El fiscal especializado en delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe, anunció oficialmente este martes en conferencia de prensa que los restos encontrados en el Batallón 14 el pasado 30 de julio de este año pertenecen al militante comunista Luis Eduardo Arigón, detenido desaparecido en 1977.
El anuncio contó con la presencia del ministro de Defensa Nacional, Armando Castaingdebat; la líder del equipo de antropología forense que trabaja en el lugar, Alicia Lusiardo; representantes de organizaciones de familiares de desaparecidos; el director del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Wilder Tayler; y la hija de Arigón, Sabina.
En su alocución, Sabina Arigón agradeció a quienes contribuyeron en el hallazgo y recordó a su padre. “Quería hablar para agradecer. Gracias a todos los que participaron en esta búsqueda desde hace 40 años”, comenzó.
En ese sentido, dio las gracias a su madre, Sara Barrocas, de 94 años, quien fue la primera en denunciar la desaparición de Arigón en 1986, causa por la que hay cuatro personas procesadas.
“Escuchaba hablar a la antropóloga [por Lusiardo] y no deja de sorprenderme la maldad, la cobardía con la que fueron tratadas estas personas. No hay otras palabras para decirlo”, expresó.
A continuación, planteó: “Se puede pensar de otra manera, pero hacer lo que les hicieron a estas personas es una vergüenza para todos nosotros”.
También agradeció a las organizaciones de familiares y dijo que, gracias a su trabajo e insistencia, las búsquedas siguen. Dio gracias, asimismo, al equipo de antropólogos y a Fiscalía por “la seriedad y el cuidado”.
“Agradecerles a todos los que siguen buscando y que no se cansan, a pesar de que hay gente que piensa que esto no existió o que esto es una mentira, como le dijeron a mi madre más de una vez”, sumó.
Luego, ante la pregunta de un periodista dio detalle de cómo recuerda a Luis Eduardo, detalló que a su padre “se lo llevaron por última vez cuando tenía 11 años”.
“El detalle que tengo es de un padre común y corriente. Trabajaba de tarde y de noche. Hacía asados los domingos, tocaba el violín, leía mucho y le gustaba escribir poesía”, rememoró.
“Tenía ideas muy claras por las que se jugó la vida, porque teniendo la posibilidad de irse no lo hizo”, añadió.