Por Federico Pereira
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Desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania, en el seguimiento diario de los medios al conflicto que inició en la madrugada de ese 24 de febrero, se pudo observar en tiempo real el impacto económico de la guerra, no sólo en Europa del Este, sino en todo el mundo.
Con las consecuencias de las sanciones a Rusia por parte de Occidente, el constante enigma de qué lugar pasará a ocupar la venta de gas ruso en la geopolítica europea y el auge de los precios de los commodities, hay un fuerte foco en el golpe inmediato que tuvo la “operación militar especial” emprendida por orden del Kremlin.
Sin embargo, para el periodista argentino Ignacio Montes de Oca (@nachomdeo) , el riesgo mayor aguarda al futuro, cuando advierte que una “posible hambruna” podría asomarse “a partir de lo que está pasando”.
Según contó en entrevista con Montevideo Portal, al observar el aumento de los costos de las materias primas y en consecuencia de los productos manufacturados, la caída y crecimiento de algunas monedas, la inflación en los distintos países, el resultado “arroja que estamos ante una posible hambruna mundial”.
“De los 35 países de América, 19 son importadores netos de alimentos. Casos extremos como el de Cuba, donde es el 92 % o el de Venezuela, que tiene un 78 % de importación de alimentos, del total que consume su población. Colombia hoy está sufriendo una crisis bastante severa de aumento de precios. Lo que pasa es que acá, para entender lo que le decimos hambruna, hay que ver que no es un país que lo sufre, sino que las regiones de determinados países pueden empezar a experimentar una hambruna, por la suba de precios a raíz de la inflación mundial y porque esos precios hacen que sean inaccesibles para algunas sociedades”, explicó.
Para Montes de Oca, la situación económica global y su devenir puede “llegar a conducir y puede conducir a que en algunas zonas de Colombia y gran parte de Venezuela, empiecen a haber faltantes de alimentos”.
La razón, según dice, es sencilla: “No es que no estén disponibles, porque el problema no es de disponibilidad. La oferta de trigo es igual, porque en los stocks hay guardados, más la producción que se incrementó en algunas zonas, más lo que se consume. Indica que no debería haber hambruna. El problema es que los países no van a poder comprar o en algunas partes de la sociedad no van a poder pagar los precios a los que están esos bienes en el mercado”.
Para ilustrarlo, puso el ejemplo de la tortilla en México. “En las zonas pobres la harina de maíz representa hasta un 30 % del presupuesto familiar. Si aumenta un 10 % es menos la cantidad de nutrientes que pueden comprar, con idéntica cantidad de sueldo”.
“Esto en América Latina puede ser grave, ahora, es gravísimo en algunos países como Sudan del Sur, como Eritrea, como Etiopía, en donde el 80 % de lo que se consume es importado, pero de ese 80 %, cerca del 70 % procede de ayuda humanitaria. Acá está el problema. Es hasta qué punto el sistema internacional de asistencia puede subsanar el faltante de alimentos en los países que no puedan comprarlos, eso es lo que yo le llamo un riesgo de hambruna. Cuando el dinero no alcance, cuando estén los alimentos y no haya cómo comprarlos, el sistema internacional no puede hacer frente a la crisis que se le viene encima”, aseveró el periodista.
A esto se suma otro problema, explicó: las monedas. Recalcó que una divsa como la uruguaya “está relativamente fuerte en relación al dólar y al euro” por lo que “se sostuvo”, pero que en países como Colombia, la moneda ya se depreció un 14 %.
“Los aumentos en los alimentos ya representan un 34 %, vos sumas ese 14 % y te das cuenta que la capacidad de los colombianos para acceder a los alimentos siendo que importan la mitad de lo que consumen, se reduce muchísimo. Cuando tu moneda es más débil, tenés menos capacidad de comprar alimentos”, dijo.
Además de todo lo mencionado, agrega otro factor a la ecuación, el transporte. Un problema que según sostiene no es tan grave en un país chico como el nuestro, caracterizado por las cortas distancias y la accesibilidad del terreno. “En países más grandes, como Egipto o Sudán, donde las diferencias son bastante más notorias, aumenta todavía más el valor, más allá de la inflación. Vos tenés que tomar la inflación de alimentos más la de los combustibles, más tu moneda devaluada, más el costo del flete en sí”, expresó.
“El problema empezó con la pandemia, cuando el sistema internacional se trastocó, cayó la producción, por los encierros y todo lo demás. En ese momento, un conteiner salía 2.000 dólares; hoy sale 14.000. Entonces vos le vas sumando valores a lo que cuesta una tonelada de trigo y te das cuenta que si bien a vos te la pueden vender en un mercado a 10 dólares, cuando llega a tu país, cuando llega a tu casa, se multiplicó al doble o al triple. Depende la distancia que vos tengas que recorrer y las circunstancias que atraviesa la economía de tu país, el valor de tu moneda, entre otras cosas”, agregó.
El analista manifestó que este “problema de hambruna” ante el cual estamos se va a manifestar “de manera muy fuerte” en “algunas zonas de la sociedad de todos los países” porque “la guerra nos está empezando a pegar en lugares en donde no pensamos y cuanto más se tarde peor”.
Volviendo a citar a Uruguay, se refirió al stock de trigo, maíz y carne —entre otros productos— guardado para la venta. “Puede durar 3, 4 o 6 meses, hasta un año y medio, en el caso de algunos granos. Ahora estamos consumiendo el stock previo a la guerra. ¿Qué pasa cuando se acabe ese stock? ¿Qué va a suceder con los países? Porque todavía estamos paliando la emergencia con el remanente del que tapan lo que ahora Ucrania y Rusia no están entregando. Es ahí donde va a ser el problema”, aseguró.
Según explicó, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida por sus siglas en inglés) estableció algunos plazos en países como Somalia o Afganistán, donde dice que la situación de acá a tres meses va a ser “un problema grave” o como Haití y Honduras, a causa de las sequías que se viven allí. “De acá a fin de año tiene que haber una situación de emergencia alimentaria grave en diversos puntos del planeta”, auguró.
Detrás de la guerra que se vive en Ucrania, se está desarrollando un problema alimentario global que comenzó con la pandemia en 2019 y que se volvió apremiante con el inicio de la invasión rusa. Hablemos del hambre, de su origen y de sus consecuencias. Sale hilo urgente pic.twitter.com/UNaLSB8ohh
— Nacho Montes de Oca (@nachomdeo) April 28, 2022
Y en el medio de todo, la pelea de fondo
“El otro factor es que hay una competencia entre Occidente y Rusia con sus aliados, con Rusia y China por el control de la periferia y el control de los recursos”, dijo Montes de Oca, añadiendo otro ítem a la ya larga lista de problemas que acarrean la situación que prevé. El periodista ve en diversos hechos, como la visita a Colombia, Brasil y Argentina de la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, la general Laura Richardson, como un ejemplo de un asentamiento de bases diplomáticas para “cortar lazos entre Oriente y los países de América Latina”. En el caso de África, dijo, sucede algo similar.
“Es un escenario muy similar al de la Guerra Fría, en donde la hambruna, la pobreza, es motivo para que se enfrenten los bloques de los países centrales por el control de los recursos naturales de la periferia”, afirmó. El tablero perfecto para que se extienda el problema a otras regiones.
“Venezuela tiene la mayor reserva de petróleo del mundo, un petróleo que no es el de mejor calidad, pero perfectamente serviría para cubrir algunos faltantes rusos. Es la mejor oportunidad para empezar a hacer una política diplomática más agresiva o para apoyar a grupos que, en el caso de que Maduro no quiera aflojar, lo desalojen a través de un conflicto. Esos son los miedos que a mí me dan este tipo de situaciones”, comentó.
Sobre las sanciones de Occidente a Rusia, el analista dijo que existe la posibilidad de nuevas medidas contra las empresas de países terceros que comercien con el gigante euroasiático. “Es viable desde el momento que lo hicieron con Cuba, durante muchos años; lo hicieron con Irán. Entonces vos decis, funciona. Y si, funcionó a la perfección”, sostuvo.
Y agregó: “Es una medida tremenda, pero además es una medida que podría terminar de delinear la posición de China”.
Al hablar de ese país, el periodista puso el ejemplo de los celulares y su “enorme” mercado. “China produce componentes del Iphone, inclusive el Iphone. Con solo venderle 10 celulares a Rusia, se perdería un mercado enorme de, vamos a suponer, unos 3.000 millones de dólares. Los pierde, solamente por alinearse políticamente con Rusia”, dijo.
“Además (en caso que China no se alinease con Moscú), le provocaría a Rusia un cuello de botella del que no podría tercerizar las ventas que hace de sus materias primas, a través de China. Una de las noticias que llegan, es que a través de Shanghái están enviando materia prima que después China vende como propia. Eso ya no lo podrían hacer, entonces el efecto que tendría es que terminaría de cerrarles la cadena alternativa y solamente les dejaría el contrabando. ¿Cuál es el problema del contrabando? Que esto ya lo vivieron durante la época de la Unión Soviética”, agregó.
Putin, ¿contra las cuerdas?
Yendo al terreno de la geopolítica, Montes de Oca dijo que Vladimir Putin, el presidente ruso, tiene que tenerle miedo a dos cosas: una insurrección y una crisis económica tal que le impida sostener la guerra.
“Una insurrección, a causa de un deterioro acelerado de las condiciones económicas que saque a los rusos a la calle. Es muy temprano para que se sientan las consecuencias totales del bloqueo, todavía le quedan algunas reservas, algunos stocks de alimentos y de bienes industriales; pero ese sería el primer factor”, afirmó.
“El segundo sería que a causa de la crisis económica y la imposibilidad de poder reponer material útil en el frente como para sostener la maquinaria de guerra funcionando, sean los propios militares, la última guardia que lo respalda para sostenerse en el poder, que decidan que tiene que irse. No nos olvidemos de la insurrección que sacó a Boris Yeltsin (antecesor de Putin). El asalto al Parlamento ruso, con los tanques, eso fue un sector del ejército”, ahondó.
“Son los dos factores que podrían sacar a Putin del poder. Que en mi opinión es lo único que de momento podría parar la guerra además de una derrota catastrófica, tercer factor que lo podría terminar de liquidar y ya lo obligaría a salir. Porque ya no tendría sentido, como le pasó al Zar Nicolás cuando perdió la primera guerra mundial, tuvo que retirarse y no se lo perdonaron”, agregó.
Porque, hay una cosa clara, según recalcó: “Rusia no cree en los líderes perdedores, nadie se sostiene en Rusia después de perder una guerra o batalla importante”.
El otro aspecto a cotejar es el arma más importante que ha tenido Rusia a lo largo de su historia bélica, su inmensidad numérica. Montes de Oca explicó que para poder hacer una movilización general de su población para reclutar fuerzas para una guerra más masiva, primero se tendría que quitar la etiqueta de “operación especial” y blanquear hacia adentro que Rusia está en guerra.
“El esfuerzo económico sería mucho mayor, porque tenés que sostener mucha mayor cantidad de tropas, con mayor cantidad de municiones, con mayor cantidad de combustible. Pero además, llevarías la guerra a los hogares rusos. No solamente cuando vuelven los muertos y los heridos, sino que deberías dejar de mentirles que se trata de una operación militar exitosa y deberías mostrarles que se trata de una carnicería, de un conflicto realmente muy duro”, comentó el experto.
“Exponerse a revelar que se trata de una guerra y no de una operación militar exitosa tiene un inconveniente interno muy fuerte, porque podría acelerar los tiempos de desprestigio de Putin y acelerar su caída en caso de que no consiga su objetivo”, concluyó el periodista argentino, advirtiendo que, de pasar a esa etapa del conflicto, Rusia podría enfrentarse con un nuevo Afganistán, la guerra que precipitó la caída del titán soviético.
El ministro de Relaciones Ruso volvió a advertir sobre una Tercera Guerra Mundial y la paranoia se dispersó en el mundo. No obstante, parece mas un pedido para encauzar el conflicto a una negociación que otra alarma más lanzada desde Rusia. Veamos porqué pic.twitter.com/lbS3ObyOxt
— Nacho Montes de Oca (@nachomdeo) April 26, 2022
Por Federico Pereira
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