste y blanco, y no de rojo, azul y blanco”
Ayer miércoles 19 declaraste en Fiscalía como testigo en el caso del crimen de Sebastián, un joven de 17 años que fue acribillado de 20 balazos la noche del lunes en Sayago. A la mañana siguiente tuiteaste: “Anoche asesinaron a tiros desde un auto a Sebastián Franco, un menor de 17 años del barrio de Nuevo París, que en la semana iba a denunciar a Penadés. Espero que nada tenga que ver”. Pero minutos después borraste el tuit. Y después escribiste: “¡Yo ya sé todo lo que pasó! Y voy a hacer lo que corresponde”. ¿Qué me podés decir?
Yo me junté con él el sábado de noche, no sé en qué movida él andaba, pero me dijo que en la semana iba a hacer la denuncia [contra Penadés]. “Dale Romi, voy a hacer la denuncia en Fiscalía”: en eso habíamos quedado, y el lunes a la medianoche estaba en McDonald’s, me mandan un mensaje y me entero que lo habían matado.
Esta semana va a ir a declarar un amigo de Sebastián para denunciar, también, a Penadés por abuso, él no se contactó conmigo, pero se contactó con Mateo, un militante del a 71. Lo que tengo yo es lo mismo que tiene la línea de investigación de la fiscal Mirtha Morales, y va para el mismo lado de lo que yo tenía.
¿Creés que el crimen está vinculado al Caso Penadés?
No puedo descartar nada, porque se está investigando. Cuando un fiscal está investigando, tiene que investigar todo. Él iba a denunciarlo en la semana y terminó acribillado con 20 tiros por todos lados. Él no estaba vinculado a nada, era un gurí sano, de familia laburadora.
“Esta semana va a ir a declarar un amigo de Sebastián para denunciar, también, a Penadés por abuso. Lo que tengo yo es lo mismo que tiene la línea de investigación de la fiscal, y va para el mismo lado de lo que yo tenía. No se puede descartar nada, se está investigando”
¿Qué aspiraciones políticas tenés, Romina?
Primero quiero ver qué pasa con esto, para ver cómo yo sigo adelante con todo. Evidentemente mi imagen va a cambiar, dependiendo de lo que pase en la Justicia. No es lo mismo que lo echen del partido, a que no lo echen y siga.
¿Decís que esto puede ser un trampolín para tu carrera o puede jugarte en contra?
No, no, no… Esto lo hicieron político cuando el ministro del Interior [Heber] sale a decir que esto es una difamación y le dio su respaldo, y el presidente [Lacalle Pou] sale a decir que le cree a él. ¿Yo intenciones políticas [con esto]? Ninguna. Cuando lo dije, me estaba hundiendo yo misma, porque no tenía pruebas de lo que estaba denunciando. Pero después que lo dije, me llegan las pruebas de otros, que me escucharon. Yo no lo mezclo con la política.
Pero sí afectará mis decisiones [políticas], porque yo no voy a pertenecer a un partido donde hay un pedófilo. Si el tipo sigue como si nada, con denuncias de haber abusado de niños, no voy a seguir en ese partido.
¿Y qué pasó con tu intención de ser “la primera diputada trans anticomunista”?
Quiero ser la primera diputada trans nacionalista. Ya no anticomunista. ¿Por qué cambié? La experiencia de un año activa, fue un año, no cinco minutos.
El jueves pasado Búsqueda publicó que hubo una reunión de dirigentes herreristas, de la que no participó Penadés, y se lo apoyó, se lo respaldó. Fue una reunión en la casa del diputado Juan Martín Rodríguez. Algunos que participaron de ella le dijeron al periodista Federico Castillo que este episodio es “de bambis” o “pan comido” al lado de la “embestida baguala” que le tocó enfrentar a Lacalle Herrera tras su gobierno (90-95). “Acá superamos la muerte de Herrera o el alejamiento de Lacalle Herrera. ¿No vamos a superar esto?”, dijo uno de los presentes. ¿Pensás que el herrerismo y el partido superará fácilmente esta denuncia a un legislador de primer nivel como Penadés?
Espero que estén hablando de una recuperación, después de una expulsión de Penadés del partido.
En esa reunión —según ese artículo— dijeron que nadie le iba a pedir la banca.
¡Sería una vergüenza! Sería el partido de los pedófilos.
La fama, que se hable de vos, salir en los medios, ¿te gusta o no te gusta?
No me gusta.
¿Segura? Yo veo que te gusta la cámara, te gusta que te entrevisten y dar tu opinión, te gusta generar controversia…
Me gusta dar mi opinión, me encanta. Y aguanto la toma, por algo estoy acá, aunque me recomendaron que no viniera [a esta entrevista].
¿Seguís ejerciendo la prostitución o ya no?
No. Ahora estoy tranquila.
¿De qué vivís hoy? ¿Cómo te ganás la vida?
Me mantengo gracias a gente con la que yo trabajaba antes, que me va ayudando. Les pido y me dan, sin pedirme nada a cambio, como amigos. Son del partido, eh.
¿Dónde te ves dentro de cinco y de 10 años?
(Piensa) Yo tengo una aspiración política, que ya sabés cuál es: quiero ser la primera diputada trans de derecha. Pero dentro de 10 años, me gustaría ser intendenta de Montevideo.
¿Lo ves viable?
Lo re veo viable.
¿Te gustaría formar una familia, o no está dentro de tu modelo de vida?
No está dentro de mi modelo. Quiero vivir y trabajar para los demás.
“Quiero ser la primera diputada trans de derecha. Pero dentro de 10 años, me gustaría ser intendenta de Montevideo. Lo veo re viable”
¿También para los “comunistas”?
Son todas personas. En el momento en que vos sos un empleado público ya no tenés color político. No podés decir: “A estos sí, a estos no”. Si sos empleados público, te pagan todo y gobernás para todos.
¿Sos feliz?
La felicidad son momentos. Tengo momentos en que soy feliz y momentos en que no soy feliz. En este momento soy feliz, pero cuando tengo una angustia o me pasa algo, no lo soy. Por estos días vino a visitarme la persona con la que estoy saliendo, vino de Salto, y estos días estoy más sensible o cariñosa que habitualmente.
Por César Bianchi
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