La precipitación económica de Evergrande Group, el segundo promotor inmobiliario más grande de China, hizo, hace cerca de un año, que una pregunta se fuera gestando en las bocas de miles de analistas alrededor del mundo: ¿China, el gigante que no para de crecer, puede llegar a sufrir una crisis económica?
La pregunta sigue aún sin responderse. Las posturas son varias. Están los que apuntan que Evergrande puede pasar a ser el “Lehman Brothers chino” y generar una crisis del nivel de la que Estados Unidos y Occidente sufrió en 2008 a raíz de un efecto dominó que surgió del mercado hipotecario e inmobiliario y se extendió rápidamente al bursátil y financiero. Por otro lado, los que señalan a los índices de crecimiento de China y muestran que, si bien hay una ralentización, China sigue siendo ese gigante.
Lo que no hay dudas es que el dragón de oriente está herido, que no crece como antes y que la crisis que vive el sector inmobiliario, uno de los principales motores de su economía, no es el único que ha recibido.
¿Se puede hablar de crisis?
“La recuperación de China podría desacelerarse, en parte debido a los problemas inmobiliarios no resueltos, que acarrean efectos de contagio transfronterizos negativos. Las tensiones por sobreendeudamiento soberano podrían propagarse a un grupo más amplio de economías. Por el lado positivo, la inflación podría disminuir más rápidamente de lo previsto, reduciendo así la necesidad de una política monetaria más restrictiva y la demanda interna podría otra vez demostrar ser más resiliente”, expresó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en julio de 2023 en relación a la situación actual china en su informe sobre las perspectivas de la economía mundial.
Este organismo le da China una proyección de crecimiento del 5,2% para el 2023. “Entonces, la pregunta es si realmente estamos hablando de una crisis económica de un país que se prevé esas tasas de crecimiento. En ese sentido me parece bastante difícil hablar de una crisis económica cuando tenés un país que crece así”, opina Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU), en entrevista con Montevideo Portal, y agrega que, según el FMI, China este año va a aplicar el 34,9% del crecimiento del PBI mundial, a pesar de su situación actual.
“Lo que si se está observando es una desaceleración china que todavía arrastra la dificultad de salir de la crisis a la que entró por el covid y por la política del ‘covid cero’; relegó tanto la vuelta a la normalidad que tuvo que salir de esa crisis no solo por el fenómeno externo, sino con un apoyo muy grande del Estado”, apunta el académico.
Tal como indica Bartesghi, ese apoyo del estado viene desde hace tiempo atrás y es el que ha llevado también a esta crisis inmobiliaria —que a su entender aún no termina de “desbalanzarse”— debido a la política de respaldo estatal al sector que se tradujo en subsidios a empresas como Evergrande. De hecho, según indica el canal de Youtube especializado Visual Economik, para evitar el impacto que la crisis de 2008 golpeara su economía como pasó con los países de Occidente, China apuntó a potenciar aún más el ya creciente sector inmobiliario, impulsando créditos para la construcción de vivienda, reduciendo los tipos de interés y dando ayudas fiscales al desarrollo y a la industria inmobiliaria.
Bartesaghi afirma que esta política de intervención estatal apuntó también a “salir de forma más pronunciada de la crisis que se generó por la política del covid cero” que “tuvo un efecto brutal en la economía china”. El experto sostiene que, a pesar de este rol, en sus planes quinquenales Pekín tiene como uno de sus objetivos “tener una menor intervención del Estado en el desarrollo económico”, además de “depender menos de las exportaciones” —o sea, potenciar el consumo interno—, “tener una mayor economía de servicios” y “seguir escalando en tecnología”.
Un ejemplo similar a lo que sucedió con empresas como Evergrande en materia subsidiaria es lo que actualmente pasa en el mercado de los autos eléctricos, en el que China es el principal productor mundial. “Se fomentó, a través del Estado, una producción mayor a la capacidad de venta o de consumo interno; un fenómeno parecido al que vemos con la crisis inmobiliaria”, dice Bartesaghi, señalando como ejemplo los miles de “torres vacías” que se pueden ver en las megaciudades chinas.
“Un monstruo de estos que caiga [como el caso de Evergrande] genera por supuesto un efecto arrastre muy fuerte en otros sectores. [Dado que] podría generarse un efecto de falta de confianza. Pero el Estado hasta ahora ha demostrado la capacidad para frenar este problema, que no es nuevo, lo venimos viendo hace ya mucho tiempo. Lo que pasa es que con el boom inmobiliario, la construcción excesiva, el sobreendeudamiento y después tener los edificios vacíos, ahí evidentemente que van a tener en algún momento un problema económico, porque no hay forma de recuperar la inversión realizada”, puntualiza Bartesaghi, que añade que la explosión de la vivienda debe entenderse con la planificación estatal de crear nuevas ciudades en zonas menos pobladas para favorecer la migración interna.
“Entonces ese es el punto, de esta crisis, si se sale, se sale con apoyo del Gobierno, que verá cómo maneja el endeudamiento del sector inmobiliario y cómo eso lo ajusta a la realidad de la demanda de la población china”, agrega el académico.
Consultado sobre si China puede costear una medida similar a la que tomó en el 2008 y los años posteriores, Bartesaghi apunta: “Si claro, lo que pasa es que a la vez se le juntan muchísimos otros temas que son los que estamos hablando recién. China viene de muchísimos golpes vinculados a la pandemia, a su política del covid cero, asociados estructuralmente a los cambios de su transformación económica y viene de un enfrentamiento comercial y geopolítico con EE.UU. que por supuesto que la está golpeando. Es una confluencia de temas”.
Sin embargo, ante esto remarca que “China tiene mucha espalda financiera y tiene mecanismos para afrontar las crisis”.
Batería de estímulos
El 1° de setiembre, Pekín anunció una batería de medidas de estímulo para reforzar su economía, estabilizar el yuan y combatir los embates de la crisis inmobiliaria. Según informó CNN, en un movimiento coordinado del sector bancario chino se anunció que los primeros compradores de viviendas verán una reducción del 20% de sus hipotecas, mientras que para los que adquieran una segunda casa será del 30%. Además, las tasas de interés en las nuevas hipotecas se recortarán cerca de un 40%.
China es actualmente uno de los países con mayores costos de vivienda, a pesar de la sobreoferta existente. “¿Quién puede costear esas viviendas? Llega un momento que el equilibrio, el precio de esas viviendas, ya no justifica, más allá de que tengas más capacidad de consumo. Entonces si vos no vendés lo que estás construyendo estás generando esa crisis inmobiliaria por construcción excesiva y con sobrendeudamiento”, apunta Bartesaghi.
Por otro lado, según CNN, el Banco Popular de China —su banco central— permitirá reducir del 6 al 4% la cantidad de moneda extranjera que los bancos deben mantener como reserva en sus depósitos de divisas. El Gobierno también anunció que duplicará las exenciones fiscales en los costos de ciudado y educación de niños, así como aumentará la desgravación fiscal en materia de cuidado de ancianos.