La organización de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos recibió la noticia de la identificación de los restos óseos hallados hace casi un año en el Batallón 14 de Toledo, que pertenecen a Amelia Sanjurjo Casal.
“Ha sido el trabajo en conjunto el que nos ha permitido poder arribar a la identificación de nuestra compañera en lo que ha sido un proceso lento y doloroso, pero que hoy finalmente nos permite llegar a la verdad de su nombre”, dijo en conferencia de prensa este martes Alba González, integrante del colectivo.
Así, agradeció el “trabajo incansable” de la Fiscalía Especializada en Crímenes de Lesa Humanidad, al equipo de búsqueda de la Institución Nacional de Derechos Humanos, al Grupo de Investigación en Antropología Forense y al Equipo Argentino de Antropología Forense.
“Era una mujer dulce, coqueta, cálida, distraída pero de gran temple. Así la describen quienes la conocieron”, manifestó González y agregó: “Paciente y tozuda, con su cabello alborotado y su hablar pausado”.
Al respecto, González sostuvo que Sanjurjo era “muy sacrificada” y recalcó que “dedicó su vida entera a su militancia y fue consecuente con ella hasta el final”. “Como militante era incomparable, cómo militaba ella: día y noche. No le importaba la hora que volviera a su casa. Así la recuerdan: militante de alma”, enfatizó.
De esta manera, recalcó que, tras la identificación, “Amelia vuelve a su casa, a su familia y a su pueblo”.
Sanjurjo trabajaba como empleada en una editorial y fue secuestrada el 7 de noviembre de 1977 en la calle en un operativo de la OCOA. Estuvo presa y fue torturada en La Tablada. Tenía 41 años cuando fue secuestrada, era militante del Partido Comunista y estaba embarazada de su primer hijo.
“Amelia estuvo secuestrada mucho tiempo. Incluso después de que se recuperaran sus restos sus victimarios continuaron secuestrándola. Cuánto más fácil hubiera sido todo si quienes tenían la información la entregaban. Quienes la torturaron y asesinaron, quienes la enterraron sabían que este cuerpo pertenecía a Amelia y, aun así, de forma cobarde decidieron continuar callando”, criticó la integrante de Madres y Familiares.
Al respecto, González insistió: “Hoy siguen callando. Siguen manteniendo a nuestros familiares secuestrados. Siguen ejerciendo su odio y su miedo”.
De esta manera, y a poco más de una semana de la Marcha del Silencio, el colectivo volvió a exigir “que digan dónde están”. “Un paso más cerca de la verdad reafirmamos nuestro compromiso eterno con la búsqueda de nuestros seres queridos por memoria, verdad y justicia”, concluyó González.