La decisión adoptada por la dirección de Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC) de comenzar a importar desde Argentina latas de las marcas Norteña y Pilsen dejó al descubierto una preocupación existente desde hace un tiempo en la industria nacional, en particular en la vinculada a la producción de alimentos y bebidas por la brecha de precios entre Uruguay y el país vecino.
En diálogo con Montevideo Portal, el presidente de la Cámara Industrial de Alimentos (Ciali), Juan Pedro Flores, recordó en primer término que “desde la pandemia, al estar cerradas las fronteras, no solo de personas sino de productos” la industria nacional respondió.
“En la pandemia bien que nos utilizaron, en el buen sentido de la palabra. Le dimos la posibilidad al Gobierno de estar en canasta y abastecer todo el mercado para que la gente no se quedara sin productos. Después de ahí le venimos pidiendo al Gobierno alguna solución o apoyo. Se abrieron las fronteras, y solo con viajar notás que, no solo en los productos de alimentación, en cosmética, bebida y todo lo demás, los precios son irrisorios”, dijo Flores, que reconoció que tanto en esta como en la anterior administración la industria fue escuchada, pero cuestionó la falta de medidas concretas.
Flores, que se desempeña como gerente comercial de El Trigal, relató a Montevideo Portal que las industrias en Uruguay que se han podido mantener “por precio, calidad, servicio y eficiencia”, en la actualidad, no están compitiendo en igualdad de condiciones.
“No pretendemos proteccionismo o una sustitución [de importaciones]. Queremos igualdad de condiciones. Hoy traés un producto que viene de Argentina o de Brasil, y con el tema de los octógonos [etiquetado frontal de alimentos] se han tomado medidas, pero no se controla. En las góndolas estamos llenos de productos importados legalmente que no cumplen mucho con las normas, y los que cumplen tenés una diferencia de entre un 30% y 40%” en el precio, afirmó el ejecutivo.
En esta línea, Flores ejemplificó que unas galletitas surtidas de 300 gramos en Uruguay tienen un costo de $ 130 al público, mientras que las traídas desde Argentina, de 400 gramos, cuestan entre $ 80 y $ 90.
“En general, la industria nuestra está sobreviviendo. Hay empresas que se están yendo a producir a Argentina, Paraguay o Brasil. Yo soy el primero que está cotizando productos en Argentina para traerlos con la marca El Trigal a Uruguay. No puedo competir con los costos que tenemos en Uruguay”, afirmó.
Flores explicó que en el sector alimentación hay unos 40.000 puestos de trabajo, y, en el caso de la Ciali, hay entre 14.000 y 18.000, “pero cada vez van a ser menos”.
“Es imposible competir con un país que viajás y ves gente con maletines comprando galletas, aceite, fideos. Acá medio kilo de fideos está a $ 80 y allá a $ 25. Al cambio oficial, no blue, igual está barato. Las empresas industriales de alimentos dimos una muy buena mano en la pandemia porque abastecimos el mercado, pusimos turnos extras. Bancamos hasta gente trabajando con peligro de contagio para abastecer los mercados y en Uruguay no faltó ningún producto. Ahora, en este momento, las compras estatales [de alimentos] son importadas. No hacen diferencia prácticamente, buscan el precio”, afirmó Flores.
Y concluyó: “A eso hay que sumarle el contrabando informal. Estamos viviendo una dificultad. Si el Gobierno no interviene y equipara las condiciones comerciales, corre peligro la industria de alimentos de tener que desmantelarse e ir a fabricar a otros países. Habría que convertirse en meros importadores. Lamentablemente, producir en Uruguay en la situación de Argentina y de Brasil es difícil. Estamos en un tsunami, ahogándonos. Necesitamos una política de Estado que dé una mano a todas las industrias nacionales que están compitiendo con Argentina”.