Por The New York Times | David Leonhardt
El presidente de EE. UU. ha llegado a reconocer que el aumento de la inmigración indocumentada es una amenaza para su reelección. Estas podrían ser sus siguientes medidas.
El presidente Joe Biden ha reconocido que el gran aumento de la inmigración indocumentada durante su mandato es una amenaza para su reelección. Sabe que la mayoría de los votantes están descontentos con el aumento. Lo mismo les sucede a alcaldes y gobernadores que han tenido que lidiar con una situación costosa y a menudo caótica, como en Denver, tema de un reciente artículo en The New York Times.
Biden y sus asesores ya se han decidido por una estrategia para reducir su vulnerabilidad política. Planean recordarle a los votantes que los republicanos del Congreso bloquearon este mes un proyecto de ley bipartidista que habría fortalecido la seguridad fronteriza. Aunque a muchos republicanos les favorecían las políticas del proyecto de ley, lo derrotaron a instancias de Donald Trump, en gran parte para evitar resolver un problema que ha perjudicado políticamente a Biden.
Dada la naturaleza evidentemente partidista de la decisión de los republicanos, es razonable que Biden la enfatice durante su campaña. Pero me sorprendería si pudiera eliminar su vulnerabilidad en migración simplemente criticando la intransigencia republicana.
¿Por qué? Después de todo, Biden es el presidente, y un presidente tiene una autoridad significativa para dar forma a la política de migración, incluso sin la existencia de nueva legislación.
Biden mismo ha sido agresivo en el uso de esta autoridad, aunque para aflojar la política de migración en lugar de endurecerla. Durante sus primeros meses en el cargo, amplió el asilo y pausó las deportaciones. También extendió una política conocida como parole, o permanencia temporal, que la ley establece que debe usarse “solo sobre la base de cada caso”. El año pasado, Biden utilizó el parole para admitir a más de 300.000 personas.
Estas políticas, combinadas con la retórica acogedora de Biden durante la campaña de 2020, contribuyeron al aumento de la migración. (John Judis entró en más detalle en un reciente ensayo de opinión del Times, al igual que David Ignatius en una columna del Washington Post). Los cambios dieron a los migrantes señales de que sus posibilidades de poder entrar y permanecer en EE. UU. habían aumentado.
Muchos migrantes, como ha escrito mi colega Miriam Jordan, están “seguros de que una vez que llegan a Estados Unidos podrán quedarse. Para siempre. Y en su mayoría, no están equivocados”.
En ocasiones, funcionarios del gobierno de Biden han intentado restar importancia o incluso descartar que sus políticas hayan contribuido al aumento de la migración. Sin embargo, las acciones recientes de los funcionarios sugieren que puede ser que incluso no crean en sus propias negativas.
La señal más clara es que el gobierno está considerando políticas que darían marcha atrás a una parte de su inicial relajación de las reglas migratorias. Una de estas posibles políticas limitaría la capacidad de la gente para solicitar asilo si inicialmente ingresaron de manera ilegal a EE. UU., en lugar de utilizar el proceso de asilo establecido. Para justificar la política, Biden probablemente citaría la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952, que permite al presidente suspender la migración para cualquier persona “perjudicial para los intereses de Estados Unidos”.
Cualquiera que sea la decisión de Biden, recomiendo que tengas en cuenta tres contextos.
Poder presidencial
Primero, la historia reciente sugiere que las políticas de migración de un presidente son lo suficientemente significativas como para importar.
La migración aumentó después de que Biden asumió el cargo, y ha disminuido cuando ha implementado políticas más modestas para restringir la migración indocumentada. Un ejemplo: después de que el gobierno de Biden persuadió a México para que hiciera cumplir sus propias leyes de migración más estrictamente en diciembre, la cantidad de personas que cruzaron ilegalmente la frontera sur disminuyó un 50 por ciento en enero.
Los cambios de política como estos tienen efectos directos e indirectos en la migración. Cuando los migrantes creen que es poco probable que puedan ingresar a EE. UU. y permanecer en el país, menos intentan hacerlo.
Desafíos legales
Segundo, si Biden actúa para restringir la migración, es probable que los defensores de una política de migración más abierta lo desafíen en los tribunales. Muchos de estos defensores creen que EE. UU., en tanto un país rico, tiene la obligación moral de admitir a migrantes de países más pobres, incluso si estas personas no tienen permiso legal para ingresar.
Los resultados de estos desafíos legales serían inciertos, pero hay razones para creer que al menos algunas de las acciones de Biden se mantendrán. La Corte Suprema, al respaldar algunas restricciones de migración de Trump en 2018, dictaminó que la ley de 1952 “rezuma deferencia al presidente en cada cláusula”.
Incluso si los jueces bloquean algunas medidas, el anuncio inicial de las políticas aún podría desacelerar la migración al señalar a la gente que el gobierno de Biden se ha vuelto más serio en materia de seguridad fronteriza.
Afirmaciones republicanas
Tercero, aún debes ser escéptico de las afirmaciones republicanas que aseguran que Biden puede hacer lo que quiera respecto a la frontera. Mike Johnson, el presidente de la Cámara de Representantes, ha sugerido tal cosa en varias ocasiones. La realidad es que si bien un presidente tiene una flexibilidad significativa para establecer una política de migración, eso no es lo mismo que contar con autonomía completa.
Las políticas aprobadas por el Congreso también importan. El proyecto de ley bipartidista que los republicanos derrotaron habría costeado, entre otras cosas, la contratación de agentes fronterizos y jueces de migración que podrían haber reducido la enorme acumulación de casos. Estos recursos habrían permitido al gobierno evaluar las solicitudes de asilo más rápidamente, y rechazar a los solicitantes cuyos casos no tienen buen fundamento. Sin los recursos adicionales, más migrantes permanecerán en EE. UU. durante meses o años, mientras sus casos se van procesando lentamente en los tribunales.
La conclusión: Biden sí tiene el poder de reducir los muy altos niveles de migración de los últimos tres años. Y es verdad que ha actuado con lentitud. También es cierto que una solución duradera a los problemas de migración del país requerirá que el Congreso apruebe legislación.
David Leonhardt escribe The Morning, el boletín principal del Times, que se envía diariamente. Desde que se incorporó al Times en 1999, ha sido columnista de economía, columnista de Opinión, jfe del buró en Washington y editor fundador de The Upshot, entre otras funciones. Más de David Leonhardt