El ministro de Relaciones Exteriores, Omar Paganini, se expresó en X acerca de la polémica en torno a Ancap y el hidrógeno verde, luego de que la empresa estatal decidiera que no participará en el proyecto de HIF Global.

Así, según indicó el exministro de Industria en un extenso hilo, el ente sigue formando parte del proyecto en Paysandú, iniciativa que “va a ser la mayor inversión de la historia del país en un nuevo negocio que está en etapa de desarrollo y de búsqueda de mercados en el mundo”, valoró.

“Ancap participa en el proyecto como proveedor de CO2, no como inversor. HIF invierte para producir el H2 y combinarlo con el CO2 para producir combustibles verdes. Tiene que aportar la tecnología, construir la planta y desarrollar el negocio y la logística a nivel mundial”, explicó el actual canciller. En tal sentido, enfatiza que el proyecto de HIF no depende de que el ente invierta.

HIF cuenta, pues, con socios comerciales de Alemania, Chile, Estados Unidos y Japón. “Ellos están asumiendo la inversión y el riesgo, y Ancap obtendrá beneficios rentabilizando un subproducto. Es una situación de ganar-ganar”, sostuvo Paganini.

Dicho subproducto hace alusión a que el ente realizó un llamado para colocar el anhídrido carbónico (CO2) de la planta de ALUR, un producto excedente.

“El mercado de los nuevos energéticos está en pleno desarrollo, y como siempre sucede, puede demorar más o menos tiempo en madurar, puede requerir inversiones adicionales, o ajustes tecnológicos. Esos riesgos en este caso los debe correr el privado. Por eso Ancap no debería salir de garantía para un proyecto que implica el riesgo y la incertidumbre de un negocio en formación”, reflexionó el canciller.

Así, insistió en que se trata de una inversión de US$ 6.000 millones, un monto “gigante” tanto para el ente como para el tesoro nacional.

Para Paganini, si Ancap llegara a integrar hasta en un 30% del capital de inversión implicaría “una enorme suma de dinero” —hasta 1.800 millones de dólares, detalló—, pero implicaría también “la garantía soberana del Estado, directa o indirectamente”.

“Es decir que, si sale mal, el Estado es garante de todo el proyecto”, sentenció.

De esta manera, el extitular del Ministerio de Industria trajo a colación el caso de Pluna, aerolínea que cerró durante el gobierno de José Mujica. En esa instancia el Estado “garantizó a privados la compra de los aviones y terminó pagando un monto enorme”, señaló Paganini y acotó que “también vivimos situaciones así en Ancap, que costaron muchos millones a los uruguayos, como la regasificadora y el negocio del pórtland y la cal”.

“Los proyectos de hidrógeno verde no deberían ser otra regasificadora”, instó el jerarca, y añadió: “Una cosa es un proyecto con beneficios para Ancap y para los privados, y otra muy diferente es invertir fortunas de los contribuyentes y que por añadidura el Estado salga de garantía”.

Finalmente, el ministro hizo hincapié en que, “como administradores públicos”, el actual gobierno debe “cuidar” a Ancap.

“El proyecto va a seguir adelante, es una gran oportunidad para el país, pero una adecuada asignación de riesgos entre el Estado y los privados es crítica. Otra cosa son las aventuras con el dinero de todos”, concluyó.