Antony Blinken cree que la solidaridad británica con Ucrania se debe al recuerdo de un pasado similar: las huellas del Blitz, los bombardeos alemanes en suelo británico durante la Segunda Guerra Mundial, siguen muy presentes.
Richard J. Evans, historiador británico y especialista en ese período del siglo XX, establece, en declaraciones al periódico lisboeta Expresso, un paralelismo entre ambas hechos, separados por ochenta años, explica las similitudes y señala las diferencias.
El primer día de la invasión rusa, el 24 de febrero, Boris Johnson aseguró que “no haría la vista gorda” ante los ataques “bárbaros” ordenados por el Kremlin. El líder del Gobierno británico no dudó ante la “invasión generalizada por tierra, mar y aire” y amenazó puntualmente con proceder con un “masivo paquete” de sanciones para asfixiar la economía rusa. En los días siguientes, los frecuentes contactos con Volodymyr Zelensky fortalecieron las relaciones entre Ucrania y el Reino Unido. Desde los escenarios donde actuó hasta la Cámara de los Comunes, la figura que encarna la resistencia ucraniana fue llevada a hablar ante los parlamentarios británicos, citando a Shakespeare y Churchill y provocando una ovación colectiva.
La movilización británica tiene razón, según Antony Blinken, secretario de Estado de EE.UU., que comparó el bombardeo de ciudades ucranianas con el “Blitz” que tuvo como objetivo el Reino Unido: “Creo que una de las razones por las que estamos viendo gran apoyo del pueblo británico es que pasaron por algo similar, el desgarrador “Blitz” durante la Segunda Guerra Mundial, que infligió un sufrimiento colosal al pueblo, matando a más de 60.000 civiles británicos e hiriendo a 86.000 más”.
Junto a la secretaria de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, en el Departamento de Estado en Washington, Blinken recurrió a la memoria colectiva: “Es imposible ver las imágenes de las personas que buscan refugio en el metro de Kiev en 2022 y no pensar en los que se refugiaron en el metro de Londres en los años 40”. El coraje, la determinación compasiva que mostró Gran Bretaña hace ocho décadas y que inspiró al mundo, es exactamente lo que vemos hoy en el pueblo de Ucrania, por lo que debemos apoyarlo”.
En un momento en que la mayor parte de Europa ya había sido derrotada por el régimen nazi de Alemania, a través de la estrategia "Blitzkrieg" – guerra relámpago que se iniciaba con intensos bombardeos aéreos localizados y seguía con veloces acciones en tierra- el “Blitz”, de 1940 y 1941, se convirtió en un evento de gran trascendencia para el Reino Unido. Gran Bretaña ya le había declarado la guerra a Alemania tras la invasión de Polonia en 1939 -esto tras la anexión de Austria y Checoslovaquia-, pero los germanos ya habían doblegado a Holanda, Bélgica, Francia y Noruega y parecían lanzados hacia un inexorable dominio de Europa.
Poner a prueba los límites del espíritu de un pueblo
El historiador británico Richard John Evans cree que se puede trazar un paralelo: “Tanto los alemanes en 1940 como los rusos en 2022 están bombardeando ciudades para desmoralizar y atacar el espíritu de sus habitantes. Sin duda, el espíritu de los londinenses durante el “Blitz” puede ser una inspiración para los ucranianos actuales bajo fuego”. En declaraciones al citado periódico, el especialista en historia de la Segunda Guerra Mundial y autor de la “Trilogía del Tercer Reich” admite, por otro lado, que hay “muchas diferencias” entre los dos hechos históricos. “Los rusos ya invadieron Ucrania, los alemanes, en 1940, intentaban abrir el camino a una invasión que, al final, nunca se produjo”, recuerda Richard J. Evans.
Además, responde el profesor de historia de la Universidad de Cambridge, “los bombardeos rusos se realizan principalmente desde tierra; el alemán se llevó a cabo en el aire, lo que también contribuyó a su derrota, porque los alemanes nunca lograron el dominio de los cielos y no tenían una flota efectiva de bombarderos pesados”.
Fortalecer el sentido de pertenencia frente a un “enemigo implacable”
La metralla del “Blitz” nunca se ha borrado de la memoria colectiva -o cultural- de los británicos, “aunque la gran mayoría de los británicos ni siquiera habían nacido cuando ocurrió” y por eso están hoy “menos presentes y menos más influyentes que hace 30 o 40 años”, reconoce el historiador. En la perspectiva de Richard J. Evans, la tenacidad y la resistencia ucraniana también pueden profundizarse por la “crueldad” de los ataques “deliberados” contra civiles, como los que tuvieron lugar el miércoles, contra una maternidad y un hospital pediátrico en Mariupol.
“Ambos fortalecen un sentido de nacionalidad frente a la embestida de un enemigo implacable. De hecho, el espíritu nacional de los ucranianos parece ser tan poderoso que se están produciendo manifestaciones antirrusas incluso en ciudades como Mariupol, que los rusos ocuparon una vez”. Y, de nuevo, el historiador ilustra las diferencias en la igualdad que la guerra siempre promueve: “Un gran número de mujeres y niños ucranianos están huyendo del país. Esto simplemente no era posible para los británicos en 1940, ya que Gran Bretaña es un conjunto de islas y los alemanes nunca la ocuparon. En Gran Bretaña, como en Alemania, los niños fueron llevados de las ciudades al campo durante la guerra, pero esto fue planeado de antemano por los respectivos gobiernos, mientras que el éxodo ucraniano es espontáneo”.