El viernes pasado la planta operada por la empresa Riogas fue ocupada durante un periodo de tiempo por el sindicato. “Luego de una extensa negociación, la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (FUECYS), el Sindicato Único de Trabajadores del Supergás (SUTS) y la Asociación de Trabajadores de Riogas (ATR) rechazaron firmar el convenio tripartito, esgrimiendo motivos que no comprendemos y que solo perjudican a Riogas y sus trabajadores”, dijo la empresa en un comunicado.

En esta línea, entre los “pretextos” esgrimidos para no llegar a la firma del convenio tripartito “está el supuesto despido de un funcionario” que “se ha dicho era de Riogas”, lo cual “no es verdadero”, afirmó en ese entonces la empresa. “Dicho funcionario trabajaba para una empresa fletera, la que lo desvinculó por notoria mala conducta, al amenazar gravemente a otro trabajador”, acota el texto publicado.

Al respecto, Montevideo Portal dialogó con Alejandra Puerto, dueña de la distribuidora de supergás. Ella explicó cómo fue el conflicto que llevó al despido de ese trabajador.

El empleado despedido tenía una conducta “impulsiva y agresiva” con su colega; así, el 29 de abril “llegó a la planta” y se dirigió hacia su compañero: “Lo increpó, lo insultó, lo empezó a pelear, le dijo que le iba a romper todo”, mientras que la otra persona “no hizo nada porque ni siquiera entendía lo que estaba pasando”, contó Puerto.

Entonces, el trabajador amenazado informó a la directora de la situación. Ella fue a hablar con el agresor al término de su jornada, pero él se negó. “Me dijo que no tenía tiempo para hablar conmigo, que no podía (…) y se fue”. Un día después, Puerto concurrió al lugar de trabajo “a ver si ya se había enfriado para poder conversar con él a ver qué había pasado” ya que ese tipo de conductas “no son admisibles”, subrayó.

No obstante, la respuesta que recibió fue negativa otra vez. “Mi postura con [el empleado amenazado] es y va a seguir siendo siempre la misma", le dijo el agresor, a lo que ella le respondió que no podía actuar de esa manera. “Me dijo ‘yo lo voy a amenazar cuando quiera, le voy a pegar cuando quiera, yo no lo amenazo, se lo digo en la cara como se lo dije ayer acá en la puerta de la planta que le voy a romper todos los huesos, se la voy a dar’. Ella reafirmó que él no podría trabajar más en la empresa si no cambiaba su tesitura y él replicó que no lo atacaría allí porque no es “tarado”, pero “que se la voy a dar, se la voy a dar”, manifestó.

“Al no querer reivindicar ese actuar que estaba teniendo termina en el desenlace de que no podía trabajar más porque me estaba diciendo que lo iba a moler al compañero”, dijo Puerto.

A esto se le suma que el trabajador amenazado realizó una denuncia policial, aunque la dueña de la distribuidora admitió desconocer en qué quedó ese aspecto porque “no lo siguió”.

Consultada respecto a por qué este funcionario increpó y amenazó con tanto ahínco a su compañero, Puerto recalcó: “Porque le tiene ganas hace tiempo y se la va a dar. Porque es un gil de mierda. Esas fueron las palabras que usó. Textual”. Ella dijo, además, que grabó las amenazas que este empleado hizo porque “tenía miedo de su reacción” hacia ella, a raíz de que lo había visto “muy desacatado, muy enojado”.

Finalmente, Puerto reconoció la reacción de conflicto tomada por el sindicato es “desmedida” y reconoció que le gustaría “entender” por qué se tomó esa postura, ya que se trata de conductas “no admisibles”. Al respecto, enfatizó en que el trabajador no solo no está sindicalizado, sino que no pertenece a Riogas, por lo que no comprende por qué se actuó de esa manera.