Ramón de Souza Pereira, quien trabaja como conductor mediante aplicaciones en la ciudad brasileña de Goiânia, permanece internado en estado grave luego del fallido intento de suicidio que cometiera luego de asesinar a sus dos hijas, Miriele, de 8 años, y Cecília, de 4.
Los hechos ocurrieron el pasado lunes. Según informa el portal noticioso G1, De Souza desconfiaba de su compañera y le colocó un dispositivo de seguimiento en el auto, rastreo que le permitió sorprenderla esa tarde junto a otro hombre.
En ese momento, De Souza agredió a su pareja a puñetazos y puntapiés, mientras que el otro sujeto escapaba en moto. Luego, el hombre se llevó el auto de su esposa y fue a buscar a sus hijas a la escuela, algo que no solía hacer.
La cronología aportada por el citado medio señala que primero recogió a la niña de 4 años en un Centro Municipal de Educación Infantil, y luego buscó a la mayor en la escuela, situada tres cuadras más adelante. Ya con las niñas en el auto, se detuvo en un comercio y compró un cuchillo y un bidón de combustible. Después condujo hasta un descampado, donde se produjo el terrible desenlace.
Alrededor de las 5:45 pm, De Souza llamó por teléfono a su suegro, quien grabó toda la llamada.
Humberto Teófilo, comisario a cargo del caso, detalló que en la grabación se escuchaba con claridad a las niñas. “Pedían que no las matara”, dijo el uniformado. “Se las podía escuchar gritando, pidiendo ‘papá, no hagas eso’. Una de ellas hasta pidió para orinar, y él no se lo permitió”, narró.
Como forma de vengarse de su esposa, De Souza apuñaló a las niñas y luego incendió el auto con ellas adentro. Sobre las 20:00 horas, un granjero local encontró el vehículo incendiado y llamó a la policía.
Setenta agentes participaron en las batidas organizadas para dar con el filicida, quien fue localizado a las 15:30 del martes a orillas de una laguna, no lejos del lugar del crimen. El sujeto había intentado suicidarse y se encontraba en grave estado. Sin embargo, alcanzó a hablar con el comisario Teófilo y confesó el crimen.
El asesino fue internado en el área de cuidados intensivos del hospital Santo Antônio de Goiás, donde ingresó con heridas en la tráquea y el abdomen. Fue operado y se informó que su estado es grave, pero estable.
La entrega de los cuerpos de las niñas a la familia estaba prevista para este viernes.
El caso generó reacciones de repudio en la opinión púbica brasileña, país que presenta una elevada tasa de feminicidios.