Hasta el momento, la Fiscalía ha escuchado a nueve personas que —cuando eran menores de edad— fueron remuneradas por el senador Gustavo Penadés a cambio de tener relaciones sexuales. Si bien hay dos declaraciones más, estas no se consideran denuncias porque en su testimonio narraron situaciones de terceros y no que ellos hayan vivido.
Una vez que la militante del Partido Nacional Romina Celeste Papasso denunció públicamente al legislador, comenzaron a surgir nuevos testimonios de adolescentes y jóvenes que afirmaron haber vivido situaciones similares a la que contó la nacionalista.
La fiscal de la causa, Alicia Ghione, comentó en el pedido de desafuero de Penadés que el denunciado hablaba con las víctimas de que era legislador e incluso en uno de los casos dio a entender que podía conseguirle una oportunidad laboral al joven.
En este sentido, uno de los jóvenes comentó ante el Ministerio Público que a su entender el senador “lo vio pobre”. “Me vio pobre y [por eso] me invitó a cenar”, indicó el denunciante, según pudo saber Montevideo Portal con fuentes del caso.
En otra oportunidad, otra víctima aseguró que lo había llevado a cenar a McDonald’s y luego habían ido a un hotel de alta rotatividad, en donde Penadés le pagó para tener relaciones sexuales. Justamente, la condición de pobreza y humildad es una de las características que une a todos los denunciantes.
Para la Fiscalía es vital que el proceso judicial marche lo más rápido posible, porque en un contexto de vulnerabilidad es muy común que las denuncias no se concreten ante la Justicia. Esto sucede por miedo o, incluso, por amenazas que puedan surgir.
Esto último también se relaciona con la insistencia que han mostrado Ghione y los abogados del Consultorio Jurídico de la Universidad de la República en que no es necesario —ni legal— que los abogados defensores de los acusados conozcan el nombre y los rasgos identitarios de las víctimas.