Por The New York Times | Julie Turkewitz and Isayen Herrera
Cientos de miles de venezolanos han llegado a la frontera de Estados Unidos en los dos últimos años, como parte de una ola histórica de migrantes que se dirigen al norte en medio de crisis mundiales cada vez más intensas.
Sin embargo, Venezuela atraviesa una crisis económica y humanitaria desde hace casi una década.
¿Por qué tantas personas están yendo a Estados Unidos en este momento?
En el último año, hemos entrevistado a cientos de venezolanos que se dirigen a Estados Unidos. La respuesta corta es que la gente está agotada por tantos años de conflicto económico, y las políticas mundiales destinadas a cambiar la situación no han logrado mantenerlos en casa.
Al mismo tiempo, las redes sociales han popularizado la ruta hacia Estados Unidos, aunque un próspero negocio de traslado de personas cerca del inicio del viaje ha acelerado el ritmo de la migración, un recuento de las Naciones Unidas muestra un número récord de personas que mueren en su trayecto hacia el norte.
Venezuela fue alguna vez uno de los países más ricos de América Latina, con una economía impulsada por los beneficios de sus vastas reservas de petróleo —las más grandes reservas comprobadas del mundo—, que sustentaban célebres universidades, un respetado sistema de salud pública y una clase media floreciente.
No obstante, la economía se desplomó a mediados de la década de 2010 debido a la mala gestión del sector petrolero por parte de un gobierno autoritario que afirma seguir ideales socialistas, liderado ahora por el presidente Nicolás Maduro. Las duras sanciones impuestas por Estados Unidos en 2019 agravaron la situación.
Durante años, los venezolanos han estado sobreviviendo a duras penas, tratando de alimentar a sus hijos con salarios miserables, viendo a miembros de la familia morir de enfermedades prevenibles, esperando durante horas en filas para comprar gasolina y poder ir al hospital o al mercado.
La afluencia de dólares en los últimos años ha ido a parar sobre todo a los bolsillos de los ricos y las personas con buenas conexiones.
Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, una organización sin fines de lucro, el salario promedio de un profesor o enfermero de una escuela pública es de unos 3 dólares al mes, el de un empleado del sector privado es de 160 dólares, y el costo mensual de alimentar a una familia de cuatro miembros es de 372 dólares.
Ahora muchos padres crían a niños que solo han conocido la crisis, e intentan con mucha dificultad simplemente poner comida en la mesa.
En nuestras conversaciones, muchos venezolanos dijeron que estaban dispuestos a correr enormes riesgos solo para encontrar al menos algo parecido a un refugio para sus familias.
“Cada día me hago más viejo y todavía no les he conseguido nada”, comentó Williams Añez, de 42 años, refiriéndose a sus cinco hijos. Añez, antiguo simpatizante del partido de Maduro, habló desde una ciudad del norte de Colombia que se ha convertido en punto de encuentro de los venezolanos que se dirigen a Estados Unidos. Cientos de miles de venezolanos han llegado a la frontera de Estados Unidos en los dos últimos años, como parte de una ola histórica de migrantes que se dirigen al norte en medio de crisis mundiales cada vez más intensas.
Sin embargo, Venezuela atraviesa una crisis económica y humanitaria desde hace casi una década.
¿Por qué tantas personas están yendo a Estados Unidos en este momento?
En el último año, hemos entrevistado a cientos de venezolanos que se dirigen a Estados Unidos. La respuesta corta es que la gente está agotada por tantos años de conflicto económico, y las políticas mundiales destinadas a cambiar la situación no han logrado mantenerlos en casa.
Al mismo tiempo, las redes sociales han popularizado la ruta hacia Estados Unidos, aunque un próspero negocio de traslado de personas cerca del inicio del viaje ha acelerado el ritmo de la migración, un recuento de las Naciones Unidas muestra un número récord de personas que mueren en su trayecto hacia el norte.
Venezuela fue alguna vez uno de los países más ricos de América Latina, con una economía impulsada por los beneficios de sus vastas reservas de petróleo —las más grandes reservas comprobadas del mundo—, que sustentaban célebres universidades, un respetado sistema de salud pública y una clase media floreciente.
No obstante, la economía se desplomó a mediados de la década de 2010 debido a la mala gestión del sector petrolero por parte de un gobierno autoritario que afirma seguir ideales socialistas, liderado ahora por el presidente Nicolás Maduro. Las duras sanciones impuestas por Estados Unidos en 2019 agravaron la situación.
Durante años, los venezolanos han estado sobreviviendo a duras penas, tratando de alimentar a sus hijos con salarios miserables, viendo a miembros de la familia morir de enfermedades prevenibles, esperando durante horas en filas para comprar gasolina y poder ir al hospital o al mercado.
La afluencia de dólares en los últimos años ha ido a parar sobre todo a los bolsillos de los ricos y las personas con buenas conexiones.
Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, una organización sin fines de lucro, el salario promedio de un profesor o enfermero de una escuela pública es de unos 3 dólares al mes, el de un empleado del sector privado es de 160 dólares, y el costo mensual de alimentar a una familia de cuatro miembros es de 372 dólares.
Ahora muchos padres crían a niños que solo han conocido la crisis, e intentan con mucha dificultad simplemente poner comida en la mesa.
En nuestras conversaciones, muchos venezolanos dijeron que estaban dispuestos a correr enormes riesgos solo para encontrar al menos algo parecido a un refugio para sus familias.
“Cada día me hago más viejo y todavía no les he conseguido nada”, comentó Williams Añez, de 42 años, refiriéndose a sus cinco hijos. Añez, antiguo simpatizante del partido de Maduro, habló desde una ciudad del norte de Colombia que se ha convertido en punto de encuentro de los venezolanos que se dirigen a Estados Unidos. ¿Cómo es el trayecto hacia Estados Unidos?
Los requisitos de visado hacen que muchos venezolanos no puedan simplemente tomar un vuelo.
En vez de eso, emprenden una agotadora ruta terrestre desde Caracas u otros puntos de origen, a pie, en autobús, tren y auto hasta la frontera sur de Estados Unidos.
Uno de los tramos más peligrosos es una selva llamada el Tapón del Darién, que conecta Sudamérica y Norteamérica.
En el pasado, la selva servía de barrera natural y dificultaba la migración hacia el norte. Pero en 2021, los haitianos que huían del caos en su país empezaron a cruzar la selva en grandes números. El año pasado, fueron superados por los venezolanos.
En la actualidad, los venezolanos son el grupo más numeroso que cruza el Darién, según las autoridades panameñas, seguidos de los ecuatorianos y personas de muchos otros países, como China, India y Afganistán. ¿Qué papel desempeña Estados Unidos en la debacle de Venezuela?
Estados Unidos intensificó las sanciones económicas contra Venezuela en 2019, entre ellas la prohibición de importar petróleo, tras acusar a Maduro de fraude en las últimas elecciones presidenciales. El objetivo era forzarlo a abandonar el poder.
Los expertos coinciden en que las sanciones perjudicaron a la industria petrolera del país. Pero están divididos sobre hasta qué punto el colapso económico también fue causado por la corrupción y la mala gestión del gobierno venezolano.
“Que estas sanciones sigan en vigor es un gran impedimento para que la economía venezolana pueda recuperarse”, afirmó Mariano de Alba, asesor principal de International Crisis Group. “No es el único factor”.
Francisco Rodríguez, investigador principal del Centro de Investigación Económica y Política, dijo que había encontrado que las sanciones y otras acciones de política exterior han desempeñado un papel central en la recesión económica del país desde 2012 y son un factor importante que impulsa el éxodo.
“Sin sanciones, Venezuela aún habría sufrido una crisis económica importante”, aseguró Rodríguez. “Pero jamás al nivel que hemos observado”. Venezolanos cruzan de México a Estados Unidos, el 5 de mayo de 2023. (Alejandro Cegarra/The New York Times). Un mercado callejero en Caracas, la capital venezolana, el 8 de enero de 2023. (Adriana Loureiro Fernandez/The New York Times).
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