Las estafas telefónicas están a la orden del día y son un verdadero dolor de cabeza para las autoridades.
En un breve repaso,
pueden distinguirse tres categorías básicas, con innumerables variedades
casuísticas.
El cuento de la valija: alguien llama diciendo ser operario de un aeropuerto
(local o extranjero) y dice que un familiar o allegado de la víctima se encuentra
demorado por problemas con su equipaje, Se pide dinero para resolver ese problema.
El cuento de los billetes: esta estafa tiene como principales objetivos a
personas de avanzada edad: un estafador llama por teléfono, se hace pasar por
un familiar o allegado de la víctima y le dice que tiene que cambiar de
inmediato su dinero en efectivo. Los pretextos son varios: la entrada en vigor
de nuevo papel moneda, una devaluación, etc.. Tras lograr que la víctima le
crea, le dice que enviará a una persona (falso gestor, funcionario bancario,
contador, etc) a recoger el dinero, cosa que efectivamente sucede. Obviamente, nunca
más se vuelve a saber nada de esa plata.
El cuento del secuestro: más angustiante que los anteriores, suele comenzar con una llamada telefónica a horas impropias, con la intención de sorprender a la víctima con la guarda baja. En tono perentorio, el estafador asegura tener secuestrado a un familiar y exige la inmediata entrega de una suma de dinero. Por lo general, y al estilo de las películas policiales, se exige que el rescate sea llevado a un sitio cercano a la casa del damnificado. Si el estafador tiene suerte, la víctima actúa impulsada por el miedo y no verifica antes si el presunto secuestrado realmente lo está.
A estas modalidades se sumaría una que, si bien no es por completo nueva, no estaba en boga en nuestro país.
Así lo informó la abogada Daiana Abracinskas a través de su cuenta de Twitter.
“Una mujer agrega a un hombre por redes sociales, ella le pide el número y empiezan a mandarse fotos íntimas o videos. A posteriori el supuesto padre (de la mujer), desde el número de la mujer, amenaza, les dice que ella es menor y les pide dinero para no denunciarlo”, describió la profesional.
“Luego un supuesto policía llama para decir que ya está hecha la denuncia, que si pagan el dinero se deja sin efecto. Muchos ya cayeron y pagaron, otros por suerte consultan abogados y les comunicamos que es una nueva modalidad de ESTAFA. NO CAIGAN. Dicen ser argentinos y paraguayos”, detalló.
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