En las últimas horas, la ciudad de Melo fue noticia por un episodio inusual y lamentable. Tal como informáramos, una niña de apenas 12 días fue atacada por un zorro.
El animal silvestre era criado como mascota en una casa. En esa condición logró salir del sector de la finca en la que estaba confinado y entró a la habitación donde estaba la bebé, a la que atacó. La pequeña sufrió graves heridas y fue trasladada al hospital Pereira Rossell, en Montevideo.
En cuanto al destino del animal, fue sacrificado por la familia.
Tras la difusión de la noticia, la ONG local Hocicando al Corazón - Melo publicó en redes sociales un comunicado de repudio a todo lo sucedido.
“Animales y niños víctimas de adultos irresponsables, que son quienes se supone tienen la capacidad de razonar, cosa que los otros dos, no. El saldo ahora es una bebé lastimada y una especie nativa muerta, ¿con qué necesidad?”, se pregunta la entidad.
“Vivimos en un país, y sobre todo en un departamento, en que la gente se pasa las leyes por donde se le canta, y siguen teniendo animales de la fauna nativa en cautiverio tal cual mascotas”, denuncia la misiva.
“Después, cuando las cosas suceden, vienen los lamentos y pierden quienes no eligieron estar en esa situación tan lamentable”, añade el envío, para luego enumerar algunos ejemplos de ese tipo de mala práctica: “Carpinchos, zorros, cardenales y hasta guazubirás, entre otros, son criados acá como si fueran animales domésticos, algo que está prohibido por ley. Pero como en este país tampoco se controla nada, la gente sigue haciendo lo que quiere, vulnerando derechos de animales y personas”.
“Nos llegan mensajes pidiendo compartir publicaciones de animales autóctonos ‘perdidos’, pues ‘es de un niño’, ‘lo crie de chiquito’. No: la fauna nativa no es de nadie y es de todos. Deben vivir libres. Estos son animales robados de su hábitat y obligados a vivir encadenados, enjaulados o encerrados en un patio por puro gusto de gente descerebrada que se cree dueña del planeta y de todo lo que en él habita”, critica el envío.
“Pasó hace poquito del ataque de un carpincho y la justificación fue que estaba en celo. No: nadie tiene derecho de quitar el equilibrio natural de las cosas para poner en riesgo a otros”, concluye.