Antes de que comience a regir la veda electoral, seis de las principales encuestadoras del país dieron un escenario de alta competitividad entre la fórmula presidencial de Yamandú Orsi y Carolina Cosse (Frente Amplio) y la de Álvaro Delgado y Valeria Ripoll (Partido Nacional con el apoyo de los demás partidos de coalición oficialista).
Mientras que Opción marca 49,7% para Orsi y 45,5% para Delgado, la consultora aclara que, pese a esa diferencia, “entre quienes votarían a cada candidato hay seis puntos porcentuales de electores ‘blandos’, sean inseguros o indecisos con una inclinación hacia uno de los candidatos”.
“Como hemos explicado anteriormente, una migración de dos puntos desde un candidato a otro alteraría significativamente el escenario, transformando la actual ventaja de cuatro puntos en favor de Orsi en un empate o, alternativamente, en una ventaja cómoda para el candidato del FA (ocho puntos)”, aclaró Opción.
En las demás encuestas, la diferencia es incluso menor para Orsi.
La estimación de Factum da un 47,1% al Frente Amplio y 46,6% al Partido Nacional. En el caso de Cifra, la diferencia es similar: 47% para Orsi-Cosse y 46,4% para Delgado-Ripoll.
Por su parte, la proyección de Equipos Consultores marca
que Orsi recibiría 48% de los votos y Delgado 46,2%, una diferencia que no
llega a los dos puntos en la intención de voto.
Si se consideran los 2.443.801 votos emitidos que hubo en la primera vuelta del 27 de octubre, se puede estimar que 1% equivale a unos 24.500 sufragios.
Ante un escenario de semejante paridad, como el que están dando las encuestas, algunos especialistas en análisis de opinión pública, como el director de Factum, Óscar Bottinelli, han advertido sobre la existencia del “voto swing o switch”, que puede ser clave para la definición electoral.
En resumen, el voto swing o switcher se define como el de aquellos electores que no tienen una posición fuerte o identidad para con un partido, por lo que pueden modificar su voto de una elección a otra. “Pasan de un lado al otro”, lo definió un analista político consultado.
Por ejemplo, eso ocurrió en 2019 cuando el Frente Amplio logró una recuperación de casi 10 puntos en noviembre con respecto a octubre cuando había tenido 39% de los votos. Mientras tanto, la fórmula de Luis Lacalle Pou y Beatriz Argimón perdió votos significativamente si se considera lo que habían obtenido los partidos de la coalición sumados en la primera vuelta (pasó del 56% a ganar el balotaje con casi el 49% de los votos).
Tal como advierte Opción en su informe, para las encuestadoras este tipo de votantes más “inestable” o “débil”, tiene un efecto doble en las encuestas.
Es decir, en el hipotético caso de que Delgado logre una migración de un punto que manifestó anteriormente su intención de votar a Orsi, ese traspaso de unos 24.000 votos tiene un impacto doble sobre los porcentajes que dieron las encuestas.
“En síntesis, la evidencia disponible sigue sin ser concluyente en cuanto al resultado del domingo. De un lado, Yamandú Orsi llega a la recta final con cuatro puntos de ventaja sobre Álvaro Delgado, una ventaja que no ha mostrado oscilaciones relevantes en los últimos dos meses de campaña. Sin embargo, se impone una mirada prudente debido al margen de error estadístico de la distancia (que es de algo más de 4 puntos), a la existencia de un electorado aún inseguro o indeciso y al efecto ‘doble’ que tendría un trasiego de votantes ‘blandos’ desde uno a otro candidato”, resume Opción, que fue la encuestadora que más distancia dio en su proyección de votos de cara al próximo domingo.
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