Por Ana Jerozolimski
Semanas atrás visitó Israel una delegación oficial uruguaya encabezada por el ministro del Interior Luis Alberto Heber, con la participación del director de Inteligencia Estratégica del Estado, Álvaro Garcé, y autoridades de distintas empresas públicas. El objetivo estuvo centrado en el tema de tecnologías de seguridad que pueden servir a Uruguay, por ejemplo, en el área de protección cibernética. Otro elemento clave fue el de las cámaras de seguridad que ya funcionan en Maldonado.
La visita fue una oportunidad para conversar a fondo con Álvaro Garcé sobre la amistad uruguayo-israelí y los desafíos de la lucha contra el crimen organizado y el terrorismo internacional, en la que también Uruguay —sostiene— debe estar muy alerta.
Lo que sigue es un resumen del intercambio, que se realizó antes de que se disparara la polémica por la filtración del plan de inteligencia desde el Parlamento.
¿Es su primera visita a Israel?
Así es. Para mí ha sido una emoción muy especial venir a Israel por primera vez. Tenía la invitación, pero no se había podido concretar, por distintas razones. Y el hito de los 75 años de la relación bilateral entre los estados amigos es muy importante. Creo que nos encuentra en un excelente momento. La presencia de esta delegación plural del Estado uruguayo, donde vienen representantes de entes industriales y comerciales, el ministro del Interior y en mi caso por el Sistema de Inteligencia, habla a las claras del interés en profundizar esa relación. Nosotros hemos venido con el mismo espíritu de amistad de hace 75 años, y para mí ha sido muy impactante ver el dinamismo; se advierte en todos los aspectos. Basta ir por la carretera o ver el paisaje urbano para darse cuenta de lo que es el progreso en los últimos años, cómo se ha transformado el país. Y en lo bilateral, está claro que nos hallamos en un estado ascendente de la relación.
Después de algunos años de cierta tensión que hubo, o al menos cierto deterioro, se ha retomado un camino de acercamiento. ¿Va más allá de la actitud del presidente, Luis Lacalle Pou? ¿Es una concepción de mundo?
Es una concepción del mundo que tiene valores en común, valores universales, y que nos permite establecer esa amistad entre los pueblos, que viene mucho antes incluso que la creación del Estado de Israel.
El expresidente Lacalle (padre), así como el expresidente Sanguinetti, lo han enmarcado en los valores de la civilización judeocristiana.
Sin duda. Yo sé que Israel incluye a toda su población para darle educación, salud, trabajo, sin importar qué religión o qué origen tenga. Ojalá que el Estado de Israel nunca pierda ese foco humanitario, que ha sido un distintivo a lo largo de todos los tiempos. Lejos de ser un Estado agresor, como muchas veces se lo representa, aquí he podido constatar ese esfuerzo humanitario por cimentar y consolidar una democracia que incluye a todas las personas. Eso es sin duda un valor universal que nos une.
Cuando se interioriza en lo que pasa en la práctica en el Estado de Israel, con sus problemas y desafíos, ¿diría: ‘sí, ese es el país amigo con el que me siento cómodo’?
Sí, de acuerdo con la experiencia de estos días, sin duda. Yo tenía una gran expectativa en torno a esta visita, no solo por conocer lugares históricos, que son de importancia universal, sino que quería ver la vida aquí más allá de lo que son los relatos. Y yo he podido ver, he podido sentir una sensación de seguridad que tiene que ver con un esfuerzo de defensa nacional y de gestión de la seguridad pública, y diría que ese es uno de los ejes más importantes de esta visita: intercambiar experiencias, aprender, porque muchas veces lo que se evita no se conoce, y para hacer posible ese dinamismo económico, esa pujanza a la que hacía mención, es imprescindible que mucha gente trabaje muy bien durante todos los días del año y sin pausa. Realmente, aquellas expectativas que tenía se han comprobado en la práctica.
Supongo que, tratándose de temas de inteligencia y seguridad, no de todo se puede hablar. ¿Qué es lo que sí puede compartir en cuanto al porqué de este viaje, a qué se hizo y qué se logró?
Uruguay está en este momento en un contexto regional muy desafiante desde el punto de vista del crimen organizado. No tenemos por allí exactamente las mismas prioridades que el Estado de Israel, porque así lo determina la geopolítica, pero sin duda tenemos objetivos que son complementarios y concurrentes. Entonces, lo que hemos podido trabajar en estos días es en torno a aquellas cuestiones que involucran a los Estados, a las personas, y que requieren de un esfuerzo de mejor gestión.
O sea que es un tema en el que siempre hay que seguir esforzándose.
Así es. Uruguay tiene que continuar en la senda de la mejora de la gestión de la seguridad pública. Este gobierno ha tenido mejoras en distintos indicadores, pero hay uno de ellos en particular, la tasa de homicidios, que es motivo de preocupación. Por allí conocer la gestión de seguridad de otros Estados, en particular la de Israel, nos viene muy bien para saber dónde estamos y cómo podemos maximizar nuestros recursos. Creo que una de las enseñanzas de esta visita es la importancia de apostar por la formación continua del personal y apostar a la tecnología aplicada a estas cuestiones de la seguridad.
También en Israel se debate cómo aplicar la mejor política y el mejor uso de los recursos. Un gran desafío ahora es lidiar con la alta criminalidad en la sociedad árabe israelí, un tema complejo con varias aristas.
Hay un desafío permanente que es cómo usar los recursos del Estado, cómo hacer la prevención, cómo hacer la disuasión y particularmente cómo ejercer la represión del delito. Lo que ha quedado muy claro para nosotros es que Israel tiene muy claras sus amenazas como Estado, tiene muy enfocados los objetivos nacionales, y es ahí donde digo que hay algunos objetivos y algunas amenazas que son comunes y que debemos trabajar en conjunto.
¿Qué podría elaborar al respecto?
Bueno, uno de los temas, no el único, diría que es todo lo que tiene que ver con el combate al terrorismo, en particular todas las actividades conexas o precursoras. Es algo muy importante y debemos aunar esfuerzos, en este plano del terrorismo o en todo lo que refiere a la criminalidad internacional, la criminalidad organizada, que no reconoce fronteras y que requiere una respuesta conjunta y coordinada de todos los Estados; no solamente en los contextos regionales, sino más allá de la región, colaborando con Estados Unidos.
Israel, por ejemplo, tiene claro que la organización terrorista Hezbollah, brazo de Irán en Líbano, usa el narcotráfico como una de sus fuentes de financiación. Se mezclan las amenazas. Me imagino que, hoy en día, ningún país puede realmente separar en forma absoluta la lucha contra el terrorismo de la lucha contra el crimen organizado, ¿no?
Es clarísimo. El crimen organizado se vale de cualquier estrategia y establece alianzas de manera muy efectiva para lograr sus objetivos. Entonces, los Estados deben tener una visión política muy bien balanceada, pero, además, que incluya esa colaboración imprescindible con otros Estados.
Ese entorno crecientemente complejo en la región de avance del crimen organizado, ¿se da en alguna medida por los cambios de gobierno? No solo Cono Sur, porque lo vemos también en Colombia…
En realidad, Sudamérica se ha vuelto un escenario muy complicado. Normalmente se habla de la Triple Frontera, Brasil-Paraguay-Argentina, pero hay otro sitio muy complicado en el continente, que es la otra triple frontera en el norte (Venezuela, Colombia y Ecuador). Sudamérica se ha vuelto una zona muy compleja en el mundo y vemos que, como no somos una isla —y si lo fuéramos, también nos tendríamos que preocupar por nuestra seguridad—, Uruguay está recibiendo las olas de esos cambios. Creo que lo peor que podemos hacer es partir de la base de que en Uruguay no pasa nada porque es un país tranquilo; las cosas no pasan hasta que un día suceden. Entonces, nuestra actitud es proactiva. Estamos permanentemente evaluando cómo son las tendencias del crimen organizado, y luego el Estado tiene organismos de inteligencia táctica que permiten hacer operaciones especiales, concretas, para la investigación, el esclarecimiento y la represión del delito. Nuestra función en ese sentido es distinta, conectada con lo práctico pero distinta desde el punto de vista de la visión estratégica. Y, reitero: el que crea que no pasa nada en el barrio está cometiendo un gran error.
El hecho de que pase mucho en el barrio, ¿está influenciado directamente por el hecho de que en diferentes países hay gobiernos que, quizás, esas organizaciones pueden interpretar como más tolerantes o descuidados?
Una lección aprendida estos años es que el crimen organizado es muy oportunista y está permanentemente atento a dónde está la grieta por la que se puede filtrar o meter. Cualquier ventaja que se le dé va a ser capitalizada. Todo lo que el Estado no haga lo va a hacer el crimen organizado. Te pongo un ejemplo: nos preocupa, entre otros aspectos, el sistema penitenciario, porque es normalmente una de las zonas más débiles del Estado de derecho. Y no es casualidad que correlativamente sea el sector más fuerte del crimen organizado, desde donde se opera, se coordina…
Claro, de ahí se nutre.
Exactamente. Entonces también ahí hay una experiencia que queremos profundizar en la relación entre Estados. Creo que la gestión de la inteligencia penitenciaria es muy importante. Y otro aspecto que no tiene tanto que ver con actividad de inteligencia, pero que es fundamental, es la gestión de la salud en los establecimientos penitenciarios, concretamente el consumo problemático de drogas. Sabemos que Israel tiene un programa muy interesante de trabajo con las personas que tienen una historia de consumo problemático y que están encarceladas. Este es uno de los aspectos en los que Uruguay tiene una asignatura pendiente; no puede ser que el Estado no les ofrezca a las personas opciones terapéuticas durante el período de privación de libertad.
Entiendo que se habló de eso también.
Es un tema que ha estado presente. Reitero, está claro que esta no es exactamente mi área de competencia, lo era en todo caso en otra época; pero hay un área donde tenemos mucho para intercambiar y, en nuestro caso, poder aprender.
Decía que el crimen organizado va a aprovechar cualquier grieta. ¿Podemos alternativamente, automáticamente, usar la palabra terrorismo?
Sin dudas. Crimen organizado y terrorismo son dos actividades que cada vez están más enlazadas. Porque tienen la misma lógica oportunista y, sobre todo, el crimen organizado tiene la característica de la colaboración por encima de las fronteras, por encima de los Estados. Mucho más que los Estados, cooperan los delincuentes. A veces a los Estados nos cuesta mucho más establecer esos nexos, que llegamos a establecerlos y mejorarlos, pero a veces vamos atrás de esa conexión que tiene el crimen organizado. Cuando hablamos de crimen organizado hablamos de actividades nefastas que son una verdadera desgracia para la vida de las personas. Pensemos en los que lloran a sus víctimas porque han perdido familiares; pensemos en las personas que son tratadas o traficadas, con la tragedia que es eso, que nos impone la obligación de ser muy eficaces en la tarea.
¿Cuál es la colaboración en ese sentido con Israel? Me imagino que con países amigos muy cercanos el tema no es solo vender cámaras para Canelones y Rocha.
Exacto, la tecnología sin duda que es importante, pero hay algo que es todavía más trascendente, que tiene que ver con la capacitación del personal. Porque, como decíamos recién, cuando el Estado elige utilizar sus recursos de fuerza para combatir el delito, debe hacerlo de una manera respetuosa de los derechos, pero a la vez muy eficaz. Eso requiere una profesionalización de todas las áreas de la seguridad y de inteligencia. Allí yo creo que tenemos mucho para seguir profundizando en la relación bilateral.
En términos generales, ¿esto significa también que técnicos israelíes capaciten a personal de seguridad uruguayo en el uso de esas tecnologías?
Por supuesto, en el uso de la tecnología, pero también en cómo optimizar el esfuerzo estatal para prevenir y combatir el delito. Ahí es donde, reitero, creo que es muy importante la experiencia del Estado de Israel lidiando con problemas muy urgentes, acuciantes. No creamos que Uruguay no los tiene; los tiene en la medida que está en una región que se ha complicado muchísimo en los últimos años. No hay exageración cuando decimos que la región del Cono Sur está muy complicada desde el punto de vista del crimen organizado. El costo de la oportunidad perdida en materia de seguridad es altísimo, y hay que tomar decisiones, dentro de la Constitución y de la ley, sin duda. Nosotros particularmente entendemos la tarea de inteligencia como un esfuerzo del Estado, no del gobierno, enmarcado en el Derecho, con respeto a los derechos de las personas, y sobre todo partiendo de la base de que la buena inteligencia no solo no es enemiga de las personas, sino que es una actividad que permite proteger y afianzar los derechos de las personas. Capaz puede sonar un poco exagerado decir que protege la vida, pero no si pensamos en inteligencia estratégica basada en la prevención del delito; en cuántas vidas se pueden cuidar y cuántas pérdidas se pueden evitar.
Decía el ministro Luis Alberto Heber que este tema no pasa solo por la tecnología, sino también por elementos que permitan analizar la inteligencia que se obtiene.
Yo comparto esa apreciación. Hace un tiempo el problema de la inteligencia era cómo obtener la información; hoy, uno de los problemas es cómo gestionar la abundancia de información. Partimos de la base de que hay una enorme cantidad de información que está por allí y que nosotros tenemos que enfocar muy bien, analizarla muy bien, procesarla, y lo tenemos que hacer a tiempo para darles a los tomadores de decisiones, empezando por el presidente, los elementos basados en evidencia empírica para resolver bien. Porque no solo hay que tomar una decisión; hay que tomar las decisiones correctas en el momento adecuado. Ese es el gran desafío.
¿En qué puede aportar Israel al respecto? ¿Qué quiere decir acá evaluar bien la información?
Desde el punto de vista de la inteligencia estratégica el aporte tiene que ver con la claridad en el enfoque de los objetivos nacionales y la decisión para enfrentar las amenazas que están hackeando esos objetivos o que pueden llegar a comprometerlos. Ese es el gran aporte, por lo menos desde nuestra área, que tiene que ver con lo estratégico y no tanto lo operativo, que corresponde a otros órganos como el Ministerio del Interior, el de Defensa, etcétera.
¿Diría que con Israel hay una relación permanente a nivel de inteligencia que permite el flujo rápido y concreto de información? Me refiero a un marco ordenado y formal.
Sí, dentro de la reserva general lo que puedo decir es que existe efectivamente un intercambio de información que es permanente y que es en mutuo beneficio de ambos Estados. De eso podemos dar la absoluta seguridad y tranquilidad.
¿Dónde está Uruguay hoy en el tema de la amenaza de Irán y su establecimiento en América Latina? Hace unos días la diputada argentina Elisa Carrió habló sobre las actividades de Irán en Uruguay…
Sí, obviamente que lo tenemos muy presente. Nosotros estamos atentos, mantenemos una mirada proactiva, y sobre todo partimos de la base de que nadie está exento o libre de la posibilidad. El hecho de que evaluemos como baja la probabilidad de ocurrencia de un ataque terrorista en Uruguay no quiere decir que esta probabilidad sea nula y, sobre todo, aunque baja en la probabilidad, el impacto que puede tener un ataque de esta naturaleza es gravísimo. Por lo tanto, está sin duda dentro de nuestras prioridades.
Nunca se puede decir “acá no va a pasar”, pero más allá de la teoría, concretamente Irán está en América Latina.
Sería una actitud profundamente equivocada decir “no hay amenaza o riesgo terrorista en América Latina”. Sería negar la realidad que esas actividades terroristas implican a distintos Estados de Sudamérica, y por lo tanto, dentro de lo que puedo decir, está claro que no estamos desenfocados ni ignoramos ese problema.
¿En qué problemas piensa el director de inteligencia estratégica al irse a acostar?
Hoy el gran desafío para Uruguay es seguir construyendo un sistema nacional de inteligencia, que es muy reciente su creación legal y hay que darle vida en la práctica. Como decía: dentro de la Constitución y de la ley, mejorando la calidad de nuestros recursos, optimizando todas las posibilidades que tenemos de tecnología. Y, sobre todo, nuestro gran objetivo es legar al próximo gobierno, sea del partido que sea, un sistema nacional de inteligencia más maduro, más afirmado, para que continúe exactamente el mismo esfuerzo, es decir, lograr que Uruguay tenga una inteligencia de Estado que esté por encima de los colores, por encima de los partidos y de los gobiernos.