Una noche de febrero del año 1993, el chileno Adolfo Enrique Sandoval Farías sintió unas ganas incontenibles de fumar. O al menos eso debe haber creído Nelsy Osorio, su compañera, cuando le dijo que saldría a buscar cigarrillos. Adolfo salió de su casa en el barrio Máximo Abásolo, en la ciudad argentina de Comodoro Rivadavia, y nadie más supo de él. Hasta ahora.
En aquel entonces, Sandoval tenía 32 años y se desempeñaba como técnico electrónico en una empresa local de reparación de equipos de radio y TV. Su nombre formó parte de las listas de personas desaparecidas en la ciudad del sur argentino, hasta que el miércoles pasado fue localizado en la localidad de General Conesa, provincia de Río Negro, a 780 kilómetros del que fuera su hogar.
Daniela Millatruz, jefa de la División de Búsqueda de Personas de la Policía de Comodoro Rivadavia, fue quien dirigió la pesquisa que permitió cerrar el caso al cabo de tres décadas.
“Empezamos desde la División, en primera instancia, yo ingresé a mediados del mes de diciembre el año pasado, y aparte de los casos que vamos teniendo diariamente, también me puse a ver los expedientes antiguos. Entre ellos, estaba el de este ciudadano, Sandoval Farías. Empezamos a trabajar y a buscar información en el barrio Máximo Abásolo, información en la Comisaría Cuarta, que era la última comisaría de aquellos años en la cual se había radicado la denuncia”, explicó la uniformada en declaraciones al medio local ADN Sur.
Así, gracias a conversaciones con policías que habían investigado el caso en su momento y “a través de algunos sistemas que hoy tenemos en policía” fue posible “dar con un domicilio en General Conesa, de la misma persona con el mismo nombre”, señaló la investigadora.
Ese dato bastó para localizar al desaparecido que, una vez localizado, reconoció sin rodeos ser la persona buscada.
“Solamente teníamos el nombre, que era lo que coincidía, pero nada más. Fuimos de comisión y a los fines de entrevistarnos personalmente con él y ver si realmente era la persona buscada acá en Comodoro. Y cuando llegamos, nos presentamos y, hablando con él, comentándole una nota de los medios, refiere que sí, que era él la persona buscada, el técnico electrónico que había desaparecido de aquellos años”, recordó.
Durante la conversación con los policías que llegaron a su casa, el chileno relató lo sucedido en la época de su desaparición.
Según Millatruz, el hombre le dijo a su compañera que se iba, “se puso a su campera, tomó su documentación personal y se retiró. Y nunca más volvió a tener contacto, ni con ella ni con sus familiares, que son de República de Chile, él no ha tenido contacto nunca más con ninguno de sus familiares”.
“Cuando nosotros hablamos personalmente con él, estaba sorprendido, no sabía que él estaba desaparecido en Comodoro y consultaba quién había hecho la denuncia. Ahí es donde nos refiere que él le había dicho a su expareja que se iba, que se retiraba. Obviamente que no le dijo dónde”, señaló la uniformada.
En todo ese tiempo tampoco intentó comunicarse “ni brindar información de que estaba bien. Se ve que no era su intención. Eso es lo que nos dejó en claro a nosotros el miércoles, cuando estuvimos con él en General Conesa”, afirmó.
Ahora, las autoridades procuran dar con familiares del técnico de radio.
“Tengo entendido que la señora falleció hace unos años. Así que estamos trabajando para dar con los hijos de ella y poder terminar con esa historia de aquellos años”, dijo la investigadora.
Curiosamente, Adolfo no es el único desaparecido de la familia. Meses después de que este se ausentara de su hogar, en la ciudad desapareció un menor de 16 años que —según se supo más tarde— era hijo del chileno, y de quien tampoco volvió a saberse nada, según informara Crónica.