La interna del Partido Nacional venía con aguas calmadas hasta el momento en que el candidato Álvaro Delgado pronunció el nombre de Valeria Ripoll como su compañera de fórmula presidencial.
Los herreristas, que apoyaron la precandidatura de Laura Raffo, manifestaron entre ellos su disconformidad. Por un lado, entienden que la economista está más capacitada para ocupar el lugar de la exsindicalista. Por otro, sienten que haber descartado a Raffo de esa manera, cuando en las últimas semanas había habido sendas señales de que su nombre en la vice era un hecho, fue una deshonra.
Pero no solo los dirigentes que integran Sumar quedaron sorprendidos. También algunos legisladores que apoyan a Delgado se sintieron disgustados al conocer la decisión del candidato.
El coordinador de programa de Raffo, Francisco Faig, se expresó al respecto este lunes en su cuenta de X: “Asombrado, como percibo, muchísimos lo están. Los blancos tienen una convención. Nunca hay que subestimar la soberanía popular que ella expresa”.
Desde la vuelta a la democracia, siempre los nacionalistas han aprobado en la Convención del Partido Nacional la fórmula presidencial propuesta por el candidato más votado. Se entiende que es “mano” para decidir quién lo acompañará.
En caso de que el malestar lograra permear en los miembros de la convención, como sugirió Faig, se podría “bajar” el nombre de Ripoll. Para esto se requiere una mayoría simple, según la carta orgánica que rige a los blancos. En esa misma sesión, los convencionales podrían proponer un nombre y luego votarlo, lo que obligaría a Delgado a modificar la fórmula presidencial.
Sin embargo, fuentes nacionalistas dijeron a Montevideo Portal que entienden que esto no pasará porque hay un cierto consenso de que el que gana la interna elige con quién quiere dar batalla en lo que resta de la campaña electoral. Lo que sí esperan algunos blancos es que en la sesión de la convención los herreristas manifiesten su disconformidad con lo decidido por el candidato.
Una de las fuentes adelantó que habrá que esperar a saber si la fórmula “camina o no”. “En caso de que no marche bien, ahí puede haber un lío interno grande. Pero si el nombre de Valeria funciona, la polémica queda en la nada”, estimó.