¿Golpea al gobierno subir los precios de los combustibles cada mes?

No por previsible la decisión del gobierno de subir los precios de los combustibles se ahorró las críticas y la polémica, sobre todo de parte de políticos de la oposición, por lo que catalogaron de promesa de campaña incumplida e, incluso, “mentira”.

Desde el Poder Ejecutivo, el ministro de Industria Omar Paganini defendió una vez más el método de fijación de precios adoptado, atribuyó la suba al contexto internacional y aseguró que en los sucesivos ajustes al alza se ha intentado mantener las tarifas de la nafta y el gasoil siempre por debajo del precio de paridad de importación.

Pero, más allá de intenciones, ¿tiene esto un costo político para el gobierno de coalición?

Los analistas entienden que sí. El doctor en Ciencia Política Adolfo Garcé, docente e investigador en el Instituto de Ciencia Política de Udelar, opinó que los aumentos mensuales consecutivos golpean al gobierno de Luis Lacalle Pou y le “cuestan políticamente”, aunque “con un par de matices”. “Ligaron muy mal con la coyuntura de precios del petróleo. Y tenían que hacer un esfuerzo por darle transparencia al sistema porque pusieron mucho énfasis en estos temas durante la campaña”, señaló Garcé en diálogo con Montevideo Portal.

“La oposición tiene que controlar a muerte que los gobiernos cumplan lo que prometieron durante las campañas. Y los partidos deben tener cuidado con lo que prometen. La competencia política es la principal protección de la ciudadanía frente a la discrecionalidad de los gobiernos”, advirtió el politólogo.

Varias consultoras de opinión pública han advertido un efecto concreto de los aumentos de los precios de los combustibles en la valoración de la ciudadanía sobre el gobierno y el presidente. Una de ellas fue Equipos Consultores, que en agosto de 2021, cuando hubo una caída importante en la evaluación de la gestión -la aprobación había bajado de 55% a 47%, y la desaprobación había pasado de 28% a 32%-, señaló que coincidía con el primer anuncio de suba e interpretó que había impactado en las visiones sobre Lacalle.

Consultado por Montevideo Portal, el politólogo Ignacio Zuasnabar, director de Equipos, afirmó que, a pesar de esa primera consideración, luego no se volvieron a ver “afectaciones tan grandes en los nuevos aumentos”. En ese sentido, opinó: “No ha sido algo tan mecánico. Veremos qué sucede en las mediciones siguientes”.

Por su parte, la directora de Cifra, Mariana Pomiés, dijo que este nuevo aumento debe contextualizarse en una percepción de la población de que la situación económica es “compleja”, junto a una “preocupación creciente” por los precios de los productos y los salarios.

“Cualquier aumento de un elemento significativo como la nafta tiene su impacto. Si ese impacto es dramático o no va a depender de cómo responda el gobierno. Creo que han tenido en esta ocasión la preocupación o han decidido un aumento bastante menor de lo sugerido. Si bien a la gente le enoja, habría sido más dramático si hubiera sido un monto como el que pautaba la Ursea”, aclaró la especialista.

Más allá de eso, sostuvo que a la gente “no le importa si es razonable o si no tenían otra salida”. “Para la gente es un aumento, que implica un incremento en otros aspectos y eso genera enojo”, indicó en diálogo con Montevideo Portal.

Para Pomiés, la suba del precio de los combustibles impacta en la valoración del gobierno porque “afecta directamente a aquellos que se transportan”, a la vez que “tiene un impacto indirecto en otros insumos”.

“Creo que la gente aprendió que trasciende la nafta que cargás en el auto, entonces genera enojo. Históricamente atrás de esto vienen incrementos de otras cosas, explicadas por el aumento de combustible”, opinó, y en ese sentido apuntó: “Cuando nosotros hacemos investigación, de lo que más se queja la gente es lo que gasta en el almacén o en el supermercado. No se percibe rubro por rubro; la gente habla del conjunto: ‘Compro siempre lo mismo y cada vez gasto más’”.

Pomiés consideró que el gobierno “sabe” que los aumentos conllevan un costo político y por eso “trató de que fuera lo más pequeño posible”.

“Además es acumulativo. La gente no sabe de cuánto fue el aumento anterior, sino que aumentan. Tiene un costo político. Si es dramático o no depende de cómo lo manejen, pero costo tiene. Dentro de tres meses nadie se va a acordar de que subió un peso: aumentó y ya está. Eso el gobierno lo sabe y tiene su costo político”, concluyó.