Por The New York Times | Rocío Gallegos, Simon Romero and Emiliano Rodríguez Mega

Fabiola Yépez, madre venezolana de 20 años, estaba refugiada bajo un puente en Ciudad Juárez, México, con su hijo pequeño cuando se enteró de la nueva orden ejecutiva del presidente Joe Biden que restringe la concesión de asilo.

A pesar de que el día anterior vio cómo, al otro lado de la frontera, soldados estadounidenses disparaban proyectiles no letales contra los migrantes, planeaba tratar de cruzar a Estados Unidos el miércoles, pocas horas después de que la orden entrara en vigor.

“Debo intentarlo, quizá no es como dicen, y no me regresan para atrás”, dijo Yépez. “Me dio miedo y luego con mi niño en brazos, es muy difícil todo”.

Tras la nueva orden, los migrantes dispersos a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México intentan comprender cómo los afectará esa medida, que es la política fronteriza más restrictiva instituida por Biden. La directiva permite que Estados Unidos cierre de manera temporal la frontera a los solicitantes de asilo cuando el promedio de siete días de cruces ilegales diarios alcance los 2500.

El miércoles, en algunos puntos de la frontera, parecía haber confusión sobre si la orden había entrado técnicamente en vigor y si los agentes fronterizos debían aplicarla. Los responsables de los refugios y los trabajadores humanitarios en México también se esforzaban por comprender sus implicaciones.

Juan Fierro García, director de El Buen Samaritano, un albergue para inmigrantes ubicado en Ciudad Juárez, justo al otro lado de la frontera con El Paso, dijo que la nueva política podría implicar una mayor presión para su centro y otros albergues locales si se rechaza a un gran número de personas migrantes.

Señaló que en la actualidad hay relativamente pocos migrantes en la ciudad, lo que refleja un fuerte descenso desde principios de año, resultado del aumento de las medidas coercitivas implementadas por México para alejar a las personas de la frontera y trasladarlas a otras regiones del país.

Fierro García dijo que, en su mayoría, los ocupantes de su albergue eran familias que llevaban meses esperando una entrevista con funcionarios estadounidenses de migración a través de CBP One, una aplicación utilizada para agendar citas de solicitud de asilo. Pero, a pesar de que el refugio solo albergaba a 55 personas en un espacio previsto para 280, Fierro García dijo que la comida estaba escaseando.

“No tenemos el alimento suficiente, no tenemos los medios necesarios para recibir a más personas por ahora”, dijo.

Algunas personas seguían entrando en Estados Unidos el miércoles por la mañana, lo que refleja las limitadas excepciones a las nuevas restricciones, incluidos los menores que cruzan la frontera solos, las víctimas de la trata de personas y quienes utilizan la aplicación CBP One. En algunos lugares tampoco estaba claro si la orden ejecutiva se iba a aplicar inmediatamente.

En Mexicali, al otro lado de la frontera con Calexico, California, más de una decena de migrantes, que podrían haber procedido de Haití y tenían cita con CBP One, pudieron cruzar hacia Estados Unidos el miércoles por la mañana. A otros, sin embargo, se les denegó la entrada.

Georgina Esquivel, de 40 años, vendedora de comida del estado mexicano de Morelos, dijo que no había oído hablar de la orden de Biden. Con la esperanza de solicitar asilo en Estados Unidos sin tener una cita con CBP One, Esquivel dijo que ella y su hija de 10 años, María, fueron rechazadas por los funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.

“Me voy a quedar aquí”, dijo Esquivel. “No sé ni qué hacer aún. No quiero regresar a Morelos, y tampoco me quiero quedar en Mexicali”.

En un centro de retención al aire libre, situado entre dos muros que separan Estados Unidos y México en el valle del río Tijuana, en San Diego, decenas de migrantes que habían cruzado la frontera el miércoles se reunieron y esperaron a que la Patrulla Fronteriza los recogiera para ser procesados.

“Ha sido como de costumbre, diría yo”, dijo Pedro Rios, director del American Friends Service Committee, una organización sin fines de lucro que ayuda a los migrantes y les proporciona comida y agua. Ríos dijo que el único cambio era que menos personas parecían estar cruzando el miércoles, en comparación con los días anteriores.

En El Paso, los operadores de los refugios dijeron que quizá sea demasiado pronto para ver un efecto concreto de la orden.

“Vamos a tener que darle la oportunidad de evolucionar”, dijo Ruben Garcia, director de Annunciation House, un sistema de refugios sin fines de lucro. “Estamos hablando de una orden que va a tener aspectos logísticos de aplicación. Así que tendremos que darles la oportunidad de ver cómo se lleva a cabo”.

García también hizo hincapié en que el número de migrantes en la frontera que esperan cruzar es extremadamente bajo en comparación con años anteriores, por lo que es menos probable que la orden tenga un gran impacto.

Expertos mexicanos en migración afirman que la orden ejecutiva de Biden es preocupante y podría poner en peligro a los solicitantes de asilo.

“Yo veo ecos de mecanismos que ya se intentaron en el pasado”, dijo Rafael Velásquez García, director para México del Comité Internacional de Rescate, una de las principales organizaciones de asistencia a refugiados del mundo. Señaló que acciones anteriores, como el Título 42, no lograron reducir la demanda de asilo, mejorar la capacidad de México para recibir migrantes o destinar recursos para aumentar las oportunidades en territorio mexicano.

“No le encuentro sentido”, agregó. “Simplemente no funciona”.

En cualquier caso, México tendría que lidiar con la peor parte de la medida, según los analistas. Las autoridades migratorias probablemente tendrían que atender a las personas devueltas por la frontera, deteniéndolas y enviándolas en autobús a estados distantes en un esfuerzo por cansarlas, dijo Eunice Rendón, coordinadora de Agenda Migrante, una coalición de grupos de defensa mexicanos.

“No sería ni seguro ni ordenado el flujo”, dijo Rendón. “Es todo lo contrario a lo ideal en la migración”.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, negó el miércoles que la orden ejecutiva crearía problemas para los funcionarios mexicanos, diciendo que su gobierno estaba ayudando a Estados Unidos a llegar a acuerdos con otros países para deportar a los migrantes directamente. No quedó claro a cuáles países se refería ni cómo ocurriría eso.

Algunos migrantes que lograron cruzar a Estados Unidos en los últimos días se mostraron sorprendidos por su suerte.

José Luis Posada, salvadoreño de 23 años, dijo que había cruzado el lunes cerca de Tijuana trepando por un muro fronterizo. Fue liberado el miércoles por agentes de la Patrulla Fronteriza en una parada de transporte público en San Diego.

“Es un milagro”, dijo Posada sobre el momento en que fue liberado. El miércoles ya se había enterado de la nueva orden ejecutiva de Biden.

“Dios sabe lo que está haciendo, y aquí estamos”, dijo.

Aline Corpus colaboró con reportería desde Mexicali, México, Jonathan Wolfe desde San Diego y Reyes Mata III desde El Paso.

Simon Romero

es corresponsal en Ciudad de México, y cubre México, Centroamérica y el Caribe. Se ha desempeñado como jefe del buró del Times en Brasil, jefe del buró andino y corresponsal internacional de energía. Más de Simon Romero.

Emiliano Rodríguez Mega es un investigador reportero del Times en Ciudad de México. Cubre México, Centroamérica y el Caribe. Más de Emiliano Rodríguez Mega

Aline Corpus colaboró con reportería desde Mexicali, México, Jonathan Wolfe desde San Diego y Reyes Mata III desde El Paso.